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Giorgio De Chirico.


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  472 Palabras (2 Páginas)  •  641 Visitas

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En la obra de este pintor italiano, la temporalidad o Atemporalidad juegan

posturas fundamentales en el desarrollo de su obra.

Al igual que otros artistas de la historia, De Chirico se instala en un tiempo presente eterno, deja de lado el futuro, y vive en un presente infinito o eterno, donde se respira su presencia en cada signo, en su propio tiempo, sin reglas ni nada que lo aleje del tiempo de su propia obra.

El presente eterno es la materia, es la pérdida de lo real, en beneficio de la realidad del arte.

En De Chirico el presente es, ante todo, un enigma. No le interesa la superficie, sino el eterno vacío en el que sustenta.

A la ruptura, De Chirico opone una vuelta al pasado, en busca de los secretos clásicos del arte que han redimido ya el vacío de la existencia. A la novedad, la pintura metafísica opone la memoria y la nostalgia por un pasado sólo estéticamente recuperable.

El pintor metafísico no se decide por ningún tiempo, en cambio, opta por la inmovilidad, por las pausas eternas y por la soledad.

A diferencia del término presente eterno que utilizo De Chirico, existe el planteamiento del eterno retorno, el cual esta involucrado en gran parte de la obra de este pintor italiano.

El eterno retorno de lo mismo, como distingue Eugen Fink, es la máxima curvatura cósmica, la restauración del Mundo, o Vida, por otro lado, Nietzsche considera como móvil fundamental de la ética del übermensch el considerar cada uno de sus actos como si fuese a repetirse eternamente.

Para Nietzsche el tiempo no era lineal, la vida era siempre cambiante. El constante retorno fue parte de sus postulados, este consistía en el aceptar nuestros propios actos, con el dolor que puedan contraer, con el placer que puedan conllevar, no dejando lugar para el arrepentimiento.

De Chirico invoca otra concepción de tiempo, el eterno retorno o la paradoja del cuadro-momento; no se sumergirá en el presente sino que vera en el sus vacíos, con la distancia que da el ubicarse al interior del arte.

En su obra, va en un ir y venir en el tiempo, este eterno retorno, va tomando en diferentes tiempos y circunstancias elementos de otros tiempos, independientemente de seguir un orden lineal o genealógico.

Como ejemplo del eterno retorno esta “El retorno de Ulises”1968, en el cual simboliza su propio viaje circular en la pintura.

Como un nuevo Ulises que retorna perpetuamente en su barca sobre el océano del mundo moderno.

El retorno de Ulises; es el último y más preciado caleidoscopio de la memoria, aquel en el que el pintor atesora recuerdos de la infancia y los elementos más significativos

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