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Calendario astronomia


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2019  •  Reseñas  •  8.522 Palabras (35 Páginas)  •  154 Visitas

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                                                                Calendas

                                              I. Introducción

 

    Los ritmos cotidianos de nuestras vidas están regidos por los cielos, por la cadencia de  los días, las noches y las estaciones que regulan la vigilia y el sueño. La voluntad de los hombres no alcanza hasta los astros; nuestra historia se ejerce bajo la inmensa cúpula del firmamento. Solo abajo, apenas en la superficie de nuestro planeta, se realizan nuestros trabajos, nuestros pequeños deseos.

    La rotación diurna de  la Tierra marca el trascurso de los días; el movimiento anual de la Tierra alrededor del Sol decide la duración de nuestros años y nuestros sueños y la ocurrencia de las estaciones, las que con precisa ocurrencia determinaron en todas las culturas las épocas de la siembras y las recolecciones de las cosechas, las crecientes de los ríos, las fechas de las fiestas tribales y religiosas, sucesos de los depende nuestra precaria presencia en el mundo. La luna, con sus fases y sus mareas, rige desde hace  milenios los periodos reproductivos de las plantas, las mujeres, y las masivas migraciones de cientos de especies.

    No puede narrarse en pocas líneas la historia del esfuerzo del hombre por compaginar los días de nuestra vida con los ciclos del cielo, porque los días y el año son inconmensurables. Y ello por varias razones; una de ellas, enteramente astronómica, es que la duración del año no corresponde a un número exacto de días o a un número entero de lunaciones; otra, cultural, es  que el tema del calendario fue siempre altamente político y religioso. Incluso en nuestra modernidad laica las fechas religiosas están todavía fijadas por los cielos. Por ello el diseño del catalogo de los años, los meses y los días, hasta épocas relativamente recientes, careció de la precisión que impuso la astronomía para el ejercicio de sus menesteres. El establecimiento de una contabilidad confiable de los años y los días exigió un conocimiento preciso de los ritmos de los cielos, el que en épocas antiguas tal vez no fue necesario porque la forma humana de vivir el tiempo de su historia y de su lugar en el mundo no lo requirió.

    Es difícil trazar la historia del calendario, su lenta elaboración anida en los territorios del folclor y de las leyendas. Su origen es bastante oscuro, pues se hunde en el nacimiento de las culturas, en sus particulares cosmogonías, en sus singulares imágenes y vivencias del mundo.

    En lo que sigue se presentará con algún detalle solo el calendario romano y su historia porque es el que tiene valor para Occidente.

    La palabra Almanaque, asociada al calendario, se refiere una publicación anual en la que pueden encontrarse, además del catálogo de los meses y los días, diversos datos astronómicos como las fases de la Luna, los eclipses, días festivos y diversas cronologías. El Bristol es tal vez el más conocido de todos. La palabra almanaque proviene de la árabe al-manākh (el clima) lo que  refleja su propósito original, pues fue  utilizado para la agricultura donde proporcionaba información sobre las estaciones y el clima.

                                                     II.  Astronomía

     La Tierra gira sobre su eje en veinticuatro horas mientras se traslada alrededor del Sol en un año, siguiendo una órbita elíptica de baja excentricidad. El plano de su órbita se conoce como eclíptica porque cuando la Luna atraviesa ese plano es posible la ocurrencia de los eclipses lunares y solares. En épocas antiguas, cuando dominaba la astronomía geocéntrica, la eclíptica se concebía como el camino del Sol entre las estrellas. Del estudio de este singular camino entre un grupo particular de constelaciones surgió la astrología.  

    El eje de rotación de la Tierra tiene una inclinación  de 23º27' respecto al plano eclíptico, lo que da lugar a la existencia de las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, cuyo inicio ocurre en el hemisferio norte y en su orden, en el equinoccio de primavera, el solsticio de verano, el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Los puntos del horizonte por donde el sol sale y se oculta en los equinoccios definen los puntos cardinales Este y Oeste. En los equinoccios el Sol cruza el plano del ecuador celeste, permitiendo que el día y la noche tengan igual duración; de aquí el nombre equinoccio (igual duración de las noches en todos los lugares). La proyección sobre el horizonte de la línea que lleva a la estrella polar, inmóvil en el cielo, se conoce como el Norte cardinal. El punto opuesto es el Sur cardinal.

    En el solsticio de verano el Sol sale y se oculta en su máximo ángulo al norte del este, permaneciendo casi estático varios días antes de retornar al próximo equinoccio (aequinoctium, noches iguales), por lo que se le conoce como solsticio (sol stare, sol quieto); es el día más largo del año. En los solsticios de verano e invierno ocurren, en su orden, los días más largos y cortos del año en el hemisferio norte.

    Si la duración del movimiento de la Tierra alrededor del Sol comprendiera un número exacto de días solares medios (definidos como la duración promedia de los días del año), el calendario podría establecerse sobre bases muy simples. Como esto no ocurre, el calendario ha debido pasar en su diseño por diversas etapas de refinamiento.

    El eje de la Tierra se balancea como el de un trompo gigante. Este movimiento, conocido como precesión se debe a las acciones gravitacionales del Sol y la luna sobre el abultamiento ecuatorial terrestre, consecuencia de las fuerzas centrífugas asociadas a la rotación diurna de la Tierra. Actualmente el eje terrestre apunta a una dirección cercana a la llamada estrella polar, que permanece inmóvil durante las noches, mientras las restantes estrellas giran a su alrededor.

Como consecuencia de la precesión, el eje polar se desplaza lentamente entre las estrellas, describiendo un círculo alrededor del polo de la eclíptica y que dista de él 23º27', es decir, el valor de la oblicuidad de la eclíptica. La estrella Polar actual, que se halla a 1º5' del polo celeste, estaba a 12º del mismo hace algunos miles de años. La distancia angular actual disminuirá hasta el año 2050 aproximadamente, cuando  quedará reducida a 27'5''.  A partir de esta fecha, la distancia aumentará hasta 46º dentro de 13000 años. Más tarde nuevamente disminuirá para volver, dentro de 25780 años a situarse en la posición actual. Dentro de 13000 años la estrella Vega, de la constelación de la Lira, servirá de estrella polar.

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