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Hibridismo Capitulo 9 - El Origen De Las Especies


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  2.073 Palabras (9 Páginas)  •  829 Visitas

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La opinión más vulgar entre los naturalistas es que las

especies, cuando se cruzan, han sido especialmente dotadas de esterilidad para impedir

que se confundan

A primera vista, esta opinión parece ciertamente muy probable, porque

apenas hubieran podido conservarse distintas las especies que viven juntas si hubieran

sido susceptibles de cruzarse libremente. Es en muchos conceptos importante para nosotros

este asunto, sobre todo porque la esterilidad de las especies, cuando por primera vez

se cruzan, y la de su descendencia híbrida, no puede haberse adquirido, como demostraremos,

conservando grados ventajosos y sucesivos de esterilidad, sino que es resultado

incidental de las diferencias en el sistema reproductivo de las especies madres.

Al tratar este asunto se han confundido generalmente dos clases de hechos, hasta cierto

punto fundame ntalmente diferentes, a saber: la esterilidad de las especies, cuando por

primera vez se cruzan, y la esterilidad de los híbridos, productos de estos cruzamientos.

Las especies puras tienen naturalmente sus órganos de reproducción en estado perfecto,

y sin embargo, cuando se cruzan, producen poca o ninguna descendencia. Los híbridos,

por otra parte, tienen sus órganos reproductivos funcionalmente impotentes, como puede

claramente verse en el estado del elemento macho, tanto en las plantas como en los animales,

aunque sean perfectos en estructura los órganos formadores, en cuanto el microscopio

los revela. En el primer caso son perfectos los dos elementos sexuales que entran a

formar el embrión; en el segundo, o no están del todo desarrollados o lo están imperfectamente.

Es importante esta distinción al tener que considerar la causa de la esterilidad

común en los dos casos, y probablemente ha sido pasada ligeramente por alto, porque en

ambos se ha creído que la esterilidad era un don especial, fuera del alcance de nuestra razón.

La fertilidad de las variedades, es decir, de las formas que se sabe o que se cree que

descienden de padres comunes, cuando se cruzan, y de igual modo la fertilidad de su descendencia mestiza, son, en lo que a nuestra teoría se refiere, de igual importancia que la esterilidad de las especies, porque al parecer establece ancha y clara distinción entre las variedades y las especies.

En cuanto a la esterilidad de los híbridos en generaciones sucesivas, aunque Gaertner

pudo criar algunos híbridos guardándolos cuidadosamente para que no se cruzaran con

ninguno de raza pura, durante seis o siete generaciones, y durante diez en un caso, afirma

positivamente que su fertilidad no crece nunca, sino que generalmente disminuye mucho

y de repente. Con respecto a esta disminución, lo primero que hay que notar es que cua ndo

es común a ambos padres cualquier desviación en la estructura o constitución, se

transmite esta con frecuencia en grado creciente a la descendencia, y en las plantas híbr idas

ambos elementos sexuales están ya un tanto afectados. Pero creemos que su fertilidad

ha disminuido en casi todos estos casos por causa independiente, a saber: por cruzamientos

demasiado próximos. Hemos hecho tantos experimentos y reunido tantos hechos que

prueban por una parte que en ocasiones el cruzamiento con un individuo o variedad distintos

aumentan el vigor y fertilidad de la descendencia, y por otra parte que el cruzamiento

muy próximo disminuye su vigor y fertilidad, que no nos cabe duda de la exactitud

de esta conclusión. Los híbridos rara vez son criados en gran número por los experimentadores; y como las especies madres u otras híbridas inmediatas crecen generalmente en el mismo jardín, debe evitarse cuidadosamente, durante la estación florida, el acceso de los insectos. Por esto los híbridos, cuando se abandonan a sí mismos, son generalmente fecundos en cada generación por polen de la misma flor, y esto probablemente sería

nocivo a su fecund idad, ya aminorada por su origen híbrido, por lo cual nos confirma una

proposición hecha repetidas veces por Gaertner, a saber: que aun los híbridos menos fért iles,

si son fecundados artificialmente por polen híbrido de la misma clase, se hacen decididamente

más fecundos y continúan aumentando en fecundidad a pesar de los frecuentes

y malos efectos de la manipulación. Ahora bien; en el procedimiento de la fecundidad

artificial sabemos por experiencia propia que, tan pronto como se toma por casualidad

polen de las anteras de otra flor, como de las de la misma flor que hay que fertilizar, se

realiza muchas veces el cruzamiento entre dos flores de la misma planta. Además, cuando

se hacen experimentos complicados, un observador tan cuidadoso como Gaertner debió

haber castrado sus híbridos, y esto le hubiera dado seguridad, en cada generación, de que

no se realizaba el cruzamiento con polen de una flor distinta, ya fuera de la misma planta,

o de otra de la misma naturaleza híbrida. De este modo, a nuestro juicio, puede explicarse

el hecho extraño de que aumente la fertilidad en las generaciones sucesivas de los híbridos

artificialmente fecundados, en contraste con los que lo

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