Mariano Melgar

Fue el primero en introducir elementos indígenas en su literatura, considerados precursor romanticismo en el Perú; los aportes más importantes en su literatura fueron sus yaravíes.

Realizo sus estudios en el seminario de San Jerónimo en ese momento por circunstancias de aquel lugar su orientación fue dedicada a los estudios teológicos y religiosos.

Por aquella época conoce a su musa, su gran inspiración aquella chica que le quitaba el sueño, por la que daría su vida y más.

Melisa (Manuelita Paredes) hija del Tesorero Fiscal de Arequipa ella fue la primera inspiración de Mariano Melgar, y la inspiradora de sus primeros Yaravíes.

Ellos se amaban pero por cosas del destino se separaron y cada quien siguió con su vida esa ruptura causo en Melgar amargura y tristeza lo cual lo llevo a la melancolía y en sus versos representaba su sufrimiento, dolor y desdicha.

Melgar se da cuenta que su temperamento es algo adicto a la disciplina claustral, decide despojarse del habito eclesiástico, abandono San Jerónimo (seminario) para seguir su verdadera vocación las leyes , la poesía el foro y el magisterio.

A los 16 años Melgar conoce al gran amor de su vida Silvia (María Santos Corrales) ella era prima de Mariano.

Esta tormentosa pasión fue la que empujó a Melgar a abandonar la carrera eclesiástica. Sus padres decidieron entonces enviarlo a Lima, para que estudiara leyes. No conforme con ello, regresó a Arequipa para encontrarse con Silvia, pero ésta la convenció a que obedeciera los deseos paternos, por lo que volvió a Lima.

Su estancia en Lima coincidió con la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 y los festejos realizados en homenaje a José Baquíjano y Carrillo por haber sido designado consejero de Estado. Dedicó entonces a este personaje una “Oda al Conde de Vista Florida”, donde expone el sentimiento de la mancomunidad hispanoamericana.

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