HEPATOCARCINOMA
9469309Ensayo22 de Mayo de 2021
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Arleth Alvarado Castañeda
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UNIVERSIDAD JUÁREZ DEL ESTADO DE DURANGO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
LICENCIATURA EN MEDICINA SEMESTRE 2021ª
ARLETH ALVARADO CASTAÑEDA
M.E. MIRIAM GARCÍA RODRÍGUEZ
COMPUTACIÓN BÁSICA
HEPATOCARCINOMA
1° A
27 DE ABRIL DE 2021
GÓMEZ PALACIO, DGO.
Introducción
El hepatocarcinoma es la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo ya que se le atribuyen 782 451 anuales. En Estados Unidos, representa la quinta causa de muerte en hombres y la novena en mujeres. En México, se calcula que cada año se diagnostican 6 387 casos, con una incidencia de 5.7 por cada 100 000 habitantes, representa 7.7% de las muertes por cáncer, lo que lo ubica como la quinta enfermedad oncológica más frecuente en general, la quinta en mujeres y la sexta en hombres.
El hepatocarcinoma es el tumor primario hepático más frecuente, cuyo pronóstico está ligado a la detección temprana. Su asociación con el daño hepatocelular producido por la infección crónica del virus de hepatitis B y C, obligan a establecer seguimientos estrictos en estos pacientes.
Hasta el momento, el tratamiento quirúrgico mediante la resección completa del tumor ha demostrado ser la mejor alternativa con intención curativa para el hepatocarcinoma, sin embargo, esta posibilidad está limitada a unos pocos pacientes, debido a la detección tardía de estos tumores, que en su inicio son indolentes y asintomáticos. De igual manera la coexistencia de enfermedad hepática crónica, contraindica en muchos casos la posibilidad de resección por el alto riesgo de falla hepática.
En esta revisión se muestra la incidencia de este tumor en nuestro medio, mostrando sus formas de presentación, características clínicas, etc. con el fin de estimular su detección temprana y tratamiento.
Índice
Introducción 2
Desarrollo 4
Factores de riesgo 4
Presentación clínica 4
Patología 5
Tamizaje 5
Diagnóstico 6
Tratamiento 7
Resección 7
Trasplante hepático 7
Ablación mediante radiofrecuencia 8
Quimioembolización transarterial (TACE) 8
Radioembolización 9
Terapias intermedias en espera del TH 9
Terapia sistémica 9
Seguimiento 10
Conclusión 11
Bibliografía 12
Desarrollo
Factores de riesgo
El carcinoma hepatocelular (CHC) es una enfermedad compleja que involucra múltiples etiologías, se relaciona con la hepatitis viral y el síndrome metabólico. La incidencia de CHC en hombres es cuatro veces mayor. La mayoría de los casos se produce en un contexto de inflamación crónica y se confirma por estudios clínicos epidemiológicos. El CHC tiene múltiples factores de riesgo como la infección por el virus de la hepatitis, consumo crónico de alcohol y exposición a la aflatoxina B1. Además, los trastornos metabólicos como la diabetes y la obesidad son factores de riesgo para cáncer de hígado.
El principal factor de riesgo es la infección crónica por virus de la hepatitis B (HBV) y virus de la hepatitis C (HCV); la cirrosis inducida por una hepatitis de otro tipo, como la autoinmunitaria, la criptogénica o la colangitis esclerosante, no presenta la tasa de progresión a CHC tan elevada como la viral. Otras causas de cirrosis hepática como la hemocromatosis tienen riesgo de progresión a CHC. Otros factores como la edad mayor de 50 años, la infección por el virus de la hepatitis δ, que agrega un riesgo de CHC tres veces mayor en pacientes infectados con hepatitis B, el consumo de más de 60 g al día de alcohol (RR 2), y la exposición crónica a aflatoxina B1 aumentan el riesgo de progresión de cirrosis a CHC.
Presentación clínica
En general, el CHC es un tumor de crecimiento lento. Cuando el tumor es pequeño, por lo regular es asintomático y es descubierto en programas de detección o de forma incidental en estudios de imagen realizados por alguna otra enfermedad abdominal. La mayoría se presenta con tumores avanzados.
En el CHC que no guarda relación con la cirrosis, la forma clásica se presenta con dolor en hipocondrio derecho, náusea, anorexia y pérdida de peso, mientras que al examen físico se comprueba una hepatomegalia con un tumor grande (promedio de 8-10 cm) y unifocal (más de 50% de los casos).
Otro escenario clínico en este grupo de pacientes es la rotura del tumor con hemorragia, ya que los tumores suelen ser grandes e hipervasculares, en tanto que otras veces pueden presentar trombosis de la vena porta; el hemoperitoneo, que se suscita en casi 5% de los casos, es más usual en el CHC asociado con cirrosis.
En pacientes con CHC relacionado con cirrosis, la presentación clínica es dolor en el cuadrante superior derecho, pérdida de peso o empeoramiento de los valores de las enzimas hepáticas, ascitis, ictericia o encefalopatía atribuidos a reemplazo del parénquima hepático funcional por el tumor en pacientes con cirrosis compensada o trombosis de la vena porta, aunque también la presentación del hepatocarcinoma puede ser la primera manifestación de una cirrosis. Algunas veces la presentación puede ser un abdomen agudo por rotura del CHC con hemorragia abdominal o manifestaciones extrahepáticas (p. ej., hipercalcemia, hipoglucemia). La anemia está presente en más de la mitad de los casos.
Patología
En pacientes con CHC relacionado con cirrosis, la presentación clínica es dolor en el cuadrante superior derecho, pérdida de peso o empeoramiento de los valores de las enzimas hepáticas, ascitis, ictericia o encefalopatía atribuidos a reemplazo del parénquima hepático funcional por el tumor en pacientes con cirrosis compensada o trombosis de la vena porta, aunque también la presentación del hepatocarcinoma puede ser la primera manifestación de una cirrosis. Algunas veces la presentación puede ser un abdomen agudo por rotura del CHC con hemorragia abdominal o manifestaciones extrahepáticas (p. ej., hipercalcemia, hipoglucemia). La anemia está presente en más de la mitad de los casos.
Tamizaje
Los pacientes con alto riesgo de desarrollar CHC deben incluirse en los programas de vigilancia con un nivel de evidencia clase I. Las recomendaciones de la American Association for the Study of Liver Diseases (ASSLD) hace las siguientes recomendaciones para un seguimiento activo:
- El seguimiento activo del CHC debe realizarse mediante ecografía.
- Los pacientes deben examinarse a intervalos de seis meses.
- El intervalo de vigilancia no necesita acortarse en los pacientes con mayor riesgo de CHC.
Diagnóstico
La primera diferencia que corresponde establecer es situar al paciente en el contexto de si padece cirrosis o se trata de un paciente no cirrótico.
El diagnóstico de CHC en pacientes con cirrosis se puede establecer con confianza si existe una masa hepática focal de más 2 cm que se identifique en una imagen contrastada por RM o TC, en la que se presente un realce característico de la lesión en la fase arterial con lavado venoso; en cambio, una masa hepática focal con hallazgos atípicos (sin realce arterial con lavado venoso) debe someterse a biopsia, aunque el paciente sea cirrótico. Una masa hepática focal detectada en un hígado no cirrótico debe someterse a biopsia en todos los casos. El diagnóstico no invasivo de CHC se limita a pacientes cirróticos con lesiones hepáticas focales mayores de 2 cm.
El enfoque diagnóstico recomendado para tumores de 2 cm o menores es el siguiente: cuando los nódulos estén entre límites de 1-2 cm en el contexto de un hígado cirrótico y las imágenes sean típicas de CHC (hipervasculares con lavado venoso) en una modalidad de imagen (sea TC y RM), la lesión debe tratarse como CHC. En una lesión atípica donde el perfil vascular no es coherente con alguna de las dos técnicas, se debe considerar la biopsia. Los nódulos menores de 1 cm se deben seguir con ultrasonido a intervalos de 3 a 6 meses. Si durante un periodo de dos años no hay crecimiento, se puede retornar a la vigilancia de rutina a intervalos de seis meses. La biopsia hepática percutánea bajo guía radiológica tiene una sensibilidad y especificidad de 90 y 91% cuando se realiza mediante US y de 92 y 98% cuando la guía se realiza mediante TC. Un resultado de biopsia negativa no descarta por completo la enfermedad maligna, y el nódulo debe seguir bajo vigilancia a intervalos de 3 a 6 meses hasta que desaparezca, se agrande, o presente características diagnósticas de CHC. Si la lesión crece, pero sigue sin llenar los criterios para CHC, se recomienda repetir la biopsia.
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