Relacion estado sociedad

Esta función política la cumple en dos niveles complementarios entre sí: la educación de elite, y la educación común. La primera, promovida por Mitre, tiene su expresión en los Colegios Nacionales, que articulados con la Universidad, forman los cuadros dirigentes del Estado Oligárquico. La segunda, promovida por Sarmiento, tiene su concreción institucional en las Escuelas Normales, que tienden a nutrir un conjunto de escuelas primarias orientadas a formar un pueblo adaptado a las condiciones de dominación del Estado Oligárquico. Ambas permitieran insertar a la Argentina en el modelo mercado mundial como exportador de materias primas.^[1]

Este nuevo pueblo que se incorpora a la ciudad, al mercado y a la política ¿Qué reclama, qué busca, qué necesita del sistema educativo? Quiere básicamente dos cosas: en primer lugar, satisfacer su reivindicación histórica de lograr acceso y permanencia en la escuela. En segundo lugar, este pueblo demanda otro tipo de educación, diferente de la educación de elite. Quiere una educación que no lo denoste, sino que valore su quehacer, con una orientación práctica, y que lo reconozca como pueblo, que en la política educativa del populismo equivale a una educación “justicialista”^[2]

¿Qué problema le plantea este modelo de acumulación a la educación? ¿Qué requiere del sistema educativo? Básicamente dos cosas: aliviar el “gasto” educativo del presupuesto público y abrir nuevos ámbitos de negocios al mercado. Contra la utopía liberal originaria, que presentaba la educación pública como un medio de ampliar la ciudadanía, el neoliberalismo ve en la educación: un gasto (si es pública) o un negocio (si es privada).^[3]

Como ocurrió con otros procesos y relaciones sociales, durante este periodo, no se modificaron las configuraciones diferenciales preexistentes. Lejos de revertirlas, el accionar político  las mantuvo. Se propusieron remediar los peores efectos del terrorismo de estado, sin eliminar los fundamentos causales antagónicos y profundamente enraizados. La segmentación y la desarticulación continuaron siendo, pues, las características de prestación y de gobierno del sistema educativo, es decir, en democracia, continuó existiendo una educación no democrática.^[4]

Una política profundamente articulada con la transformación económica, social y cultural que condujo al país a la peor crisis de su historia y de la cual dan cuenta, entre otros, numerosos indicadores relacionados con la reestructuración del Estado, la evolución de la distribución de la renta nacional, el nivel de ocupación, los montos y el carácter de la inversión en educación, ciencia y tecnología, el rendimiento cuantitativo y cualitativo del sistema educativo. La “transformación educativa” estuvo, entonces, explícitamente subordinada tanto a los procesos económicos cuanto a una concepción  de la sociedad en la que el concepto de “igualdad” fue reemplazado por el de “equidad”.^[5]

TimeLine

1880 – 1930

1930 – 1976

1974 – 1983

1983 – 1989

1989 - 1999

Liberal Oligárquico

Social

Benefactor

Neoliberal

Postsocial

Postneoliberal

neokeynesiano

Postsocial

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Rol del Estado

Garante de derechos individuales

Garante de derechos sociales

Relación E-S

Garante de reglas de juego

Diferenc. E-S

Delegar responsabilidades

Asistencialismo

Modelo Económico

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    Agroexportador        

  Industrialización sustitutiva

Desindustrialización

Gerencial ismo

Golpe de mercado

Globalización

Sociedad

Ciudadano

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          Trabajador

Consumidor

Pueblo[pic 10]

Usuario[pic 11]

Cultura

Orden y Progreso

Igualitarismo

Individualismo competitivo

libertad

Capital

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Educación

Homogeneizante

Centralizada

Laica, gratuita

Diversificación

Expansión del Sist. Desinado al sector popular

Autonomía

Bien-servicio

Reconstruir escuelas

Ámbito de convivencia democrática

Desregulación

Recorte

fragmentación