El progreso de la medicina y sus reflexiones

El progreso de la medicina y sus reflexiones

En un estudio profundizado de la historia de la medicina occidental, nos enseña que desde sus orígenes esta lleva una indagación en el plano del conocimiento indisociable de la voluntad de una buena práctica, es decir, funda su epistemología. Si nos vamos desde el punto de partida histórico y geográfico, nos encontramos que Hipócrates de cos (460-377 a.c) establece la idea de un coloquio singular (médico-paciente) lo cual seria la base de la ética, con una obligación de no dañar la salud ni la vida del paciente lo cual enmarca la base de la deontología y generaría un horizonte: el de la curación como objetivo de lograr pero no como obligación, lo cual permite que esta se constituye con la justificación de la búsqueda de una objetividad científica cada vez mayor. Por lo tanto, la enseñanza debe de estar a servicio de una causa, mejorar la salud del enfermo, en el marco de una relación interpersonal (dificultad y limite), según los principios de Hipócrates, que pone el acento a prevención.

Por consiguiente, su epistemología nos permite comprender que esta regida por dos exigencias que pueden ser contradictorias: La de una objetividad científica rigurosa (conocimiento) y la imposibilidad de olvidar la dimensión subjetiva de la relación terapéutica (relación entre el asistente y el asistido). se delimita un paradigma como “la concepción que domina en una época determinada en una comunidad científica” por lo tanto, hay que constar que el desarrollo de la medicina moderna en los últimos 150 años se encuentra ritmado por una serie de discontinuidades:

• Paradigma morfológico (transforma radicalmente la enseñanza)
• Paradigma químico (los procesos de la vida son expresados como conjuntos moleculares)
• Paradigma cibernético (fundamenta al ser vivo, en el control, la regulación y las interacciones

• Paradigma empírico (la biología, no puede ser absoluta ni definitiva en la medicina)

El progreso de la medicina tiene que preguntarse, a partir de una reflexión innovadora a la que hay que atreverse, sobre la finalidad de la medicina: ¿Qué es atender? Se trata de acompañar, aliviar y responder al “me duele aquí”. Si no está muy atento nos acecha un triple escollo normativo, los cuales son: biológico, jurídico y económico.

Pensar en la persona que sufre en términos de constantes biológicas es correr el riesgo de malograr completamente el encuentro médico-paciente, reduciéndolo a una serie de medidas o cálculos generalizables. La norma evita dudar, mientras que la observación clínica del paciente puede desestabilizar e incluso angustiar. Pero, sobre todo, la biología se vuelve una amenaza cuando, en forma de recomendaciones, guías de buena práctica y conferencias de consenso, obliga al candidato a la enfermedad a demostrar su propia culpabilidad.

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