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Simon Bolivar


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  8.120 Palabras (33 Páginas)  •  163 Visitas

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¿Infancia De Simón Bolívar?

Infancia del Simón Bolívar.

En la Caracas colonial cuya población no sobrepasaba unos treinta mil habitantes, Simoncito creció como todos los niños de su rango social; mecido en los brazos de una esclava negra llamada Hipólita.

Su nodriza, es quien amaba como a una segunda madre, acompañando a sus padres en sus oficios religiosos, jugando con otros niños de su edad en el patio perfumado de granadas de su casa natal y recibiendo las enseñanzas de sus primeros maestros.

Los Valles de Aragua eran entonces las tierras más fértiles de Venezuela. allí en la pequeña población de San Mateo, la familia Bolívar poseía una hacienda. Los cuatro hermanos solían viajar ha ella de vez en cuando. Les gustaba ver como cantaban en los terneros o fiestas patronales.

Juan Vicente Bolívar y Ponce, padre de el Libertador, murió el 19 de Enero de 1.786, a la edad de 60 años y su esposa Maria de la Concepción Palacios de Bolívar, falleció después el 6 de Julio de 1.792, a la temprana edad de 34 años. De consiguiente, Simón Bolívar tenía apenas dos años y medio de edad cuando perdió a su padre y 9 cuando quedó huérfano al perder también a su Madre.

Simón a pesar de ser el menor siempre era lider o cabecilla. Preferiría irse con los esclavos y mestizos que trabajaban en la plantación. Con ellos se bañaba en el río y con ellos jugaba al trompo y subía a los árboles. Allí también aprendió a montar a caballo. A los 8 años tenía ya fama de ser estupendo jinete.

Pero a pesar de estos respiraderos la infancia de Simón fue muy dolorosa. Un día, estando en Caracas la Mamá se pone muy triste. Los niños reciben orden de no alborotar en casa. Se entornan las ventanas. El médico de la familia va diariamente para tratar la enfermedad del Papá. María Antonia la mayor lo comprende antes que los otros.

Papá está muriendo - dice en voz bajita a los demás hermanos.

Toda la familia se vistió de lutos. Los numerosos amigos y parientes desfilaron antes del féretro. Doña Concepción reunió a los cuatro hijos. Los besó en silencio y luego con lágrimas muy limpias en los ojos les dice:

Papá ha muerto. Papá ha ido al cielo. Desde ahora yo sabré darles el cariño de su ausencia.

Quizá el pequeño Simón no logra entender la muerte de su padre apenas tenía 3 años.

Don Feliciano Palacios, padre de Doña María de la Concepción queda como tutor de los niños, pero murió al año siguiente. Después de la muerte del abuelo Simón quedó bajo el cuidado de su tío Carlos Palacios, quien se hace cargo de el y sus hermanos. El ambiente familiar termina desmoronándose con el casamiento de sus hermanas y la salida de Juan Vicente al cargo de otro tutor.

Este cambio de ambiente influye sobre Simón, quien al poco tiempo huyó de la casa del tío y pretendió vivir en la casa de su hermana Maria Antonia. Esta dio origen a un pleito judicial entre su tutor y el matrimonio Clemente Bolívar; la pareja alegó todas las razones que le asistían a fin de que la Real Audiencia permitiera que el joven viniera con ellos, pero la Audiencia falló en favor del tío Carlos Palacios, y Simón debió obedecer, no sin antes dejar en claro su opinión sobre el hecho, la cual fue asentada en el expediente del juicio, dijo, entre otras cosas "si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando eran objeto de malos tratos, ¿Por qué no se le permite a él vivir con la gente que más le agradaba?; que el tribunal podía disponer de sus bienes, mas no de una persona.

A raíz de este incidente, el joven Simón ha sido confiado a Simón Rodríguez quien dirigía en esa época una escuela de primeras letras en Caracas. Pedagogo Liberal y excéntrico, de vasto pensamiento universalista, supo sembrar en el alma de su alumno el germen de las ideas nuevas "Usted formó mi corazón para la libertad, para la grandeza, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló; escribió Bolívar a su maestro Rodríguez muchos años más tarde. Otros de sus profesores que el célebre Andrés Belo, conocido como el maestro de América y el más grande humanista del continente.

A los 14 años, Simón ingresó con el rango de Cadete en el batallón de milicias de Blancos de los Valles de Aragua, y un año más tarde era ascendido a Sub Teniente. Su hoja de sus vicios rezaba entonces: "Valor: conocido: aplicación sobresaliente" pero no será nunca militar de escuela. El lo será de todas y su arte de la guerra, a pesar de todos los manuales que había leído y asimilado saldrá más bien del fulgor de su genio de su constancia de sus cualidaddes de caudillo exepcional que conducirá a la victoria a las multitudes enardecidas por su verbo, por su patriotismo y por su amor a la libertad.

¿Quiénes Componían Su Grupo Familiar?

 Juan Vicente

 Coronel Juan Vicente

 Juana María

 María Antonia

 Doña Concepción

 Simón

Grupos Social De La Familia Bolívar

El Grupo Social

Simón Bolívar como podemos ver mediante la historia pertenecía al grupo social denominado la oligarquía criolla conocida también como patriciado de Caracas; esta clase ocupaba el mismo puesto que la nobleza titular en la América española.

Fracaso Y Miseria

En 1844 se reúne en Latacunga con un grupo de vecinos para formar una renta con las cuotas mensuales suscritas por los ciudadanos interesados "con el fin de detener en esta villa al señor Simón Rodríguez y encargarle la enseñanza de la Agricultura y otros ramos."(159) Y el 1 de febrero comienza a impartir clases en el Colegio Vicente León, cuyo rector es el clérigo Rafael María Vásquez, un protector suyo. Por esta época propone que el colegio invierta sus fondos en fincas rurales.(160) Es probable que a los dos meses interrumpiera sus lecciones, pues para entonces se informa que, habiendo fracasado la suscripción de los vecinos de Latacunga, la Junta se ha visto obligada a abonarle de fondos propios el sueldo.(161).

Vásquez, Juan José Flores e Isidoro Barriga contribuyeron probablemente a aumentar la modesta dotación de la Junta. Según Monge, Rodríguez fundó luego una pequeña fábrica de pólvora, y escribió un tratado sobre el tema, en el que también se refería a la educación.(162)

El 20 de julio de 1845 le escribe a Ascázubi sobre el gobierno del Ecuador lo siguiente: "Será otro el Presidente, pero tendrá las mismas facultades para hacer lo que le parezca. La farsa de los tres poderes es tan sosa, tan sin gracia, que ni la burla merece; es una parodia de la constitución inglesa, y un mal remedo de la modificación que han hecho los Estados Unidos (...) ¡Así tuviera yo con qué pagar la impresión de mis pensamientos! Pero ni para comprar pan tengo; porque no hallo en qué emplearme. Quiero enseñar, y no hay quien pague por aprender; quiero irme, y la familia (aunque compuesta de dos) me sujeta."(163). Le escribe de nuevo a Ascázubi el 28 de agosto y entre otras cosas le dice: "Lo repito: quiero vivir de mi trabajo (...) Alquíleseme una habitación independiente, en una casa cualquiera, con tal que no sea de gente grande: con la baja yo me entiendo. Déseme un peso diario, para mi subsistencia, entretanto que recojo con qué devolver lo que se me haya prestado - y al instante parto para Quito"(164).

Al rechazar un puesto de "Ensayador de la Moneda" en Quito, que Ascázubi le ha ofrecido, le escribe el 2 de agosto: "Los 600 pesos de renta me harían 600 enemigos, sobre todo en un tiempo en que se trata de excluir de los empleos lucrativos a todo extranjero. Por máxima del buen vivir, nunca he sido empleado, excepto en la enseñanza".(165)

Hacia septiembre de este año entrega a los políticos Angulo y Ascázubi el manuscrito de un proyecto para el fomento de caminos en el país, según el cual éstos serían dados en propiedad a quienes los construyesen y cuidasen, y sus dueños tendrían la ventaja de poder usufructuarlos mediante el cobro de peajes. (166)

Le escribe a José Ignacio París, a Bogotá, lo siguiente (6-I): "Ahora estoy en una hacienda, dando algunas lecciones a dos jóvenes, sólo por la comida y el tabaco ¡Qué le parece, amigo! Sáqueme de aquí. Mi familia se compone de 2 - una mujer y un niño. A mi llegada a Bogotá tendré con qué rembolsar lo que haya gastado de mi viaje (...) Tengo mi Obra Clásica, sobre las Sociedades Americanas, que no puedo hacer imprimir aquí".(167). París le enviará el auxilio solicitado, y en una carta el 15 de mayo, donde le pide a su amigo Deán Torres el cobro de 300 pesos que le ha enviado París para su viaje, alude, descartando su aceptación, a una invitación del Presidente Soublette para que se traslade a Venezuela.(168)

La Junta Administrativa del Colegio de Latacunga acepta una propuesta de Rodríguez, por la que éste "ofrece al Supremo Gobierno, sin que se le gratifique, (enseñar) la manera de dirigir una escuela primaria, a condición de que se le contribuya con el mensual de diez pesos para cada uno de los jóvenes de que elegirá.” (169). Se pone en camino hacia Colombia, acompañado de su mujer e hijo.(170) Según Monge, Rodríguez se detuvo en Ibarra, donde fundó una "sociedad de socorros mutuos."(171).

Al poco se halla en Túquerres, al sudoeste de Pasto, en Nueva Granada (hoy Colombia) y desde allí le escribe a José Ignacio París el 8 de diciembre diciéndole que espera llegar a Bogotá a principios de marzo.(172). Todavía en Túquerres, le comunica a París el 30 de enero de 1847, que el coronel Anselmo Pineda, gobernador de la provincia, le ha persuadido para que funde una escuela primaria que sirva a la vez para formar maestros. Además, le recomienda que haga valer su influencia para conseguir la aprobación de una ley que imponga la contribución anual de un real en beneficio de la educación primaria. La propuesta es detallada por el propio Rodríguez en un cuaderno titulado "Extracto de mis ideas", que lleva consigo el coronel Pineda, salido hacia Bogotá el 26 de ese mes. (173).

En carta a Pineda el 2 de febrero, le informa acerca de los pormenores de la escuela: "Todos querían continuar; pero la pobreza retrajo a los más; iban a sus casas a buscar víveres (...) Ni la sala permite más de 14 asientos, ni los fondos alcanzan para extenderse hasta 60. Recibo a los grandes, a turno, mañana y tarde, y a los chucos en las horas del mediodía. Han llegado, por los exhortos de usted al gobernador de Barbacoas, 10 jóvenes. Tres veces asisten de día, y una vez de noche. Trabajan con gusto, y van bien (...) Viendo yo, que mi ausencia en enero, traería el abandono del establecimiento, he prometido quedarme hasta junio, viviendo de una cortísima contribución que dan los vecinos de Túquerres." El 26 de noviembre le escribe Rodríguez a Pineda: "La casualidad ha traído hasta aquí a un médico naturalista suizo, que anda explorando y me ha hecho el favor de dar algunos remedios a Manuelita".(174)

Es probable que ésta falleciera a consecuencia de la enfermedad. Se sabe que Manuelita era su mujer, porque antes de fallecer, Rodríguez manifestó que había estado "casado dos veces y que (...) la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia."(175)

Entre abril y mayo de 1849, en tres números de El Neo-Granadino, periódico bogotano, aparece publicado su "Extracto sucinto de mi Obra sobre la Educación Republicana."(176) El 5 de mayo aparece en el mismo periódico una carta abierta en la que se solicita una pensión estatal para Rodríguez.(177) En el mes de julio de este año, Anselmo Pineda publica en El Neo-Granadino una circular para recaudar fondos con los que socorrer a Rodríguez y permitirle trasladarse a Cartagena, donde un "patriota benéfico" le ha ofrecido protección. Se encarga de recoger los donativos Pedro Antonio Torres, recién nombrado obispo de dicha ciudad. En la circular se menciona que, aunque Rodríguez había invertido sus últimos recursos en la instalación de una escuela normal, ésta había fracasado por insuficiencia de medios.(178)

En 1850 se halla en Quito, alojado en casa del Deán Torres. Este le presenta a Manuel Uribe Ángel, quien años más tarde hará del maestro la descripción siguiente: "Este notable americano frisaba entonces con los ochenta y cinco años de edad (en realidad, tenía sólo 81), y no era físicamente constituido como el señor Torres: sin ser muy alto de cuerpo, tenía aspecto atlético; sus espaldas eran anchas y su pelo desenvuelto; sus facciones angulosas eran protuberantes; su mirada y su risa, un tanto socarronas; su cabellera y ceja, grises; sus piernas, algo separadas, como las de un marinero; sus pies, gruesos y calzados siempre con botas de doble suela. Llevaba de ordinario anteojos y cuando de ellos no hacía uso, los colocaba sobre la frente. Cubría su cabeza con sombrero de fieltro de anchas alas; su cuello y pecho estaban abrigados, el primero por corbatín de raso, y el segundo por chaleco de paño, ambos de color oscuro; sus pantalones eran de tela burda y su cuerpo se cobijaba con un levitón de color gris, suelto y ancho, cuyas faldas llegaban hasta las corvas. En aquella edad y con las condiciones físicas que le hemos asignado, Don Simón Rodríguez tenía una robustez corporal digna de envidia y una claridad de inteligencia acreedora de respeto y admiración".(179) En octubre está de nuevo en Latacunga, y ofrece sus servicios en el Colegio Vicente León, a cambio del sueldo "de un peso diario para su manutención y los útiles que son indispensables para el nuevo método de enseñanza". Dado el deficiente sistema de enseñanza, Rodríguez "se propone a reformar este fatal estado, tomando unos diez niños, a quienes enseñará, no con el objeto de que concluyan su aprendizaje en el corto tiempo que debe durar esta ocupación, sino para que algún joven quiera instruirse en su método, observe prácticamente el modo de enseñar"... Son escogidos como aprendices un tal Camilo Gallegos, quien renunciará al poco tiempo, y un tal Mariano Armendáriz.(180)

En 1851 Armendáriz se queja de que Rodríguez "lo distrae con la lectura de cuadernos que no tiene relación alguna con el nuevo método que se ha propuesto plantear", y éste declara ante la Junta del Colegio "que había enseñado todo lo necesario". Una vez más, queda sin empleo el 14 de agosto.(181) Entonces escribe un trabajo dirigido al rector del Colegio Vicente León de Latacunga, Rafael Quevedo, en el que sintetiza sus ideas pedagógicas. Lleva por título “Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga”.

En un pasaje del texto se dice: "Usted me pide un Reglamento que rija la Primera Escuela. Le daré mis ideas, para que las combine con las suyas, y lo forme. No haga usted imprimir mi manuscrito, ni lo muestre sino a personas de talento e instrucción". Y en otro se añade: "En la Escuela dejo un cuaderno, al cargo del señor Doctor Armendáriz, en que constan los pormenores de la enseñanza, y, de viva voz, las instrucciones necesarias para la práctica."(

La Educación De Bolívar.

La formación educativa de Bolívar fue bastante informal, considerando que no fue un alumno regular que cursara estudios desde la educación elemental hasta la universidad.

Al igual que otros muchos ricos y bien educados criollos, él recibió instrucción de tutores privados en su propia casa. Solamente durante cuatro periodos en su niñez asistió a una escuela pública y v¡vió en la casa de su preceptor Simón Rodríguez.

De acuerdo con su propio testimonio, su educación fue lo mejor que una persona de su rango podía adquirir en su patria para este entonces.

En una conocida carta enviada al General Santander, Bolívar ofreció uno de los más claros testimonios sobre su temprana formación. En esa carta, Bolívar trataba de desautorizar a un detactor suyo llamado Molíiens, cuyo testimonio calificó de injusto y falso.

El Libertador afirmó en la carta que no era verdad que su educación fuese descuidada, pues su madre y toda su familia hicieron lo posible para que tuviese la formación apropiada y para ello contrataron los mejores maestros del país.

En esta misma carta, el agrega que Simón Rodríguez, le enseñó a leer y a escribir, que Andrés Bello le instruyó en el arte de la composición y en geografía, y el padre Andujar un intelectual admirado por Humboldt le enseñó matemática en una academia diseñada especialmente.

Después dice Bolívar, fue enviado a Europa a estudiar idiomas extranjeros y a asistir a la Academia de San Fernando, en Madrid, para mejorar su aprendizaje de matemática.

Allí en Madrid también tomó lecciones de esgrima, danza y equitación. Finalmente en un significativo pasaje, el reconoció su deuda intelectual con la ilustración Francesai "Es verdad que yo no he aprendido la filosofía de Aristóteles ni los códigos del crimen y del error, pero el señor Molliens no ha ido tan profundo como yo en el estudio de Locke, Condillac, Buifon, Helvetius, Montesquieu, Mably y los clásicos de la antigüedad, sean los filósofos, historiadores, oradores o los poetas; así como los clásicos modernos de España, Francia, Italia y algunos de Inglaterra.

Sus Maestros.

Entre los maestros del Libertador, la historia recoge los nombres de José Antonio Negrete, Guillermo Pelgrón, el padre Andujar, Miguel José Sanz, Andrés Bello y Simón Rodríguez.

El Licenciado Miguel José Sanz, hombre de vastos conocimientos y crítico del sistema educativo de la época, tuvo a su cargo durante varios años la educación del joven le fue encomendada a Don Simón Rodríguez.

En su discurso del 15 de Febrero de 1.819, planteó el Libertador "La educación popular desde ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso "Moral y Luces son los polos de una República"; "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades"

No cabe la menor duda que la mejor síntesis que hizo Bolívar sobre este aspecto fue la parte de su discurso de Angostura donde recomendó la formación del Poder Moral como cuarto Poder Público, necesario para formar los hombres virtuosos que emanen a su patria, sus leyes y sus magistrados.

La idea del poder moral como supremo rector de la moralidad pública, la juventud, la educación y la imprenta (que para entonces era el único medio de comunicación social), puede entenderse como una política de estado fundamental para una República que no poseía las tradiciones políticas democráticas y que sólo había conocidos trescientos años de duro coloniaje y despotismo.

En ese sentido, el objetivo central de las cámaras de Moral y de educación, partes de ese cuarto poder propuesto, tenían un elevado papel pedagógico de formación cívica.

En general, podemos decir que Bolívar era un entusiasta defensor de la educación para todos los ciudadanos. Creía que de esa manera éstas lograban adquirir las virtudes necesarias para vivir civilizadamente.

Por ello, a lo largo de toda su actuación como gobernante estimuló la formación de nuevas escuelas para niños y para niñas, dotándolas de ventas que antes pertenecían a los conventos y otros bienes de la iglesia.

Hoja De Trabajo Nº 2.

Federalismo

es una doctrina política que busca que una entidad política u organización esté formada por distintos organismos (Estados, asociaciones, agrupaciones, sindicatos) que se asocian delegando algunas libertades o poderes propios a otro organismo superior, a quien pertenece la soberanía, (Estado federal o federación) y que conservan una cierta autonomía, ya que algunas competencias les pertenecen exclusivamente. En otras palabras, es un sistema político en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un poder central y un grupo de estados asociados.

Centralismo

.El centralismo (del latín centra, un solo lugar; y lismo, persona) es el sistema de organización estatal cuyas decisiones de gobierno son únicas y emanan de un mismo centro, sin tener en cuenta las diferentes culturas o pueblos a quienes afecta. El centralismo es un modelo de gobierno en el que las decisiones políticas se toman desde el gobierno central. Durante el siglo XXI ha estado en declive esta forma de gobierno sobreviviendo sólo en Francia donde ha tenido una gran tradición, así como en varios países latinoamericanos.

Capitulaciones

Las capitulaciones son contratos de carácter público por los cuales la Corona de Castilla le encomienda a un caudillo la realización de un determinado servicio público, sea descubrir (en forma naval o terrestre), poblar o rescatar. En esta capitulación se le hace un encargo a un particular, quien se obliga a llevarlo a efecto (incluso se le puede fijar un plazo). La corona y el caudillo se obligan recíprocamente por la capitulación.

La Corona puede exigir mediante acciones legales al caudillo capitulante que cumpla con lo que se ha comprometido, la obligación que la corona asume tiene la naturaleza jurídica de obligaciones naturales (no dan acción para exigir su cumplimiento), entonces no hay acción del capitulante respecto de la corona, pero si la Corona cumple, en realidad está cumpliendo la obligación que ella asumió.

En ellas se estipulaba lo que se quería cumplir y finalmente lo que se cumplió.

Entre estos el viaje de Colón a las Indias o a América era una capitulación en donde el mismo Colón y su grupo de viajeros se comprometían a traer muestras o pruebas de sus viajes para así proseguir en los siguientes viajes. Gracias a estas capitulaciones fue que diferentes estados se dieron cuenta de algunas de las tierras que les hacían falta y les pertenecían, como también algunas que tuvieron que entregar. Lo bueno es que gracias a ésto se pueden diferenciar las riquezas y pobrezas, ya que no se emplean discusiones interiores como exteriores y cada estado tiene su propiedad sin percance alguno.

La Sociedad Patriótica

Con el nombre de Sociedad Patriótica se conoce a la organización revolucionaria proindependentista que realizó importantes actividades en Caracas y otras poblaciones venezolanas, durante la Primera República (1810-1812). La idea de la creación de la Sociedad Patriótica o Club Patriótico, como lo llamó luego Manuel Palacio Fajardo, ha debido ser de Miranda y Bolívar que conocieron el valor de la propagación de las ideas a través de este tipo de sociedades; sobretodo gracias a las experiencias de Miranda en el París de la Convención y del Directorio. Esto explica que un francés de apellido Leleux haya venido al país en diciembre de 1810 en para contribuir a la creación de la Sociedad Patriótica. En esta organización de carácter revolucionario figuraron como miembros (además de Miranda, Bolívar y Leleux), Antonio Muñoz, Vicente Salias, Francisco Espejo, Pedro Pellín, Casiano de Medranda, Miguel Peña, Lorenzo Burros, Francisco Antonio Paúl (llamado Coto Paúl), Pedro Pablo Díaz, José Antonio Pelgrón, Pedro Salias, Rafael Castillo, Carlos Núñez, José María Núñez, Carlos Soublette, Ramón García Cádiz, entre muchos otros. La presidencia de la Sociedad Patriótica se turnaba, y en diversos momentos se sabe que la ejercieron Francisco de Miranda, Antonio Muñoz Tébar y Francisco Espejo.

Las sesiones de la Sociedad Patriótica se llevaban a cabo durante lanoche a partir de las 6 pm y a veces se extendían hasta la madrugada, participando en las mismas miembros de todas las clases sociales e incluso algunas mujeres representativas de diversos estamentos. Para mantener cierto orden en las reuniones, existía un reglamento de debates. En términos generales, los objetivos de la Sociedad consistían fundamentalmente en lograr la declaración de la Independencia de Venezuela y el establecimiento de un régimen republicano y democrático. Su órgano de difusión era El Patriota de Venezuela, cuyo primer ejemplar apareció a fines de 1810, siendo sus redactores Vicente Salias y Antonio Muñoz Tébar Durante el año de 1811 y los primeres meses de 1812 circularon 7 números. El 19 de abril de 1811, al celebrarse el primer aniversario del movimiento de 1810, los miembros de la Sociedad conmemoraron la fecha levantando un "Árbol de la Libertad" y exponiendo en la fachada de su sede, ubicada en la esquina de las Ibarras (donde antes había vivido el gobernador y capitán general Vicente Emparan) retratos de Manuel Gual y José María España, lo que identificaba a dicha organización con las ideas igualitarias de los promotores del movimiento revolucionario de 1797.

Cuando aún no se habían iniciado en el Congreso Constituyente de 1811 los debates relativos a la declaración de la Independencia de Venezuela,ya el tema había sido ampliamente discutido en la Sociedad Patriótica, por lo menos desde fines de mayo de 1811. En tal sentido, cuando algunas personas expresaron su preocupación de que la Independencia abriese la puerta Anarquía, uno de sus miembros, Francisco Antonio Paúl, manifestó que la emancipación absoluta era la única salida. Por estas razón a fines de junio de 1811, se comentaba en Caracas que existían dos congresos: el Congreso Constituyente y la Sociedad Patriótica, que supuestamente quería suplantarlo. Un hecho histórico ocurrido en el seno de la Sociedad, fue el pronunciamiento en la noche del 3 al 4 de julio, del primer discurso político conocido de Simón Bolívar, en el que se rechazaba la tesis de los 2 congresos y reafirmaba el respeto de la Sociedad patriótica hacia el Poder Legislativo, planteando además la necesidad de que éste declarase sin demora la Independencia. El 5 de julio de 1811, cuando el Congreso declaró la Independencia de Venezuela, un grupo de miembros de la Sociedad que estaban en la barra prorrumpieron en aclamaciones y encabezaron una manifestación que dirigida por Francisco de Miranda (quien también era diputado) y Francisco de Miranda, recorrió las calles y plazas de Caracas y entró al palacio arzobispal para pedirle al arzobispo Narciso Coll y Pratt que jurase la Independencia. A pocos días de declarada la Independencia, estalló una insurrección en Valencia por parte fuerzas realistas, para sofocarla fue conformada un ejército integrado por varios miembros de la Sociedad y comandada por Miranda. Uno de los miembros de la organización que marchó a Valencia, fue Lorenzo Burros, quien murió en agosto combatiendo a los insurrectos.

Constitución

La Constitución o carta magna (del latín cum, con, y statuere, establecer) es la norma suprema, escrita o no, de un Estado soberano u organización, establecida o aceptada para regirlo. La constitución fija los límites y define las relaciones entre los poderes del Estado (poderes que, en los países occidentales modernos, se definen como poder legislativo, ejecutivo y judicial) y de estos con sus ciudadanos, estableciendo así las bases para su gobierno y para la organización de las instituciones en que tales poderes se asientan. Este documento busca garantizar al pueblo sus derechos y libertades.

República

República (del latín res publica, «la cosa pública, lo público»), en sentido amplio, es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley (constitución) y la igualdad ante la ley como la forma de frenar los posibles abusos de las personas que tienen mayor poder, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. A su vez la república escoge a quienes han de gobernar mediante la representación (democracia representativa) de toda su estructura mediante el derecho a voto. El electorado constituye la raíz última de su legitimidad y soberanía. Muchas definiciones, como la de Encyclopædia Britannica de 1922, resaltan también la importancia de la autonomía y del Derecho (incluyendo los derechos humanos)1 como partes fundamentales para una república. No debe confundirse república con democracia, pues aluden a principios distintos, la república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el gobierno de la mayoría, del griego, Dimokratía (Demos (Pueblo) y Kratos (Estado, refiriéndose a soberanía en este caso).

Exilio

El exilio es el estado de encontrarse lejos del lugar natural (ya sea ciudad o nación) y puede definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo. Algunos autores utilizan el término “exiliado” con el sentido de “refugiado”. Aunque el exilio por antonomasia es ese desplazamiento fuera del país, también se habla de un «exilio interior» respecto a personas que se ven obligadas a reasentarse dentro del propio país de residencia (deportaciones) o bien que, estando en el mismo, se ven cortadas sus posibilidades de actuaciones a través de prohibiciones de desarrollar sus actividades (generalmente literarias o artísticas) o de manifestar públicamente la disensión respecto al régimen.

Además de personas en exilio, también hay gobiernos en exilio, como el del Tíbet y el de España después de la guerra civil (en México) o naciones en exilio, como fue el caso de Armenia de 1078 a 1375, que después de la invasión de su territorio por tribus selyúcidas, se exilió en Cilicia, formando un nuevo reino.

En España, se considera el exilio por antonomasia al exilio republicano tras la Guerra Civil de 1936-1939.

Traición

Técnicamente, es traición renegar con dichos o acciones (sean éstas voluntarias o involuntarias), un compromiso de lealtad hacia una idea, asociación, o grupo de pertenencia.

Familiarmente, la traición consiste en defraudar a familia, amigos, grupo étnico, religión, u otro grupo al cual pueda pertenecerse, haciendo lo contrario a los que los otros esperan. A menudo, cuando se acusa de traidor, tales acusaciones son controvertidas y disputadas, cuando la persona no puede identificarse con el grupo del cual es miembro, o de lo contrario está en desacuerdo con los líderes del grupo que hacen el cargo.

Complot/ Conspiración

Conspiración o conjura hace referencia a un acto o conjunto de actos realizados por varias personas con ánimo de arrebatar el poder a otra o de causarle perjuicio o daño. Cuando se refiere a cosas o a instituciones o a obras, una conspiración es una concurrencia de circunstancias en dirección a un mismo fin.

Sociedad Patriótica (Venezuela)

La Sociedad Patriótica fue una asociación revolucionaria fundada por Francisco de Miranda y aupada por la Junta Suprema de Gobierno de Venezuela a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810.

Fundada como la Sociedad de Agricultura y Economía, no tardo mucho tiempo para que la organización se volviera la principal promotora del rompimiento con España. Entre sus miembros, aparte de Miranda, se encontraban José Félix Ribas, Antonio Muñoz Tébar, Vicente Salias, Simón Bolívar y Miguel José Sanz participando en las mismas miembros de y todas las clases sociales e incluso algunas mujeres representativas de diversos estamentos. En sus sesiones discutían sobre economía, política, asuntos civiles, religiosos y militares. Llego a contar con hasta 600 miembros solamente en Caracas y con filiales en Barcelona, Barinas, Valencia y Puerto Cabello.1 El periódico del Patriota Revolucionario dirigido por Salías y Muñoz Tébar fue desde junio de 1811, su órgano divulgativo.

La Sociedad Patriótica, pronto devino en un órgano plenamente revolucionario. En la celebración del primer aniversario de los sucesos del 19 de abril, fue la voz principal que abogaba por la independencia. Las críticas del regimén colonial, la difusión de las ideas separatistas y la presión ante el Congreso para que declarara la independencia fueron las acciones más importantes de la Sociedad Patriótica.

El grupo se disolvió poco después de la declaración de la independencia, cuando la mayoría de sus integrantes pasaron a tener funciones militares en la naciente República.

19 De Abril De 1810

Después de convenir con los ingleses la permanencia de un representante en Londres, Bolívar embarcó en la corbeta Shaphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810.

Una vez en Venezuela empezó a hacer gestiones para promover el regreso de Miranda, que como resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el bergantín inglés Avon el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial por parte de la Junta Suprema, que poco después lo nombró Teniente General.

Miranda pronto empezó a tener conflictos con el Jefe Militar del Gobierno, el Marqués del Toro, por su incapacidad para controlar la rebelión realista de Coro y mientras tanto, las circunstancias políticas habían favorecido la aparición en Caracas de organizaciones como la Sociedad Patriótica, que era una especie de asociación independentista que funcionaba como foro de debate político que divulgaba sus conclusiones en una publicación propia titulada El Patriota de Venezuela.

Bolívar fue un miembro importante de esta asociación que estuvo muy implicado en las movilizaciones posteriores ocurridas el 5 de julio de 1811 para ratificar la Declaración de Independencia, y que defendió posturas opuestas a la Constitución del 21 de diciembre de 1811 al considerar que era una copia literal de la que regía en los Estados Unidos que no se adaptaba a la realidad del momento en Venezuela.

El 13 de agosto de 1811, fuerzas comandadas por Miranda, lograron una victoria en Valencia, contra los rebeldes de dicha ciudad que pretendían recuperar privilegios de su antigua capitalidad y es en esta acción donde Bolívar empezó propiamente su carrera militar al dirigir un ataque a un puesto fortificado que fue su bautismo de fuego y su primera acción distinguida. Así, Miranda lo propuso para el rango de Coronel y le envió a informar de la victoria al Gobierno de Caracas.

Poco después, Bolívar empezó a levantar la moral en los Valles de Aragua por iniciativa propia por lo que el general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas militares republicanas, lo persuadió de que aceptara el rango de Teniente Coronel en el Estado Mayor y lo nombró Jefe militar de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela.

Dicha plaza era entonces un punto militar clave por sus características coincidentes de puerto, arsenal, prisión militar y principal punto de apoyo y control en la zona. Allí permanecían detenidos los prisioneros de guerra influyentes en el Castillo San Felipe y a la vez también se encontraba almacenado gran parte del arsenal militar republicano.

A pesar de ser contrario a las normas de seguridad militar se estaba dando esta situación y aunque Miranda ordenó trasladar a los prisioneros a otro lugar, el traslado nunca se cumplió y fue uno de los motivos que unido a la inexperiencia militar de Bolívar propiciaron la caída de Puerto Cabello.

Los prisioneros lograron tomar por sorpresa a la guardia y la dominaron gracias a la traición de un oficial al que sobornaron, se apoderaron del Castillo San Felipe y comenzaron a bombardear Puerto Cabello.

Bolívar trató de recuperar la guarnición durante seis días de combate con las fuerzas que pudo controlar y que al parecer no superaban los cuarenta efectivos pero la situación le era muy desfavorable; no se podía cañonear el castillo por el reducido alcance de la artillería y la ciudad empezaba a ser atacada por las fuerzas del Capitán Domingo Monteverde y tras lanzar un desesperado ataque frontal sobre el castillo que fracasó, Bolívar decidió abandonar la plaza por vía marítima, logrando escapar a duras penas.

Este acontecimiento, unido al violento terremoto del 26 de marzo de 1812, inclinó la balanza a favor de los realistas y aunque hubo muchos que creyeron que aún se podía seguir la lucha, Miranda capituló el 26 de julio de 1812 por encargo del Congreso, en el tratado de La Victoria, que instauró nuevamente el dominio español sobre Venezuela.

El 30 de julio de 1812, Miranda llegó a La Guaira con la intención de embarcarse en la nave inglesa Sapphire en medio de un ambiente en el que pocos sabían que las negociaciones con Monteverde por las que muchos oficiales republicanos se sintieron traicionados se habían iniciado por órdenes del Congreso y no por deseos de Miranda.

Por ello, cuando Miranda se hospedaba en casa del coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se quedara, por lo menos una noche, en la residencia de Casas.

A las dos de la madrugada, encontrándose Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se introdujeron en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se levantara y vistiera, tras lo cual lo engrilletaron y lo entregaron al español Monteverde.

A cambio de este acto de traición, el español Francisco-Antonio de Yturbe y Hériz accedería a darle a Bolívar el salvoconducto que éste le había solicitado para exilarse en el extranjero, con el especial favor de Monteverde. En esta ocasión, el jefe español hizo que se viera el acto de haber entregado a Miranda como un servicio al estado español: Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda.

Un jueves santo de 1810, específicamente el 19 de abril se inició en Caracas el comienzo de una etapa en la historia de Venezuela. En este día, el cabildo de Caracas, con el apoyo de parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como de destacados personajes del clero, la sociedad, de los intelectuales, depuso al gobernador y capitán general Vicente Emparan y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio. Dicho movimiento revolucionario que se llevó a cabo de una manera incruenta, en definitiva tuvo un impacto en los campos político, económico, social y cultural no sólo de Venezuela sino de toda Sudamérica..

Antecedentes

Entre los antecedentes más cercanos al 19 de abril, se hallan la conspiración de Gual y España en 1797, la expedición libertadora de Francisco de Miranda en 1806 y la conspiración de los Mantuanos en 1808. En relación al movimiento llevado a cabo en Caracas y La Guaira por parte de Gual y España, en el mismo participaron individuos de todas las clases sociales, excepto los mantuanos; tratándose en términos generales, de un proyecto revolucionario igualitario, republicano y democrático, con proyección hacia el resto del continente. En cuanto a sus líderes, tenemos que Manuel Gual era un hijo de un militar distinguido que había defendido La Guaira 50 años antes; por su parte, José María España había sido teniente de justicia de Macuto; es decir, ambos eran hombres cultos incorporados a la administración colonial. A la conspiración se sumaron también republicanos españoles que poco antes habían organizado en Madrid una revolución similar, quienes fueron apresados y remitidos a América como reos de Estado. En este grupo destacaba Juan Bautista Picornell, quien en poco tiempo estableció contacto con Gual y España. El ideario de la revolución de Gual y España se expresó en unas Ordenanzas que en nombre de la Santísima Trinidad se proponían restituir al pueblo americano su libertad. Entre los puntos fundamentales de este programa figuraban la instauración en los departamentos de Venezuela de un nuevo gobierno; y la proclamación de los derechos del hombre (igualdad, fraternidad, libertad y propiedad, lo que contribuiría a la eliminación de las clases sociales por parte de la República. Asimismo, dicho movimiento pretendía extender la revolución a otras regiones de América. Otro documento importante de la revolución de Gual y España fue el folleto de los derechos del hombre, que fue impreso en la isla de Guadalupe. No obstante, la conspiración se descubrió antes de que llegase a estallar. Los revolucionarios españoles lograron huir y se refugiaron en las Antillas. Manuel Gual fue a Trinidad, donde murió, se cree que envenenado en 1800. José María España, quien había huido y regresado, fue apresado y ejecutado en la plaza mayor de Caracas en 1799. Aunque la conspiración en definitiva fue bañada en sangre, conmovió la tranquilidad de la sociedad colonial, y generó una honda preocupación en los mantuanos caraqueños, quienes vieron amenazada su posición preeminente en la sociedad.

En 1806 la tranquilidad de la vida colonial venezolana se vio una vez más sacudida, cuando Francisco de Miranda, emprendió una expedición libertadora de Venezuela desde Nueva York. Disponía de tres barcos, y la mayoría de los tripulantes, oficiales y soldados, eran norteamericanos. Miranda intentó desembarcar en Ocumare de la Costa, pero varios buques españoles se lo impidieron, refugiándose en Trinidad. Meses después intentó un nuevo desembarco en Coro, pese a que en esta ocasión logró poner pie en tierra, la población huyó, por lo que Miranda tuvo que desistir de sus planes. Sin embargo, a bordo del buque "Leander" traía una imprenta con cual imprimió proclamas que incitaban a los venezolanos a combatir por su libertad e independencia. También difundió la célebre "Carta a los españoles-americanos" del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo, en la que éste animaba los americanos a defender sus derechos y los de sus sucesores. Al fracasar su expedición, Miranda se trasladó a Trinidad y posteriormente a Inglaterra, desde donde prosiguió promoviendo la independencia de Venezuela y de América Latina.

Mientras que el movimiento de Miranda tenía como objeto tomar el poder de Venezuela desde el exterior, para hacerla libre e independiente; la conspiración de los mantuanos en 1808 intentaba apoderarse del poder desde dentro, es decir, mediante un golpe de Estado. Para este momento, los mantuanos tenían el poder económico a través del control del Cabildo, el Real Consulado y la agricultura, aspiraban a obtener el poder político ya fuera Venezuela independiente o por lo menos autónoma. La invasión en 1808 de España por parte de los franceses y el arresto del rey Carlos IV y su sucesor Fernando VII, crearon el vacío el poder propicio para los intereses del mantuanaje caraqueño. En tal sentido, al enterarse los mantuanos que en todas las provincias españolas se organizaron juntas para preparar la resistencia contra las fuerzas invasoras y para dirigir la política de cada región, le solicitan al capitán interino de Venezuela, Juan de Casas, que organice también una junta con la misma característica de las españolas y en la cual tuvieran ellos el puesto preponderante; en otras palabras era una revolución interna que no pretendía cambiar el orden social. En definitiva, la conspiración de 1808 fracasó debido a que el capitán general no accedió a las demandas de los mantuanos, poniendo en prisión a los más exaltados y enviando a sus haciendas a los más moderados. También fracasó este movimiento, como consecuencia del apoyo de los oficiales de las milicias de pardos, quienes se presentaron ante Casas y se mostraron dispuestos a combatir contra los mantuanos, si éstos persistían en sus propósitos.

Los Sucesos del 19 de abril de 1810

El 19 de abril de 1810 renació la conspiración de los mantuanos, quienes en esta ocasión se habían procurado la cooperación de los batallones veteranos o las milicias, así como el apoyo de los notables, los intelectuales, de parte del clero y otros sectores de la sociedad, y de un núcleo considerable del pueblo. Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la Península, los notables caraqueños concibieron la constitución de una junta similar a las formadas en España a fin de regir los destinos de la provincia.

El capitán general Vicente Emparan, deseoso de ganar tiempo e indeciso ante el camino a seguir, suspendió la sesión del Cabildo y se dirigió a la catedral; sin embargo a las puertas de ésta, uno de los revolucionarios, Francisco Salias, se interpuso y tomando del brazo a Emparan, le conminó a regresar al Cabildo. La actitud de Salias fue ampliamente celebrada por la multitud en general y por un grupo de conjurados; ante la osadía de Salias, los soldados que formaban la guardia del capitán general hicieron un ademán de apercibir sus armas, pero una orden del oficial venezolano que los mandaba, los mantuvo firmes en sus puestos sin intervenir. Dadas la circunstancias, Emparan regresó al Cabildo, acompañado de los alcaldes, regidores y notables, mientras una multitud invadía la plaza mayor. Al poco tiempo llegaron al Cabildo el abogado Juan Germán Roscio, el canónigo José Cortés Madariaga y otros representantes del pueblo y del clero, quienes se incorporaron a la reunión. Presionado por los factores de poder presentes en el Cabildo de Caracas, Emparan pronunció las palabras que señalaron el principio del fin, por lo menos jurídicamente, del régimen español en Venezuela. Dirigiéndose al pueblo congregado en la plaza, desde el balcón del cabildo, les preguntó si deseaban que él continuase mandando; ante la respuesta negativa de las personas presentes, exclamó Emparan: "¡ Pues yo tampoco quiero mando!". Luego de esto, quedó establecida la que oficialmente recibió el nombre de Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII.

El mismo 19 de abril de 1810 fue redactada el acta en la cual se consignaba el establecimiento de un nuevo gobierno. En la misma se precisaba que el gobernador y capitán general, el intendente de Ejército y Real Hacienda, el subinspector de artillería y el auditor de Guerra y asesor general, así como la Real Audiencia, quedaban privados del mando que ejercían, a la vez que suprimían esas instituciones. En consecuencia el Cabildo de Caracas, con sus 2 alcaldes José de Llamozas y Martín Tovar y Ponte a la cabeza, asumió el poder, incorporando en su seno a los representantes del clero, del pueblo y de los pardos, ya mencionados, mientras que el mando militar era confiado momentáneamente al teniente coronel Nicolás de Castro y al capitán Juan Pablo Ayala. El acta del 19 de abril fue firmada por todos los asistentes al Cabildo extraordinario de ese día, incluyendo a los funcionarios españoles depuestos (Vicente Emparan), los que desempeñaron un papel secundario y los que a partir de ese momento asumieron el poder (Tovar, Roscio, Cortés de Madariaga, etc.). El acta fue leída el mismo día en diversos lugares de Caracas por los escribanos Fausto Viaña y José Tomás Santana, quienes certificaron que la población reaccionó gritando las siguientes consignas: "Viva nuestro Rey Fernando VII, nuevo Gobierno, Muy Ilustre Ayuntamiento y Diputados del Pueblo que lo representan". En definitiva la revolución se llevó a cabo sin derramamiento de sangre. Los funcionarios depuestos fueron conducidos luego a La Guaira y encerrados en las fortalezas o confinados a bordo de buques anclados hasta que se les expulsó. De acuerdo con el testimonio de uno de ellos, el intendente Basadre, durante el tiempo que estuvo en prisión pudo apreciar como los revolucionarios compusieron e hicieron circular canciones alegóricas de su Independencia, en las cuales convidaban a toda Hispanoamérica a hacer causa común y a tomar "... a los caraqueños por modelo para dirigir revoluciones" Al parecer, ya entonaban la canción que mucho más tarde fue declarada Himno Nacional de Venezuela: "Unida por lazos/ que el cielo forjó/ la América toda/ existe en Nación/ y si el Despotismo levanta la voz seguid el ejemplo/ que Caracas dio." En conclusión, aunque el 19 de abril de 1810 no fue declarada jurídicamente la Independencia de Venezuela, políticamente se produjo un cambio radical que culminó con la declaración 5 de Julio.

Caída De La Primera República

[editar] Domingo Monteverde

Con la llegada en 1812 de Domingo de Monteverde, España restablece su dominio sobre la provincia a través de las tropas realistas, lo cual disolvió el congreso recién instalado en Valencia. Este hecho fue aprovechado por los valencianos partidarios de la Corona para ocultar la acción de Valencia durante los hechos del 19 de Abril de 1810 y así solicitar el establecimiento de la capital provincial en Valencia5 , alegando la necesidad de alejar las instituciones reales de la Caracas fiel a los ideales independentistas. De esta forma, nace una profunda división entre los valencianos que se irá difuminando durante los hechos que marcaron la Guerra de Independencia, durante la cual la ciudad tomará una firme posición en las tropas independentistas y convirtiéndose en el escenario de muchos de los más importantes sucesos de la Independencia.

[editar] El Terremoto de 1812

Artículo principal: Terremoto de Venezuela de 1812

El 26 de marzo de 1812 un terrible terremoto azota a el país, afectando especialmente a las ciudades en manos de los patriotas; Caracas y La Guaira fueron casi destruidas. Puesto que era Jueves Santo, una gran cantidad de personas se encontraban en las iglesias; por lo que hubo muchos que quedaron sepultados. También el ejército sufrió bajas. Monteverde aprovecha este suceso para tomar Barquisimeto sin dar un solo tiro: la ciudad había quedado asolada por el sismo.

[editar] Fin de la República

Por su lado, Monteverde siguio avanzando, incorporando nuevos combatientes entre los simpatizantes realistas.

El 30 de junio, los realistas presos en el castillo de San Felipe, en Puerto Cabello (que estaba comandado por Simón Bolívar), se sublevan al mando del Alférez Francisco Fernández Vinoni, apresan a la guarnición y baten la ciudad y el puerto con los cañones del fuerte. Vuelan al bergantín patriota Argos y rinden la plaza y dos goletas y una lancha cañonera que se encontraban en el puerto.

Por otro lado, negros y mulatos se alzan contra la junta en Barlovento, aclamando al rey Fernando.

Miranda no consigue dominar la revuelta, mientras Monteverde se aproxima victorioso a Caracas. Como mal menor, Miranda decide entablar acuerdos con Monteverde ofreciendo volver a la situación anterior a la independencia. El 24 y 25 de julio llegan a un acuerdo por el que los insurgentes entregan las armas a cambio de inmunidad para personas y bienes. Miranda se dirige a La Guaira para embarcar hacia el extranjero, pero es detenido por sus camaradas, entre los que se encuentra un joven Simón Bolívar. Es acusado de dilapidar los caudales públicos y entregado a los realistas, que le envían a Cádiz. Francisco de Miranda es encarcelado en el Arsenal de La Carraca, donde fallece.

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