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El Aviador


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  1.318 Palabras (6 Páginas)  •  235 Visitas

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La película “El aviador”

La película es compacta y sin defectos, con una gran puesta en escena de recursos y de imaginación, pero desgraciadamente está más en la línea del efectismo de las grandes superproducciones estadounidenses de los últimos tiempos —efectos especiales incluidos— y de él mismo

El filme narra la historia del magnate Howard Hughes, papel desempeñado correctamente por Leonardo DiCaprio.

El guión enfoca sobre todo tres aspectos de su vida: su relación con las actrices de Hollywood Katharine Hepburn (1907 - 2003) y Ava Gardner (1922 - 1990) (realmente por su vida pasaron muchísimas más mujeres), el conflicto que tuvo su TWA con la Pam-Am de Juan Trippe (1899 - 1981), y los problemas mentales de su protagonista.

Y es precisamente en este último punto donde tanto el guión como la dirección de la película podrían haber escarbado, jugando con la paradoja de que una persona tan brillante en su inteligencia pueda al mismo tiempo ser víctima de una psique fracturada en su estructura, equivocada, deslizada hacia la infelicidad, agotadora para él y para los que le rodeaban.

Hughes, que había nacido en 1905, venía sufriendo los síntomas del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) desde muy antes aunque, mientras estuvo vivo jamás fue diagnosticado de ese mal.

Ya en los años 30, algunos amigos cercanos divulgaron su obsesión por el tamaño de los guisantes (uno de sus alimentos preferidos), y reportaron que incluso los clasificaba de mayor a menor antes de consumirlos.

El trastorno o desorden obsesivo compulsivo, es una enfermedad mental en la cual una persona experimenta pensamientos recurrentes e importunos (OBSESIONES) y se siente obligada a llevar a cabo cierto comportamiento (COMPULSIONES) una y otra vez y suele desarrollarse normalmente en la adolescencia o adultez temprana.

La forma más común de TOC tiene que ver con la contaminación, con la idea de que te rodean y amenazan los gérmenes, de que la suciedad, el sudor, el humo de los coches o los insectos pueden ser los desencadenantes de un proceso patológico que arruine la salud o incluso termine con la vida de quien sufre el temor. En el caso de Howard Hughes, no cabe duda que pesó sobremanera el comportamiento de su madre para con él: lo crió inculcándole una limpieza y aseo extremados (tal vez ella sufría el mismo desorden). Los rituales higiénicos de la mujer superaban lo típicamente victoriano: frotaba exhaustivamente el cuerpo desnudo del niño con un potente jabón de lejía, le repasaba los dientes, las orejas, los genitales, los codos y las rodillas, comprobaba sus deposiciones... Y ante cualquier síntoma de fiebre o malestar llamaba enseguida a varios médicos para que atendieran al niño en casa, fuera la hora que fuese.

El TOC de Howard Hugues se hizo especialmente patente y grave a partir de 1957 y hasta 1976, en que acaeció su muerte.

1. Siguió con su obsesión por los gérmenes. Rehusaba cortarse el cabello y las uñas. Comía poco y mal.

2. Para mantener su privacidad, se obsesionó con que nadie supiera dónde estaba. En sus últimos años se movía de forma escondida de un lugar a otro (Canadá, Inglaterra, Bahamas, Nicaragua, México, Las Vegas en Nevada), llegando a cada destino de manera anónima, asegurándose de mantener una absoluta privacidad y hospedándose siempre en los sitios más lujosos.

3. Utilizaba continuamente pañuelos kleenex para envolver sus manos cuando éstas necesitaban tocar cualquier cosa o abrir una puerta. El gasto en pañuelos era desmesurado. Con las cajas vacías edificaba construcciones que hacía y deshacía.

4. Daba severas instrucciones a sus empleados sobre cómo se le debía en entregar la comida (normalmente leche y barritas de chocolate marca “Hershey”): en bolsas plásticas herméticas traídas por chóferes que debían ponerse guantes blancos de hospital.

5. En cuanto a los periódicos, siempre se le daban tres copias del mismo: Hughes cogía con cuidado y con las manos protegidas con un kleenex el del medio y daba la orden muy seria de que los otros dos ejemplares debían ser quemados.

Howard poseía, aparte de una muy buena presencia e inteligencia, una personalidad

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