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Enviado por   •  24 de Febrero de 2013  •  2.104 Palabras (9 Páginas)  •  297 Visitas

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Toda obra didáctica en cualquier disciplina es resultado de un esfuerzo con el fin de podar muy frondosos árboles y reducirlos a sus troncos. Ello tiene un notorio inconveniente: las ramas y las hojas de los árboles de las ciencias, no son excrecencias inútiles, de modo que no poco se pierde en la empresa. Sin embargo cuando se exponen los rasgos más salientes de una disciplina, la poda es inevitable, -de lo contrario, no habría modo de describir inteligiblemente vastos y espesos bosques-, y a veces inclusive conveniente para los propios especialistas, que de esta suerte no se pierden por las ramas y tienen la oportunidad de ojear el bosque entero.

J. FERRATER MORA

INTRODUCCIÓN. El presente escrito, elaborado con el fin de contribuir con la formación pedagógica de los profesores del Departamento de Cundinamarca que participan en el proyecto Cóndor, no pretende suplantar en ningún momento, la riqueza de los saberes propios de los profesores sino, acompañarlos en el reconocimiento de sus mejores potencialidades y en la construcción colectiva que pueden hacer, para un mejor desarrollo de la comunidad educativa y, de los estudiantes como eje del proceso en las respectivas realidades. Por tal razón, la invitación es a la reflexión, al enriquecimiento del documento y a la construcción o reconstrucción de un modelo pedagógico propio, que refuerce la calidad del Proyecto Educativo Institucional. RIESGOS DE

SINTETIZAR UNA PEDAGOGÍA EN UN MODELO POSIBILIDADES DE UN MODELO PEDAGÓGICO Aunque, tradicionalmente, la palabra modelo se ha asociado con algo digno de copiar o de imitar: la democracia griega, el liderazgo de Gandhi, la investigación alemana, la tecnología japonesa, etc.; también se puede definir un modelo en el sentido de representar, de explicar, de relacionar mediante esquemas o diseños, elementos y factores de un fenómeno, que expresado de esta manera, disminuye su complejidad ante las personas que intentan comprenderlo. Podemos considerar como ejemplos en este sentido, el modelo atómico de Bohr, el modelo económico capitalista o el modelo mecánico del mundo de Newton. Entonces, desde el interior de las instituciones educativas, un modelo pedagógico, podría disminuir la complejidad interpretativa que acompaña el fenómeno educativo, con el fin de alcanzar mejor articulación y coherencia pedagógica tanto en la construcción del PEI como en su implementación o curricularización. Visto

así, el modelo no puede ser exterior a la comunidad educativa sino que, de la misma manera y en forma paralela a la construcción del PEI, se deben dilucidar los principios y métodos pedagógicos que lo sustentan. Además, como podremos apreciar a lo largo de esta exposición, el reconocer y/o conformar un modelo pedagógico en la institución, favorece la cualificación in situ del profesor, quien en la planeación de las prácticas disciplinarias e interdisciplinarias que realiza en pro de la formación del estudiante, profundiza y crea modelos pertinentes a sus comunidades aunque, lógicamente

soportados en teorías que valida o enriquece desde su praxis. Lo anterior, conlleva al mejoramiento de la autoestima del maestro como intelectual de la educación, quien participa directamente en el avance del conocimiento pedagógico del país. Por otra parte, la vivencia constante alrededor de la construcción y reconstrucción permanente de un modelo pedagógico propio para la comunidad educativa, fortalece la investigación y las prácticas de convivencia cotidianas, que ante las dificultades, refuerzan la tolerancia y las prácticas comunicativas: escuchar, hablar, interpretar, proponer, argumentar, acordar, reorientar... Dichas prácticas, al ser vividas por la comunidad de directivos, profesores y padres de familia, serán entonces, prácticas más probables entre los niños y jóvenes. RIESGOS DE UN MODELO PEDAGÓGICO Los riesgos de un modelo pedagógico, parten de la propia coherencia teórica interna que logre alcanzar el modelo y, desde la validez que éste pueda tener para la realidad que se estudia. Sin duda estos riesgos hay que correrlos ya que, no es posible pasar la vida teorizando alrededor de especializaciones o la lectura de libros sin confrontar con las acciones mismas de las prácticas pedagógicas. De la misma manera no puede ser que, existiendo estudios serios en el campo de la pedagogía, éstos no se tengan en cuenta para realizar prácticas pedagógicas más efectivas sino que se realicen prácticas silvestres o espontáneas, que pueden convertirse en mero activismo, lógicamente con pobres resultados educativos. En cuanto a la validez del modelo construido

por la misma comunidad educativa, es sólo a ella a quien compete su creación, para que de esta suerte, el modelo responda a las necesidades del entorno, indagado constantemente por el maestro en las experiencias de vida con sus estudiantes. Sólo la responsabilidad social hacia los niños y jóvenes, puede aportar la cuota con que la educación se compromete con el país, por lo tanto, el investigar la pertinencia social del modelo, debe estar contemplado desde los inicios de su construcción, diseñando estrategias de investigación y de socialización de resultados ante pares académicos. Es posible que al tratar de construir un modelo pedagógico, una lógica incredulidad nos invada. Pero, revisando nuestra historia, para que los cambios sean los que deben ser, éstos deben estar en correlación, conforme con la nación colombiana; éste debe ser el punto de partida. Luego, el problema es de nuestra cultura, de nuestra civilización y sólo los mismos maestros colombianos podemos respondernos: ¿qué modelo educativo debe emerger, para afrontar los retos de desarrollo humano-social y cultural que nos ha generado nuestro pasado histórico, y que nos demanda el presente?

Existe la necesidad de reconocimiento de nuestros rasgos regionales y nacionales para re-crear nuestra identidad y para actuar, desde las particularidades y necesidades propias: Autocrítica, reconocimiento, construcción de autoestima, de autonomía., de creatividad, de moral, de nación, de democracia, de presencia nacional en todos los espacios de la cultura, ante una sociedad esquematizada por patrones foráneos

que necesita un pensar propio y solidario. Desde la anterior perspectiva, entre las preguntas que tendrá que responder el modelo se encuentran: ¿Cómo se debe traducir la democracia al interior de las aulas? ¿Cómo se debe convertir la masificación de la educación, en posibilidades para la creación de conocimiento propio, democrático y participativo, característico de las dinámicas sociales? QUE TRATA UN MODELO PEDAGÓGICO UN PENSAMIENTO, UNA TEORÍA O UNA ESCUELA PEDAGÓGICA La reflexión y

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