La lucha por los Símbolos Patrios
ddedadad18 de Marzo de 2013
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Quería abrir un ojo, pero tenía miedo de que no fuera un sueño, así que lo hice lentamente, comencé a vislumbrar mis pies por debajo de las sábanas de mi cama, y acto seguido, me incorporé, para voltear a ver todo mi cuarto, me di cuenta que estaba bastante agitado y no sabía porque, mi corazón latía desesperadamente, me quede quieto un momento, tratando de tranquilizarme, pero mi intento fue en vano, trate de distraerme preparándome para ir a la escuela, cuando estuve listo baje para desayunar, terminé de desayunar y me disponía a tomar mi mochila, cuando una noticia me dejo paralizado, el estadounidense naturalizado mexicano Antony Flores, que había resultado electo presidente y que hacía apenas un mes había ocupado el cargo, acababa de lanzar su primera iniciativa de reforma al poder legislativo:
Cambiar la bandera, (incluyendo el escudo) y el himno nacional por unos nuevos, porque, según sus propias palabras en su discurso del día de ayer: “México necesita un renovación en todos los aspectos y los Símbolos Patrios no deben ser la excepción”
Mi cerebro era incapaz de asimilar eso, pero antes de poder ponerme a analizar la situación, otro recuerdo me invadió súbitamente, de pronto, recordé lo sucedido momentos antes de despertarme y creí entenderlo todo, en mi sueño había visto a Antony ocupar el cargo de presidente y posteriormente a diestra y siniestra modificar nuestros Símbolos Patrios a su antojo, sí, eso era -pensé- esa era la razón por la cual yo había despertado tan agitado, ahora todo estaba muy claro, pero esto no se podía quedar así, todo el camino a la escuela lo pase sumido en mis pensamientos, tratando de encontrar algo a mi alcance para evitar que la iniciativa del presidente fuera aceptada, ya en mi escuela mantuve una plática bastante tensa con mi mejor amigo:
-¡Max! tenemos que hacer algo, no nos podemos quedarnos cruzados de brazos.
-Pero tienes que entender que nosotros somos nada ante él.
-¡Tienes que apoyarme!
-¿Qué quieres que haga?
-Podríamos reunir a jóvenes que piensen igual que nosotros.
-Y luego, ¿Qué piensas hacer?
- Pues, eso aún no lo sé.
Max se fue algo molesto por mi respuesta, mientras que yo me quedé pensando en su pregunta: ¿Qué piensas hacer? En realidad no lo sabía, pero mientras obtenía la respuesta, quedarme sin hacer nada no lo tenía considerado dentro de mis opciones.
A lo largo del día, ocupé todos y cada uno de mis tiempos libres a preguntarle a toda persona que se me cruzara si estaba de acuerdo con la reforma propuesta por el presidente, y cuando la respuesta era un “no”, los invitaba a unirse a un grupo que yo estaba formando, y que se reuniría por esta ocasión en mi casa el próximo viernes, muchas de las personas
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