El Codigo Genetico

EL CODIGO GENETICO

ISAAC ASIMOV

El humano, la creación perfecta… desde que tuvo conciencia de su capacidad y su poder se ha dispuesto y aferrado a realizarse cuestiones, y sobre todo, a encontrar respuesta; descubrió el fuego y fabrico armas, y de forma innata al darse cuenta de su necesidad de alimentación comenzó a cazar, puso fin a la desorganización de su grupo planteando un sistema de administración, en el cual, estableció sociedades y creo grupos de caza, los más fuertes derribaban a las presas mientras los otros atendían cuestiones de la tribu –en lo que ahora conocemos como hogar-. No es de extrañarse entonces, que también haya querido plantearse cuestiones más complejas. Así que después de terminar con una vida sedentaria, de construir una sociedad con techos para sus habitantes, de encontrar alimento, vestido y una forma de expresión (como ahora lo vemos en los papiros, jeroglíficos, pinturas, pliegos y escritos sobre rocas o cavernas de la antigüedad) y de crear a sus dioses, el humano aun no culmina con el hambre de conocimientos, ahora, quiere encontrar la respuesta a el origen, el umbral de la creación de la vida.

Esta parte de la historia, el origen de la vida, siempre tuvo distintos rumbos, la teología y la ciencia.

La necesidad de creer en algo superior, la necesidad de espiritualidad, nos convirtió en creyentes y la desesperación de querer influir en el universo, en científicos. De ahí nace la ciencia, de la saciedad de respuestas del humano, de su necesidad de querer cambiar el entorno y adaptarlo a sus necesidades, la ciencia como optativa para encontrar que hay detrás de los fenómenos naturales, pues es comprensible claro, que no todos quisieran atribuirlo a los dioses.

Comienza formalmente en 1600 y se deriva del latín scientĭa 'conocimiento', inducida principalmente por Galileo Galilei, y una nueva sociedad de científicos llamada Royal Society en Londres, quien establece una nueva practica, según pienso el principio del método científico. Este planteamiento tuvo muchos logros y éxitos, dejándonos así un conjunto de postulados e hipótesis, que en un futuro, servirían para el establecimiento concreto de teorías.

A finales del siglo VII, la física logra colocarse (gracias a Isaac Newton) como una ciencia moderna, apoyada, como ya mencionaba, por los postulados aportados por Galilei, mientras que la química no logro convertirse en una ciencia bien establecida hasta finales del siglo VIII. Y es en el siglo XIX, cuando, la química y la física se fusionan trayendo consigo ciencias mucho más completas y concisas, y ahora entendemos de su indivisibilidad, pues vemos que estas están ampliamente relacionadas.

Mientras todo esto ocurría en el mundo de la física y la química, las ciencias de la vida avanzaban silenciosas pero avivadamente, dando grandes muestras de ello para el siglo XIX, como el establecimiento de la teoría celular por Schleiden y Swan, la teoría de la evolución por Charles Darwin o los postulados y estudios de Pasteur

En 1944 Oswald Theodore Avery y sus colegas C.Maleod y M.McCarly descubren el inicio de un largo trayecto de investigaciones y cuestionamientos, algo que cambiaria la perspectiva que el mundo tenía sobre la vida hasta ese momento: el ADN. Esa pequeñísima cantidad y estructura de masa que derrocaría tantas opiniones, y que reforzaría otras tantas que en otro tiempo pudieron haber sido simples quimeras.

La gran diferencia radica, en que, las ramas de la vida no requieren ninguna exactitud y por tanto no podemos contar con ellas para hacer predicciones que influyan en el universo. Pero, la ciencia es tan extraordinaria, que al paso que damos, las respuestas son más amplias y completas. Ahora, la religión y la ciencia no están del todo peleadas, aunque tendríamos

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