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Cesar Vallejo


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  1.195 Palabras (5 Páginas)  •  191 Visitas

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El presente ensayo, andino-caribeño, se propone dar a conocer la importancia y vigencia que desde 1979, año de su fundación por el poeta Mateo Morrison, viene teniendo el "Taller Literario César Vallejo" como principal gestor ya de varias promociones de poetas en la República Dominicana. Observaremos, básicamente, en qué contexto político-literario surgió y qué funciones estético-sociales desempeñó; no es un hecho irrelevante, además, que surgiera bajo el amparo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Cómo llegó a ser --desde mediados de los 80, pero sobre todo durante los 90-- impulsor de lo que uno de sus directores (José Mármol) denominó "poesía del pensar"; hasta su fisonomía y rol actual, bastante venido a menos, que parecería indicarnos haber sido desplazado en relevancia, a nivel nacional, por otros grupos o talleres literarios.

Escépticos ante los conceptos -que es otro modo de repudiar la manipulación del poder-, percibimos por primera vez en la República Dominicana un grupo poético, entre las expresiones recientes, en abierta negación del refrito estético anterior; nos referimos a la “poesía del pensar” que --con algunas honrosas excepciones (León Félix Batista, Ylonka Nacidit-Perdomo o Frank Martínez, por ejemplo)-- ha continuado hasta muy avanzados los 90. Es decir, el distanciamiento teórico funciona también, entre aquellos jóvenes, como un distanciamiento ideológico-político; desarraigo de los lugares comunes, del imaginario nacional, como de la poesía elitista y desorejada (desentendida) de las urgencias coyunturales e históricas que practicaron los “poetas del pensamiento”.

Ahora, este neo-testimonio no es similar, para nada, a aquél que programáticamente desarrolló --en República Dominicana y en toda Latinoamérica-- la generación del 70; ésta, en general, hacía eco de la poética del social realismo (alentada desde la Casa de las Américas) combinada a una particular clonación local de la beat generation: Ginsberg, Keruac, Corso, etc. No, de ningún modo, tanto Homero Pumarol, Giselle Rodríguez, Marco Antonio Cabezas, Juan Dicent e Iván de Paula --antologados por círculo de baba en este orden-- se salvan de ser fundamentalistas a través del lirismo y del buen humor. En este sentido, creemos que así como niegan la entendible, aunque ahora extemporánea, reacción canónica de la poesía del 80 --frente a la mera reproducción de los ruidos de la calle y descuido en la edición de los poemas de los del 70--, al mismo tiempo se vinculan con un extraordinario poeta dominicano, hoy desaparecido, y sólo un tanto mayor. Nos referimos a Carlos Rodríguez, donde la modernidad de su personal registro exhibe una incisiva y, muy contemporánea, ironía; además de ser un dominicano sin geografía específica, digamos que sin fronteras, porque --como más arriba decíamos-- produjo buena parte de su obra fuera del país. De este modo, Juan Dicent, quizá la sorpresa más grata de todo este grupo, escribe:

De alguna manera, pues, y aunque estos escritores son aún muy jóvenes y necesitan consolidar sus poéticas, podemos decir que las aguas --una vez superada la noria de los de la “poesía del pensar”-- han retomado, si no su cauce, sí su fuerza o caudal en la poesía dominicana. El rumbo se hace al andar, mas es gozoso para nosotros comprobarlo, pareciera darse entre estos jóvenes una mixtura entre tradición --rescate de la poesía inmediatamente anterior a la de los 80, como la de Alexis Gómez Rosa; o de aquélla que no estuvo en marquesinas o fue ninguneada: Carlos Rodríguez o Manuel García Cartagena (1961), sólo para citar un par de nombres-- y extrañamiento frente a esa misma tradición vía la curiosidad por la cultura popular internacional y la oportuna adopción del propio autismo. Paradoja

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