Jaime Alberto Vélez biografia
Sara OspinaBiografía9 de Noviembre de 2017
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Jaime Alberto Vélez nació en Yolombó en 1950 y murió en Medellín en 2003. Fue profesor de nuestra Alma Mater hasta su muerte; crítico y escritor polifacético de poesía, fábulas, cuentos y ensayos. Sus aportes en el ensayo, la crítica y la literatura son muy importantes para las letras de la época en Antioquia, pues además de asumir roles que pocos asumieron, sobre todo en el estudio de la literatura, su misma producción, estéticamente realizada, es profundamente enriquecedora para la literatura antioqueña.
Sin embargo, 14 años han pasado desde su muerte y aún no ha habido estudios de fondo sobre su vida y obra, de gran importancia para las letras de Antioquia, sobre todo desde su producción ensayística.
Jaime Alberto Vélez tiene la peculiaridad de ser un escritor que publica constantemente en una revista cultural empezando el siglo XXI, momento difícil para estas publicaciones, por los múltiples medios de comunicación nacientes. Durante cuatro años publicó columnas y artículos en El malpensamente, que en realidad corresponden, en su mayoría, a ensayos que constituyen una de las obras más importantes del ensayo contemporáneo en Colombia, aun cuando no haya recibido el reconocimiento que merece, tal vez por el desconocimiento general de su figura y obra.
Satura, como se llamaba su espacio en la revista El Malpensante, fue el nombre que se le dio a la recopilación de ensayos y dos cuentos breves que se hizo en la colección Bicentenario de Antioquia. En el prólogo de este libro, Mario Jursich recuerda las conversaciones telefónicas que mantenía con el ensayista y destaca algunos trazos de su personalidad, como su obsesión por corregir y enmendar sus textos hasta el último momento. Pero, sobre todo, a través de las palabras de Jursich, nos preparamos para recibir una obra llena de la elocuencia, la inteligencia y el humor que en Jaime Alberto Vélez eran inmensos y que bien son descritos en este prólogo, a manos de un amigo. Estas características atraviesan la mayoría de los ensayos publicados en un inicio en El Malpensante, entre 1998 y 2003, y luego recuperados en Satura.
Así, en cada título se hace evidente el estilo cuidadoso pero cercano; la disciplina, entrega, conocimiento y pasión por la literatura, tema de todos los ensayos recopilados en Satura; y un punto de vista totalmente definido frente a la crítica y algunos aspectos de ella no tan amenos, como las “las leguleyadas, las tonterías profesorales o las simplificaciones periodísticas.”, considerando y describiendo ya la literatura como un oficio minoritario que, lastimosamente, ha perdido estima social. De hecho, al situarse más allá de cuestiones anecdóticas, pero definitivas para entender a escritores, escribidores y literatos, términos singularmente diferenciados por él, Vélez sobrepasó el origen de sus inquietudes y logró reflexiones y cuestionamientos universales, a verdaderas preguntas sobre la variación del gusto y los cambios que vive la literatura.
En un momento de déficit para el arte, Jaime Alberto Vélez tuvo el valor de preguntarse por el lugar de las artes en una sociedad que las ha desfigurado. Frente a esta y cualquier problemática literaria que planteaba en sus ensayos, supo mostrarse lúcido, recto, diplomático y a la vez denunciante, como una vez que pretende mostrarnos verdades incómodas con la única intención de transformar realidades. Así lo muestra cuando dice: “Resulta contradictorio que el escritor, dueño en apariencia de las palabras, pierda más significados que el practicante de cualquier otro oficio” (p. 83).
Justo esa característica de su quehacer lo hace vigente, 14 años después de su pronta muerte. Y resultan más certeras sus palabras si las enfocamos al medio regional, que Jaime A. Vélez conocía muy bien y por tanto criticaba con pleno conocimiento de causa. En efecto, la crítica literaria está casi extinta, el periodismo cultural es incipiente y la figura del intelectual, trasladada a las aulas académicas, se convierte en un maestro que busca validar su trabajo en los espacios académicos. Vélez estuvo ligado siempre a los campos académicos, como profesor de la facultad de comunicaciones de la Universidad de Antioquia, desde donde escribió en la revista universitaria e incluso ganó el premio nacional de poesía de la misma universidad en 1981.
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