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LA CERILLERA


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  3.536 Palabras (15 Páginas)  •  218 Visitas

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La Cerillera

Autor del cuento: Hans Christian Andersen

Adaptación teatral: José Luis Marqués Lledó

Escena I

Sale al escenario el narrador o narradora, parece que lee un libro o un periódico y está entusiasmado con la lectura. Muestra un rostro lleno de felicidad. De repente, levanta la cabeza y mostrando una cierta sorpresa, se encuentra con el público. Le ilumina solamente un foco o cañón de luz; el resto del escenario debe permanecer en penumbra. En esa penumbra estarán los personajes que ambientan le primera escena, sin moverse, como paralizados.

Narrador: Hombre, ¿Están ustedes aquí? Pues me alegro mucho, Ante todo, ¡FELICES NAVIDADES!. Venía observando, en este periódico, los anuncios navideños, y me alegro mucho por haberles encontrado, pues nadie mejor que ustedes, para comentarlos.

Pasado mañana (Se contarán los días que faltan) se celebra en el Mundo, primero la Nochebuena y después la Navidad. Pero, según lo que observamos, cabría preguntarse: - ¿qué es la Navidad?- Es la celebración del nacimiento del niño Jesús, me dirán ustedes. Algo así como su cumpleaños. Sí claro, pero ¿y qué más? - Hombre, pues la alegría de que Jesús ha nacido. Bueno, eso viene a ser lo mismo. En definitiva, la gente habla del espíritu navideño en estas fechas ¡Qué bien nos queda esa palabra! ¿Y eso qué significa? Me pregunto yo. A lo mejor ustedes tienen la respuesta.

¿Tal vez amor, paz, fraternidad? ¿Es eso … Pero yo sigo viendo a mi alrededor: guerras, hambre, miseria, enfermedades, catástrofes, sufrimiento, rencores, envidias, crímenes…¿Dónde está entonces el espíritu de la Navidad?

Y además, aunque ese día fuéramos muy felices. ¿Ustedes creen, que en el supuesto caso de que Jesús hubiese venido al Mundo a traernos la felicidad, se conformaría con traérnosla, solamente para un día? ¿El veinticuatro de Diciembre? No, yo creo que no. Algo falla aquí, y yo quiero que todos vosotros reflexionéis conmigo sobre este asunto tan serio. ¡No!, no os preocupéis, no os voy a preguntar por vuestras conclusiones; esas quedan para vosotros.

Mirad, en el siglo XIX, un gran escritor de cuentos: Hans Cristian Andersen que nació en la ciudad de Odense, en Dinamarca, un 2 de abril de 1805 , ya tuvo una visión, bastante realista de lo que era al principio la Navidad y en lo que se había convertido en sus días. Su profunda reflexión, le llevó a escribir un hermoso cuento que muchos conoceréis: “La vendedora de cerillas”, también conocida posteriormente como: La cerillera”. Pero podía haberse llamado:”El mendigo que nunca conocí” o “Mi vecino es muy pobre” o “El país de los necesitados”, por ejemplo.

En este cuento, se analiza en profundidad “El espíritu de la Navidad” y el “Egoísmo humano”. Así que, mis queridos amigos, niños y niñas, padres, madres, abuelitas o abuelitos, profesoras y profesores y cualquier persona que esté ahora mismo sentada aquí y contemple el cuento, va a presenciar uno de las más hermosas historias que jamás se hayan escrito, pero además, debéis saber, que este cuento, nunca se escribió con la intención de distraernos, divertirnos o hacernos pasar un buen rato, no, se escribió para, hacernos pensar. La conclusión que saquéis cada uno de vosotros, será sólo vuestra. Y también será solo vuestra, la reacción que provoque en vuestros corazones.

(Se oscurece el escenario y desaparece el narrador. Música de fondo)

(Se enciende el escenario de nuevo, y los personajes cobran vida. Se debe oír un villancico de fondo. Los personajes deben ir cargados de regalos y deambular de un lado del escenario a otro. En medio una niña con aspecto harapiento, está intentando vender cajas de fósforos o bengalas)

Señora con niña: ¿Qué te ha dicho Papá Noel? ¡Bah! Lo que me dice todos los años. Qué si he sido buena, que si he sacado buenas notas, Qué que me he pedido. Ya me lo sé de memoria, no entiendo como me sigues trayendo aquí todas las Navidades, “mamuchi”.

La Cerillera (Tiritando de frío) ¡Señora, señorita! Cómprenme un fósforo de la suerte, para adornar la alegría de la Navidad, por favor.

Niña: ¡Qué sucia y harapienta vas! No sé como sales así a la calle en un día como hoy. ¡Afeas la Navidad!

La Cerillera: Lo siento señorita, pero es que no tengo nada mejor que ponerme. Para colmo, he perdido las zapatillas que me dio mi papá, porque me venían muy grandes.

Señora: Lo siento niña, ya hemos gastado mucho en regalos y no vamos a gastar más en… ¡bengalitas!

La Cerillera: Pero si sólo cuesta un penique.

Señora: No, niña, ya te he dicho que no, no seas pesada. (Madre e hija siguen caminando y desaparecen del escenario)

Un caballero: Feliz Navidad, señor, tengo unos fósforos que proporcionan la felicidad a quien los enciende y se ven cumplidos sus deseos. ¿Quiere comprarme alguno, señor?

Un caballero: ¡Bah! Paparruchas, nunca creas esas tonterías, niña, ni se las hagas creer a los demás. Eso son cuentos de hadas.

La Cerillera: ¡Es verdad, Señor, estas cerillas son diferentes; pruébelas y lo comprobará. Me las dio mi abuela, hace tres años, poco antes de morir. Yo no las quería vender, pero mi padre me ha obligado. Somos muy pobres.

Un caballero: Lo siento criatura, pero yo no voy a comprar algo inservible; en la vida hay que ir a lo práctico. Yo sólo compro lo que necesito. No vivo de ilusiones vanas. (Agachándose y poniéndose a su altura). - ¿Sabes lo que sería muy práctico para ti en el día de hoy, querida? Recoger tus cerillas y regresar a tu casa; allí al menos estarás calentita.

La Cerillera: Pero yo no puedo hacer eso, señor, mi padre me pegaría, me ha dicho que no regrese hasta que no las venda todas y sin faltarme un solo penique, Señor.

Un caballero: En tal caso, lo siento, pequeña, debo irme, a mí sí me espera en casa, mi familia con una suculenta cena en la mesa. No tengo tiempo que perder. Lo siento.

(Un grupo de mozalbetes, rodean a la cerillera, y entre empujones y risas la tiran al suelo y le cantan esta canción)

A esta calle hemos llegado

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