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Escondites Y Emboscadas De Fidel Castro

mickemedina28 de Julio de 2013

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Asignatura:

Taller de Comunicación Empresarial

Docente:

Gendy del Rosario Leyva Castro

Carrera:

Administración de Empresas

Nombre de la Temática:

“Escondites y Emboscadas de Fidel Castro”

Alumno:

Medina Palomera Miguel Arquímedes

Cuatrimestre:

Tercero

Mexicali, B.C. a 10 de diciembre de 2012.

Índice Temático

Introducción …..…………………………………………………………………………………1

1.1 Escondites y Emboscadas de Fidel Castro en México, Texas y Nueva York….........2

1.1.1 En México

2.1 En Texas……………………………..…….……………………………………………….12

3.1 En Nueva York………....………………….……………………………………………….13

Conclusión Personal……………………………………..................………………………...15

Bibliografía………………………………………………..................………………………...16

Introducción

El ensayo que vamos a leer, mas allá de la biografía de Fidel Castro, es una narración escrita de puño y letra de Fidel Castro y de algunos de sus fieles colaboradores de mas de medio siglo de la historia de nuestro continente; mas allá de la historia reciente de Cuba, es la historia de la lucha de los pueblos subdesarrollados, es la historia de la lucha de los marginados y olvidados de la Tierra en su lucha por la dignidad. Es la historia de un proyecto político de un hombre que tuvo el valor y la convicción de salir de su patria a otros lugares para poder iniciar su ardua labor hacia la libertad de su pueblo.

Transcurrían por ese entonces los meses de mediados de 1955. Cuando Fidel Castro, inicia las acciones definitivas que le llevaban a la lucha de la cual no regresa, o se regresa con la Tiranía decapitada a los pies, Había que derrocar la Tiranía de Fulgencio Batista Dictador de la Hermana República de Cuba. Embarcó en el vuelo 566 de la Línea Mexicana de Aviación que a Aterrizó en Mérida, en la península de Yucatán la tarde del 7 de julio de 1955. Usando un gastado traje de lona color ceniza, como había imaginado antes. Se marchaba para regresar.

1.1 Escondites y Emboscadas de Fidel Castro en México, Texas y Nueva York

1.1.1 En México

La escala en Mérida fue muy breve. A continuación Fidel tomó un vuelo a Veracruz, en ruta sudoeste sobre el golfo de Campeche. Al llegar fue a buscar a un amigo que había fijado su residencia allí, el escultor Fidalgo Pernoctó en su casa y la mañana del 8 de junio de 1955 cogió el autobús con destino a la capital, Ciudad de México. En la estación terminal le esperaba una cubana desconocida.

María Antonia González se había trasladado a México el año anterior, tras el asesinato de su hermano en la Habana. Casada con un mexicano, el profesional de lucha libre Ansacio Kid Vanegas, vivía en un modesto piso de un barrio del Centro. El número 49 de la calle Emparán se había convertido en refugio de disconformes con el sistema. “Me reuní la primera noche allí con Raúl y dos o tres cubanos más. Trazamos un plan sobre cómo obtener noticias de Cuba, el modo de aproximarnos a figuras influyentes del país, que podrían ser útiles….a su tiempo”, recordó Fidel.

El día 9 por la mañana, después de instalarse en una prisión, no muy lejos de Emparán, Fidel salió a dar un paseo en compañía de Kid Vanegas, con la intención de familiarizarse con los alrededores. Comenzó por la avenido Juárez, respirando el aire frío de un valle seco, a 2300 metros de altitud, impregnado del ambiente cosmopolita. Tras dos horas de conversación y caminata, sintió que podía confiar en Kid, el luchado.

Iniciaba así la etapa de su más profunda clandestinidad, repleta de artimañas y peripecias hasta el punto de que hoy día todavía existen discrepancias en la reconstrucción de sus movimientos, en esa fase...1 Todo cuidado era poco. Ante cualquier sospecha de riesgo, Fidel desaparecía súbitamente de la vista.

Ni siquiera su famosa memoria elefantiásica asimiló la totalidad de los contratiempos.

Para mantener correspondencia con sus compañeros que continuaban en Cuba, adoptó el nombre de Alicia Zaragoza, y llamaba Sara a Pedro Pérez Font y/o a Luis

Conte Agüero. Alicia era en realidad una mexicana que ayudaba a María Antonia en las tareas domésticas.

Conté Agüero. Alicia era en realidad una mexicana que ayudaba a María Antonia en las

1 Furiati Claudia. Fidel Castro Fidel, La Historia de Absolverá. España. Plaza Janés. 2003. p221

Las primeras cartas las entregó a un intermediario que le inspiro confianza. En un papal aparte anotó el destinatario, a quien sería entregado un sobre destinado a Melba, con una carta de una página para la Doctora (ella misma), en cayo reverso enumeró, con el método de la escritura simulada-, con una pluma de punta muy fina mojada en zumo de limón-, cinco o perones de nombres con dirección de Lázaro Cárdenas. Más adelante pienso redactar el programa revolucionario completo que vamos a presentar al país en forma de folleto, que podrá imprimirse aquí e introducirse clandestinamente en Cuba. La norma básica de mis pasos es y será siempre de suma cautela y absoluta discreción… He procurado hacerme notar los menos posible…2

Estos hechos llamaron particularmente mi atención, ya que hasta en la actualidad siguen confundiendo a todo mundo, por todas las formas que utilizo para lograr los objetivos propuestos. Pienso que se necesita bastante optimismo y valor para someterse a llevar tal estilo de vida…3

En la comunidad cubana, aunque no era muy grande, había algunos que gozaban de buena posición, a los cuales podría recurrí. Pero trató de establecer contactos de forma lenta y prudente, igual que al conocer la ciudad.

Querida Doctora, enloquezco de impaciencia por saber cómo andan los trabajos. Por un emisario seguro pienso enviar pronto, ya impresas, algunas centenas o tal vez miles del manifiesto No 1.1 Cada uno saldrá con un intervalo de dos semanas… Es muy importante que busques dos personas, mujeres a poder ser, de absoluta confianza, a las que, como sustitutas de ustedes, yo pueda dirigir la correspondencia, como hago ahora. Me preocupa este punto… Considero que la idea de ir retirando del frente interno a cada compañero cuyas actividades se hagan evidentes es formidable; Pero es absolutamente indispensable que al mando de las tareas queden personas de la mayor capacidad y confianza. El éxito depende de que no se desarticule una sola pieza del aparato, que todos los métodos de comunicación, coordinación y sustitución se superen cada vez más. Aquí realmente necesito colaboradores, tanto en un lado como en el

otro… Me esfuerzo para que, cuando vengan encuentren condiciones de

2 Íbidem. p221.

3 Fuente de Información: Autoría Propia

vida más aceptables… Tengo para P.M. [Se refiere a Petará Míret] y señora alojamiento en casa de una familia cubana, que no les costará nada. Bueno será que

me pudieran enviar, entre el 10 y el 15 de agosto a alguien con un amplio informe verbal, y el viaje debería hacerse con la mayor economía: La Habana - Veracruz en

Barco, Veracruz - México en autobús. Me abstuve de hacer declaraciones públicas a mi llegada. Además el pudor me lo impide. No es correcto llevar, a ningún lugar del mundo, las penas de Cuba, mientras haya un cubano que pueda coger un rifle para remediarlas. En el más desventurado de los casos, podrá decirse de nosotros, el día de mañana, que supimos morir ante un imposible, pero que no nos vieron llorar de impotencia para todos, mi más fraterno abrazo, Fidel...4

En casa de maría Antonia conoció a la peruana Laura Meneses y al Puertorriqueño Juan Juarbe. En la Colonia republicanos españoles descubrió a un personaje, el general de aviación Alberto Bajo, nacido en Cuba pero que Había desarrollado su carrera en España y sobre todo en la Legión Extranjera, en especial en Marruecos. Bayo poseía características peculiares; era bizco y famoso por las conferencias que pronunciaba, recomendando la táctica de las guerrillas. Llevado por un amigo común Javier Cancio Peña, Fidel fue a la casa del general, en la Avenida de Country Club. Cumplidas las formalidades de la presentación, en pocos minutos gesticulaba pródigamente, de pie, en el centro de la sala, soltando casi una reprimenda a aquel señor de edad: “¡eres cubano y tienes la irrefutable obligación de ayudarnos!”. Era una especie de ardid para persuadirle de que entrenara a sus hombres para la guerrilla, “cuando los tuviera organizados para un futuro desembarco en Cuba y solo después de que pudiera comprar los barcos”, según lo que recordó posteriormente el general. Al oír el sermón de Fidel, Bayo encontró, como mínimo, gracioso a aquel muchacho que anhelaba levantar una montaña con una sola mano.

Para su propio

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