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GENERACION DECAPITADA


Enviado por   •  20 de Febrero de 2014  •  5.324 Palabras (22 Páginas)  •  414 Visitas

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MEDARDO ANGEL SILVA

Medardo Ángel Silva un caso más valioso de la literatura del Puerto, cuya vida es corta pero el más grande, nace en Guayaquil un 8 de junio de 1898 en un sencillo chalet del barrio de la Merced. Fue hijo legítimo del guayaquileño Enrique Silva Valdés, músico violinista y afinador de pianos, Mariana Rodas Moreira, natural de Valsar y poetisa en sus ratos libres. Gente pobre pero muy estimada por sus buenas costumbres, modales sensibles y trato amable. Medardo nace a los diecinueve años de matrimonio siendo hijo único y huérfano de padre a los cortos cuatro años. Su madre, sola y sin dinero, se ve obligada a mudarse a un chalecito mucho más pequeño, todo de madera, donde transcurre realmente la vida de Medardo. El chalecito quedaba en el callejón Juan Pablo Arenas y Morro, camino obligado al cementerio, por donde todas las tardes pasaba la procesión de los carruajes fúnebres y el cortejo de los deudos.

Silva para subsistir ejerce el magisterio y trabaja en el periodismo .Su existencia es una fortuna infinita, porque un cansancio, un hastió de vivir están presentes en medio de sus juveniles años.

A los seis años ingresa a la escuela Filantrópica del Guayas que, por ser gratuita la llamaban la Universidad del pueblo. Al tiempo comienza a recibir, siguiendo la tradición paterna, esporádicas clases de piano con el Profesor Toribio Sierra, mientras recitaba a Olmedo y compartía largos ratos con su primo hermano Fermín Silva de la Torre jugando y practicando música. El joven Medardo debió componer en aquel entonces sus primeras poesías "pues le propuso a su primo escribir una ópera lírica infantil con versos suyos y música de aquel". En Enero de 1910 aprueba la primaria y lo matriculan en el reconocido Liceo Vicente Roca fuerte bajo el nombre de Ángel Silva. Se sabe que era muy distraído y en su hogar pasaba la mayor parte del tiempo en silencio leyendo. Eso cambió a los quince años, que sustituyó su hogar por el seminario de los padres agustinos. Allí tocaba el piano y estudiaba otros idiomas, el italiano, el francés y el latín, que terminó aprendiendo a la perfección. Mientras leía libros y tocaba el órgano en la iglesia empieza a escribir poemas. Envía sus primeros versos a "El Telégrafo Literario" y a la revista "Letras", quienes no lo publican por incomprensión. "Ese año tuvo varias experiencias. Su profesor en el Vicente, Pedro José Huerta, le sacó de clase para que regresara al día siguiente con la melena cortada, lo que no sucedió por la hipersensibilidad del joven, quien prefirió iniciarse como simple obrero en la imprenta Sucre antes de dar su brazo a torcer. Bien es verdad que también necesitaba el sueldo. Silva era demasiado orgulloso para aceptar una reprimenda.

Así es que abandona los estudios y empieza a trabajar haciendo varias actividades en la Imprenta. Es esta época inicia su poemario que titula "El árbol del bien y del mal". Libro de Amor, Estampas románticas. Divagaciones sentimentales. Baladas, Reminiscencias y otros poemas. Sus primeros trabajos se acercaban más a lo que era él, ingenuo y sencillo con matices barrocos y sugestiva proximidad hacía un mundo de seres mitológicos que atraían al autor. Completamente autodidacta, al pasar el tiempo Medardo va transformando su trabajo en una poesía más profunda que incursionaba en el alma humana y en un conflicto interno que se debatía entre el ser niño o adulto. Sin encontrar salidas, ni respuestas, ni caminos ciertos a sus inquietudes y ansiedades, la inestabilidad emocional comienza a manifestarse. Quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de la comprensión y la convivencia. No se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos.

SU OBRA MÁS DESTACADA

EL ALMA EN LOS LABIOS

Para mi amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada,

dentro de tu pecho amante contemples extinguida,

ya que sólo por ti la vida me es amada,

el día en que me faltes me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento lleno de este cariño,

que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,

lejos de tus pupilas es triste como un niño,

que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento,

y quisiera ser todo lo que tu mano toca;

ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,

para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero,

llamarte mía como quien espera un tesoro.

Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,

y besando tus cartas ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda,

decirte la inefable pasión que me devora;

para expresar mi amor solamente me queda,

rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,

dejar mi palpitante corazón que te adora.

ANALISIS DEL POEMA

Su poema dice que “besando tus cartas ingenuamente lloro” porque sabía en el fondo de su corazón ella no lo amaba y que lo que escribía era solo para hacerlo sentir mejor pero no era verdadero amor lo que ponía en sus cartas.

Él no sabía de qué manera expresarle toda la pasión y el amor que sentía por ella y que solamente le toca guardársela ya que sabía que por mas amor que le diera, sintiera o le dijera ya que él la sentía distante ella no le iba a corresponder y que solo podía decir que ella que sintiera con sus manos como su corazón latía cada vez que la veía. En sus pensamientos estaba llena del cariño que quería darle y que también por un solo momento ella le correspondiera aunque lo tratase como un esclavo y que ella se diera cuenta que cada vez que se iba él se sentía triste tanto como un niño y que soñaba oír cada momento su voz ya que para él era con un arrullo. Quería ser como el viento y su aliento para poder sentir sus labios

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