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LA ATMOSFERA DE MEDIOCRIDAD


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  577 Palabras (3 Páginas)  •  149 Visitas

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LA ATMÓSFERA DE MEDIOCRIDAD

Por: Jacinto Almeida Suarez

Los ecuatorianos crecimos con el “más o menos” y podemos liberarnos, a no ser que cambiemos de actitud frente a la vida. No deseamos o quisiéramos que nuestros hijos sean más o menos, o crezcan en condiciones de más o menos como nosotros.

Si le preguntan a usted, ¿cómo ésta?, la respuesta es más o menos; ni tan bien ni tan malas, como cuando tú eras pobre. Saber cómo le va en el trabajo o le fue en el examen, se responde más o menos. Es decir, ni frio ni caliente, ni de sal ni de dulce, ni bien ni mal, ni tan bueno ni tan, malo. Este más o menos, en pocas palabras, está más cerca de la mediocridad, que no sólo pensamos, sino que somos, actuamos y hablamos más o menos. Por eso tenemos un país que ni se hunde, ni despega. Los educadores queremos que nuestros estudiantes no sean más o menos, una más del montón, que no se destaquen ni brillen en nada, que vivan por vivir sin entusiasmo y energía positiva.

LA MEDIOCRIDAD, se define como una ausencia de características personales que permiten distinguir al individuo en su sociedad.

La personalidad individual comienza en el punto preciso, donde cada uno se diferencia de los demás. En la historia de la sociedad, sólo vive el que deja rastros, huellas en la cosas o en los espíritus; es decir, trasciende.

La vida vale por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. Muchos nacen; pocos viven a plenitud. El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no engendra; pero en cambio custodia celosamente sus prejuicios y dogmas acumulados en siglos.

El hombre sabe por su saber y la cultura es la más honda fuente de la virtud. El médico y filósofo argentino José Ingenieros (1877-1925), en sus libros el hombre mediocre, Fuerzas Morales nos habla del aurea mediocritas. Sin los mediocres no habría estabilidad de la sociedad; pero sin los superiores no puede concebirse el progreso. Este filósofo manifiesta que sobresalir es incomodar; las medianías se creen insuperables y no se resignan a celebrar el mérito de quienes les desengaña. Admirar a otros es un suplicio para los que en vano desean ser admirados. El anhelo de acrecentar los propios méritos obliga a vivir en guardia contra infinitos enemigos imperceptibles. Pues la envidia misma muere con el hombre que la provoca. Tener ideales es vivir pensando en el futuro, sin acomodarse a los favores inmerecidos que nos dan los demás.

Debemos valorizar el tiempo, ya que cada hora, cada minuto, debe ser sabiamente aprovechado en el tiempo o en el placer. La Juventud que no sabe trabajar es tan desgraciada como la que no sabe divertirse. Todo instante perdido lo está para siempre. El tiempo es lo único irreparable y por el valor que le atribuyen puede medirse el mérito de los hombres. Los perezosos viven asqueados

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