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Vivencias de un Sonido Ancestral, Tambores de Curiepe


Enviado por   •  16 de Mayo de 2019  •  Ensayos  •  2.756 Palabras (12 Páginas)  •  167 Visitas

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SAN JUAN DE CURIEPE

“VIVENCIAS DE UN SONIDO ANCESTRAL”

Luis Felipe Hidalgo

Introducción

La intención de la presente investigación, cumple con el estudio de las artes, proporciona elementos de las tradiciones culturales del pueblo de Curiepe para su debida motivación a la investigación. Se destacan solamente dos géneros musicales y sus respectivas danzas, haciendo mención de ciertos datos culturales importantes

Las referencias y datos contemplados en este trabajo, son fundamentados en labores de investigación realizadas por jóvenes percusionistas a lo largo de varios años y siempre respetando la fuente oral del cultor. Los temas principales están basados en las raíces de nuestra cultura afro-descendiente alusivas a las festividades de San Juan Bautista de Curiepe, la cual se desarrolla los días 23, 24 y 25 de junio de cada año, el origen y ejecución de los instrumentos usados en la misma, haciendo mención de la parte dancística de cada uno de los géneros musicales que se presentan en dichas fiestas. Finalmente se hace mención de las distintas regiones donde también se realizan las festividades en honor a san Juan bautista, no obstante debemos tener presente la diversidad cultural afro-venezolana y la particularidad de cada región al momento de celebrar el natalicio de san Juan bautista.

Es de vital importancia, comprender que el aporte de este trabajo de la tradición de san Juan bautista de Curiepe, es solamente una apertura para fortalecer la amplitud que requiere el estudiante, docente e investigador, para la comprensión de nuestra cultura y de esta manera, llenar los espacios vacíos y las páginas sin escribir de nuestra historia Afro-Venezolana.

Allá a lo lejos, al final, en la esquina del pueblo, se escucha el grito “malembe malembe malembe no´ ma”. Han transcurrido cinco siglos donde nuestras sociedades autóctonas de la región de barlovento (Quiriquires pertenecientes a la comunidad Caribe y Tomuzas sub-grupo de la comunidad cumanagoto) tuvieron contacto con las primeras embarcaciones de asesinos, ladrones y esclavistas; pisaron nuestras costas Venezolanas, asaltando nuestras riquezas naturales y humanas, pero por sobre todo el infructífero intento de robo de nuestra dignidad, de nuestro respeto, de nuestra integridad. Empezando una lucha forjada en nuestra resistencia, batalla cuerpo a cuerpo; flechas, bastones y piedras así como los incansables músculos de nuestros pueblos originarios contra los filos de cuchillos, espadas, pero por sobre todo la escandalizante pólvora que creaba truenos y hacia volar metales en contra de los cuerpos de la resistencia indígena, ¡que desequilibrio tan feroz! Nunca entendieron sus danzas, nunca entendieron sus oraciones, nunca entendieron su desapego por lo material, no conforme con esto, el colonizador impone una religión que trajo resultados nefastos para nuestros pueblos originarios, intentando hacerles creer que nuestras gentes eran ignorantes en su forma religiosa. ¡Increíble, inverosímil e insólito!, ¿cómo un libro? (la biblia), un cúmulo de ideas y un hombre súper formado y súper creado (Jesucristo), como hijo directo de la creación, podía cambiar la vida de nuestros pobladores originarios. Además de esto son violadas y ultrajadas nuestras hembras de origen, para saciar su infecunda lujuria, trayendo profunda aculturación y transculturización, cambios de la lengua, profanación del equilibrio ecológico, deforestación, explotación de los recursos naturales, incendios, cruces, sotanas y sacerdotes. El nacimiento de las nuevas clases sociales en las nuevas tierras, creando un margen mitificado y diferencial de lo correcto y no correcto, era mal vista una mujer en su desnudez, pero bien vista disfrazada con los importados trajes isabelinos, o por citar algún detalle importante la explotación de una fruta para el disfrute exquisito de los reyes de la corrupta Europa, como lo es el cacao. Transcurrido los años, nos despojan de miles de vidas y quizás millones; aparece un nuevo orden: “la cruel colonia” se levanta una nueva bandera, la del despotismo, escasean trabajadores y trabajadoras para los ingenios, y comienzan a traficar con el mercado más insólito “el ser humano” el cual es tratado como mercancía principal para el desarrollo de sus explotaciones, realizan viajes a la ancestral África, específicamente a las regiones de Guinea, El Congo, Mozambique y Angola aquí es donde comienzan nuestras “vivencias de un sonido ancestral”.

Remontémonos al misterioso Congo, a la mística Angola, al rítmico cinturón bantú. Todos estos humanos tratados como animales, embarcados en los puertos de la época (como lo es Mafuca Binda y el Mina), comprados al mejor postor y obligados a abordar estos barcos sinónimos de dolor, desesperanza, tristeza, humillación y hambre, desprendidos de sus familias, de sus tradiciones, que se mantuvieron en esencia viva del pensamiento, llegados a nuestra América nuestros nuevos inmigrantes (negros), son obligados a vivir nuevas circunstancias sociales y políticas imperantes en el nuevo mundo, cada grupo social se unificó, resistiendo a través de sus orígenes etnográficos y estatus como forma de integración para poder conservar sus ritos y costumbres. Así comenzaron a surgir dentro de una nueva sociedad los pobladores de tipo rural, donde eran reconocidos los diversos individuos pertenecientes a una misma etnia que ahí se asentaba, y en sus extremos de lucha por la libertad nacen los nuevos poblados como lo son: los cumbes y rochelas (Venezuela), los palenques (Colombia) y Quilombos y Mocambos (Brasil), donde manifestaron y siguen manifestando sus especiales tendencias culturales de las distintas agrupaciones regionales. En estos suburbios es donde nace la mística que envuelve el pensamiento cultural de nuestros afro-descendientes que sin contradicciones de estatus social o creencias se reunían para resolver sus problemas cotidianos, bailar, cantar, ejecutar sus tambores y organizar rebeliones, al igual que lo hacían los pobladores originarios de nuestra América. Fueron castigados por el yugo religioso de la época, fundamentado en un catolicismo dogmatico imponiendo al hombre de la cruz y asesinando a aquellos que se negaran a sus tendencias, o costumbres religiosas, naciendo así la aculturación, para poder sobrevivir al hombre de la sotana y los látigos de los esclavistas, por otro lado, la merma de los hábitos genuinos de su dialecto originario, con la pérdida parcial o casi total de su religión por imposición del credo católico.

Así pues nos remontamos al año de

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