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A Mi Me Gusta Venir A La Escuela

ana1971ana3 de Junio de 2014

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Palabras claves: Discurso – transmisión – Frankestein educador - Escuela como invención, escuela como resistencia, “la otra escuela, la escuela de lo otro” y “los profesores en (la) crisis. Duelos por identidades que no son.

Introducción

“A mi me gusta venir a la escuela. Esta bueno porque están mis amigos, lo mejor son los recreos y cuando hacemos alguna fiesta”…

A partir de esta frase surgen interrogantes acerca de algunas vivencias que manifiestan los estudiantes a la hora de estar en la escuela/aula. ¿Por qué los estudiantes prefieren el recreo? ¿Por qué expresa “alguna” fiesta? ¿Qué esperan ellos de la escuela/aulas? ¿Ven en la escuela un lugar para habitarla con sentido de participación ciudadana? ¿Qué discursos circulan y por qué?

En la frase subyace el par diversión - encierro. Por un lado el patio representa el lugar para jugar y vivir experiencias que no ocurren en el aula. El aula se diluye cuando el/la alumno/a expresa el disfrute de sus vivencias fuera de ésta.

Podemos observar que el origen del aula fue una invención del modernismo para disciplinar bajo normas y reglas a largo plazo,… Caruso y Dussel interpretan a la educación obligatoria como herramienta para la producción masiva de obediencia… La obediencia estuvo vinculada con la necesidad de inculcar en las futuras generaciones un tipo de subjetividad, la del sistema fabril y técnico, barriendo a las identidades latinoamericanas, imponiendo así una moral colectiva colonial.

Lo que está oculto en el mensaje, son practicas áulicas atadas a viejas concepciones normativas en palabras de Meriu la poiesis… la finalidad es que entren en juego algunos medios técnicos, algunos saberes y algunos saber hacer. La poiesis es una actividad, en el sentido aristotélico, no es acto.

Un acto o encuentro es como lo entiende Diker… pensar la enseñanza como acto de transmisión exige des-pedagogizarla, des-normalizarla, nos pone en un lugar de desafío, de imaginar una escuela que no sea un dilema inclusión-exclusión, sino filiación. En este sentido el aula real es la que se vive afuera construyendo otras tramas simbólicas haciendo posible otra escuela. Requiere de docentes de-colonizados en un acto de compromiso y decisión política.

Según Silvia Dutchasky la escuela es el límite que muchos chicos tienen que atravesar para poder superar aquello que le toca vivir. La escuela es el único lugar que los constituye como sujeto de derecho. Funciona como lugar de la integración social, la escuela es el único lugar donde son nombrados o se los nombra de una manera distinta a las que son tratados en esos lugares, son escuchados pueden encarar proyectos de manera organizada, pueden llevar su voz, pueden constituirse en un espacio de debate de construcción del otro, donde las jerarquías no son rígidas, es un lugar de saberes experienciales de la proxemia. Entendemos que los proyectos que encaran los alumnos/as se activan cuando organizan “alguna” fiesta, actividades que requieren de debates, interacciones y acuerdos, nos permite imaginar que organizarse y participar es un acto de resistencia.

“… los actos colectivos son los que generan transformaciones permiten desplazar actos de rebeldía individuales para lograr cambiar lo cotidiano”… Giroux.

Es evidente que el discurso de los alumnos genera encuentros y lazos que no son habituales en el acontecer áulico. La fuerza colectiva permite crear territorios en donde los docentes sean rescatados por sus alumnos para modificarlos en una experiencia antes inesperada. Permitir que el “otro” nos interpele requiere de duelos necesarios que nos implican en la construcción de un nosotros.

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