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ARGUMENTO


Enviado por   •  27 de Abril de 2014  •  Ensayos  •  1.961 Palabras (8 Páginas)  •  268 Visitas

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ARGUMENTO

Se dice que la pregunta tiene una importante relevancia en el aula, y es susceptible de ser aprendida y/o enseñada. Los docentes en el aula podemos orientar a los alumnos por medio de talleres en el necesario y difícil arte de preguntar. Es de vital importancia que el alumno aprenda a formular sus propias preguntas. El alumno puede elaborar preguntas a partir de la lectura de un texto, de la información dada en clase, de la observación de una diapositiva o de los resultados de una experiencia, de una visita al museo, de una visita a un centro de interés científico, etc. La utilización de la pregunta es sustancial porque propicia la reflexión, el planteamiento de problemas o hipótesis y llegar a la solución de la misma.

Paulo Freire en su libro La pedagogía de la pregunta, plantea que “los maestros y alumnos, se reúnen en el aula de clase para plantearse preguntas acerca de los problemas prácticos de sus vidas, de sus comunidades y del conocimiento que esperan construir”. Para el maestro Freire, la pregunta es el eje medular, es el principal generador del pensamiento y del andar sobre los diferentes asuntos que se plantea el grupo como tarea.

Decía Freire que “las preguntas ayudan a iniciar procesos interactivos de aprendizajes y solución de problemas, lo mismo que mantenerlos hasta cuando se logran los objetivos y se planteen nuevos problemas y nuevas situaciones de aprendizaje en este continuo trasegar que es la vida.” La pregunta es una herramienta de primer orden en el proceso de aprender a aprender.

La pregunta debe acompañar y, de hecho, acompaña al ser humano durante todo el desarrollo de su vida. Vivir, podríamos decir, es preguntar, es estar preguntando constantemente.

En términos generales, la ciencia, el conocimiento y la solución de problemas se inician y se sustentan continuamente a partir de las preguntas. Freire nos dice que “el origen del conocimiento está en la pregunta, o en las preguntas, o en el mismo acto de preguntar; me atrevería a decir que el primer lenguaje fue una pregunta, la primera palabra fue, a la vez, pregunta y respuesta, en un acto simultáneo”. Con ello, Freire nos quiere expresar que la pregunta es de naturaleza humana, y por tanto, el hombre como ser histórico-social se debe a que ha logrado constituir un lenguaje articulado y pensado a partir de la formulación de sucesivas preguntas.

Sin embargo, la educación y los maestros tradicionales se olvidaron de las preguntas y que con ellas empieza el conocimiento. Con la pregunta, en términos de Freire, nace también la curiosidad, y con la curiosidad se incentiva la creatividad. Con la educación tradicional, dice Freire, se castra la curiosidad, se estrecha la imaginación, y se hipertrofian los sentidos. Históricamente en educación hemos tenido el predominio de una pedagogía de la respuesta sobre una pedagogía de la pregunta, en la que los modelos de aprendizaje se apoyan en meros contenidos ya elaborados que deben ser transmitidos por el profesor. De ahí, que sea indispensable en la escuela contemporánea implementar el método de la mayéutica socrática como recurso pedagógico. A veces los maestros olvidamos que “el ser humano es filósofo por naturaleza que, si se le ofrece la oportunidad, se hace preguntas a todas las edades y, a partir de ellas, descubre el mundo y que poco a poco va apropiándose de él”. Por lo que vemos, los recursos que requiere el maestro para desarrollar la pedagogía de la pregunta son más bien sencillos, nada del otro mundo. Para estos fines un maestro real, un maestro auténtico, sólo requiere de un poco de ingenio y de destreza intelectual, y de una dosis de buena voluntad. Eso es todo lo que se necesita.

“Los que preguntan, son siempre los más peligrosos. No resulta igual de peligroso contestar”. El narrador en la novela, en una frase muy contundente, dice: “Una sola pregunta puede contener más pólvora que mil respuestas”. La voz del narrador, para cerrar el tema, dice: “La humanidad se encuentra ante una serie de preguntas importantes a las que no encontramos fácilmente buenas respuestas”. Aquí, en el final, percibimos una idea plena de sabiduría acerca del sentido de la pregunta, que queda flotando en el ambiente tal vez con la intención de dejar en los lectores una sensación de tranquilidad y desconcierto, muy parecida a la que produce la duda metódica.

Sería de gran importancia que los docentes y los alumnos pusiéramos en práctica algunas de las ideas expuestas por Jostein Gaadner, en la seguridad de que lograríamos ser más consecuentes con el sentido pedagógico y educativo de la pregunta, que por lo demás, es un derecho que se merece todo ser humano, y del cual no podemos ni debemos renunciar. Por el contrario, la pregunta es una manera de enfrentar corajudamente el mundo. Aunque con el uso de la pregunta sólo encontraremos en el mundo respuestas explicando verdades relativas.

Muy a nuestro pesar, tenemos que aceptar que se tiene un aula que no pregunta. Que no cuestiona... mucho menos refuta y controvierte el conocimiento. De este modo ya sabemos que el conocimiento no trasciende ni se enriquece. Pero los docentes frente a este problema pocas veces hemos indagado cuáles son las causas por las que los niños y adolescentes no formulan preguntas ni cuestionan el conocimiento. Es posible que la solución del problema esté en nuestras manos, en los procedimientos de enseñanza, o en que estemos lejos de los centros de interés y de las preocupaciones actuales de los alumnos, o que simplemente por falta de motivación, nuestras clases resultan muy pesadas y aburridas. ¿Merece la pena entonces que revisemos o cambiemos nuestra arrogancia frente al conocimiento, haciendo que la participación de los alumnos en la clase sea más fructífera? ¿O será que para disminuir esa separación entre educación y realidad hace falta tender un puente que ligue los acontecimientos que se dan en la escuela con lo que se dan en la vida? De acuerdo a las peculiaridades de nuestra cotidianidad en el quehacer pedagógico,

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