Paganismo
Mireyaleonmonje19 de Agosto de 2014
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PAGANISMO: Con frecuencia se ha recurrido para explicar la irrupción de esta devoción femenina, de este culto de una mujer en una religión marcadamente patriarcal como la judeocristiana, al influjo del paganismo y más concretamente del culto de las diosas-madres, tan extendido en el oriente medio y en toda la cuenca del Mediterráneo. La tesis del origen pagano de la devoción mariana ha sido presentada por autores como Gressmann, Norden, Dibelius, Loisy, de formas más o menos radicales. Para algunos se trataría de un influjo de la mitología pagana relativa a las diosas vírgenes y madres sobre los relatos de la infancia.
Pero la diferencia de mentalidad de estructura e incluso de datos materiales entre esas mitologías, con sus teogamias y sus antropomorfismos que reproducen los ciclos naturales, y los relatos de la infancia, con su insistencia en la acción soberana de un Dios trascendente que llama a una persona, es tal que resulta imposible establecer una relación efectiva de las mismas con los relatos evangélicos de la infancia.
La segunda forma que reviste esa tesis puede expresarse con este texto de Fr. Heiler: "Sobre el fundamento natural de la creencia en las diosas-madres se desarrolló la fe cristiana en María como madre de Dios". Textos semejantes pueden encontrarse en S. Reinach, G. van der Leeuw y en otros muchos autores, hasta convertir la hipótesis en una especie de lugar común cuya repetición evitaba el deber de la prueba.
Es un hecho que el cristianismo no ha podido dejar de tener contacto con las innumerables diosas del paganismo en la época del helenismo: la cananea Astarté, la babilonia Istar, las griegas Rea y Gaia, la frigia Cibeles, la Artemisa de Éfeso, la Deméter de Eleusis, la egipcia Isis, etc.
¿Pero qué efectos han tenido eso contactos? La violenta oposición del cristianismo a la actitud sincretista hace difícil comprender una asimilación por el cristianismo de elementos importantes de la religiosidad pagana. Más bien el temor a la introducción de este elemento de las divinidades femeninas del paganismo en el seno del cristianismo podría haber actuado como freno al desarrollo di la piedad mariana. En todo caso hay dos diferencias fundamentales entre el culto cristiano a María y los cultos paganos: la clara conciencia de la absoluta trascendencia de Dios, que opera como factor que elimina cualquier tendencia idolátrica y la oposición por parte del cristianismo a una divinización de la vida que ponga en peligro el carácter absolutamente libre de la decisión creadora de Dios.
Asunción por el cristianismo de elementos paganos
Pero, establecida la originalidad del culto cristiano de la Virgen, queda por resolver el problema de si este culto, que de hecho ha sustituido al de las diosas madres en las poblaciones entre las que se extiende el cristianismo, no ha tomado elementos de estos cultos anteriores, integrándolos en una nueva síntesis. El problema tiene dos aspectos diferentes: el primero es la existencia de tomas concretas de elementos paganos por el cristianismo al extenderse entre las capas populares; el segundo, la posible influencia de los esquemas simbólicos o arquetipos que, presentes en el alma humana, se expresaban en los símbolos paganos de las diosas madres e impregnan el culto cristiano de la virgen María.
En cuanto a la primera cuestión parece cierto que el cristianismo ha asumido elementos de la religiosidad anterior. Es claro, por ejemplo, la sustitución por el cristianismo de fiestas paganas anteriores. Al pueblo, decía san Gregorio Nacianceno, le gustan las fiestas, y muchas de las del ciclo estacional o del proceso agrícola serán sustituidas y cambiadas de sentido por el cristianismo. Todo parece indicar, además, que la consigna de san Gregorio Magno en 595 de que no hay que destruir los templos (paganos), sino
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