MATERIALES CERÁMICOS
caro_85029 de Junio de 2015
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MATERIALES CERÁMICOS
DESCRIPCIÓN DEL ÁMBITO DE CTIVIDAD
El ámbito de actividad "Cerámica fina y de construcción" comprende los ramos industriales siguientes:
Cerámica de construcción: Ladrillos, tejas, gres, arcilla expandida, azulejos y baldosas, material refractario
Cerámica fina: Productos de alfarería, loza, gres fino, porcelana, electroporcelana, loza sanitaria, muelas y cuerpos abrasivos.
Cerámica técnica.
La mayor parte de las empresas de la industria de cerámica de construcción y fina están ubicadas en las inmediaciones de yacimientos de arcilla.
Las industrias de cerámica fina y de construcción utilizan como materia prima básica todo tipo de arcillas y caolines, así como chamota (arcilla cocida), feldespatos y arenas. La industria de materiales refractarios y de abrasivos y la cerámica técnica utilizan, además, otros muchos óxidos resistentes a altas temperaturas o a la abrasión, por ejemplo, corindón (Al2O3), óxido de circonio (ZrO2) o carburo de silicio (SiC).
Las empresas tienden cada vez más a utilizar no sólo sus propias materias primas, cercanas a la empresa, sino también a comprarlas ya preparadas, sobre todo para productos refractarios, abrasivos y cerámica técnica, así como las materias primas necesarias para el vidriado y fritado.
En los procesos de producción de cerámica de construcción y fina es típico el esquema operativo siguiente:
El desarrollo de las distintas etapas del proceso varía de acuerdo con la técnica seleccionada. En principio, se utilizan procedimientos de vaciado, procedimientos plásticos o procedimientos de prensado en seco, siendo los límites entre unos y otros fluidos.
Procedimientos de modelado
Procedimientos de vaciado Procedimientos plásticos Procedimientos de prensado en seco
Porcelana
Sanitarios
Electroporcelana
Refractarios Ladrillos
Tejas
Arcilla expandida
Baldosas hendidas
Electroporcelana
Loza
Productos de alfarería Refractarios
Azulejos y baldosas
Loza
Baldosas de gres
Cerámica técnica
Esteatita
Cuerpos abrasivos
En el procedimiento de vaciado, las materias primas se dosifican, trituran en húmedo y vacían en forma de pasta fluida o barbotina dentro de moldes de yeso. En el vaciado a presión, la barbotina se moldea bajo presión en máquinas para transformarse en la pieza bruta.
En el procedimiento plástico las materias primas se preparan generalmente en húmedo, se mezclan y se modelan plásticamente con contenidos de humedad del 15 - 20 % de agua.
En el procedimiento de prensado en seco en cerámica fina, las materias primas se suelen preparar en húmedo y a continuación secar en la torre de pulverización hasta una humedad residual del 5 - 7 %. En la industria de materiales refractarios, las materias primas se mezclan en seco y, frecuentemente, se elaboran con humedades de prensado < 2 %, utilizándose también para ello aglomerantes orgánicos e inorgánicos.
Los productos moldeados se secan, y después del secado se cuecen. La cochura se realiza por lo general en hornos túnel cuando la producción es alta; los productos especiales se cuecen principalmente en hornos individuales, de cúpula o de cámara, y los productos de cocción rápida en hornos giratorios de diversos tipos. En algunos países la cochura, sobre todo de los productos de ladrillería, se efectúa también en hornos de cámara individual y anulares de fabricación propia, o en sistemas de apilamiento.
Numerosos productos de cerámica fina se vitrifican o engoban antes de la cochura.
Las temperaturas de cocción en cerámica fina y de construcción empiezan, dependiendo de la materia prima, a 950 C, p. ej. en algunos productos de ladrillería. Por el contrario, la mayoría de los productos de cerámica fina se cuecen entre 1100 C y 1400 C. Los productos refractarios y la cerámica técnica tienen temperaturas de cocción desde 1280 hasta 1900 C. (Las cochuras de vidriado puras se realizan a temperaturas más bajas.) A veces con la porcelana y raramente con los azulejos se trabaja en el procedimiento de doble cochura.
Materiales cerámicos producidos en la zona
La producción de ladrillos en Mendoza, al igual que en otros puntos del país, se realiza con hornos llamados hormigueros. La base se hace con ladrillos ya cocidos, apoyados de canto directamente sobre el suelo, formando un rectángulo de 10 por 15 metros. Luego de colocar alrededor de seis hiladas de ladrillos cocidos, recién se colocan los ladrillos crudos, formando huecos para colocar carbón o leña. La altura final de las pilas, es de unos seis metros. En estas condiciones, no se alcanza uniformidad en los ladrillos, por lo que luego de cocerlos se los clasifica, y se descartan los defectuosos y los rotos.
Zonas de Producción de Ladrillos
La mayor demandante de ladrillos en el país es sin dudas la Región Metropolitana de Buenos Aires. En esta zona del país, la actividad ladrillera se encuentra asentada en sus áreas periurbanas, es decir, aquellas cercanas a la ciudad en las que las actividades rurales no se desarrollan por falta de una escala económica que haga viable una explotación agraria, y en las que, al mismo tiempo, la urbanización aún no ha llegado hasta ellas. Las mismas constituyen una superficie aproximada de 14.000 km2.
Mendoza no escapa a la situación comentada anteriormente y al igual que en el resto del país la producción de ladrillo se encuentra atomizada.
La mayor zona de producción de ladrillos en la provincia de Mendoza es El Algarrobal.
Según el trabajo de relevamiento e inspección realizado desde el año 2004 por la Dirección de Inspección General del Municipio de Las Heras, en la zona hay 160 hornos, en su mayoría de categoría D. Considerando que por boca la producción es de 10.000 ladrillones y que existen unas 700 bocas aproximadamente en total, con tres o cuatro producciones por año, la producción anual superaría los 20 millones de ladrillones.
Dentro del área permitida la ocupación alcanzaría el 50%. También, debe considerarse que la explotación en los correspondientes terrenos es desigual. En consecuencia, se aseguraría por un período superior a los 30 años la materia prima para la industria de los ladrillos, siempre y cuando se mida el impacto ambiental de la actividad.
En el Este provincial, particularmente en Junín, existen seis emprendimientos ladrilleros, los cuales alcanzan una producción anual de 850.000 ladrillones. Los principales problemas con los que se encuentran los encargados de los hornos es la falta de mano de obra y las condiciones climáticas.
En la zona sur de la provincia, la producción anual es 500.000 a 3.000.000 de unidades. El 80% de la misma se destina fuera de la provincia, destacándose como mercados las provincias de San Luis, Buenos Aires, La Pampa y Santa Cruz. Esto se debe principalmente a que las reglamentaciones para la construcción de dichas provincias establecen dimensiones menores a las exigidas en Mendoza. Dado que la unidad de venta es el millar, ésta representa una alternativa más rentable.
También existen algunos emprendimientos en Guaymallén. Una de las zonas adecuadas para realizar este tipo de actividad sería Jocolí, en el departamento de Lavalle, pero el transporte encarece el costo del producto.
En los hornos de ladrillo trabajan cuatro personas en promedio, aunque en muchos casos la actividad se restringe a padre e hijo. La mano de obra ocupada por la producción de ladrillos supera las 6.000 personas, siendo prácticamente en su totalidad boliviana y con gran informalidad en su contratación. Se trata de un trabajo bastante duro y en muy pocos casos se cumple con las normas de higiene y seguridad laboral.
En la zona delimitada del Algarrobal (Mendoza), los terrenos que están actualmente en explotación pertenecen a no más de quince dueños. Solo dos empresas, tienen hornos de categoría A. Estas empresas son propietarias del terreno y de los equipos, lo que favorece su posición competitiva, y poseen una estructura de ventas que les permite comercializar en las provincias de San Juan y San Luis. A su vez, estas dos empresas presentan mayor cumplimiento de las reglamentaciones y mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores. La mayoría del resto de los hornos son del tipo D.
La atomización de la actividad implica un bajo poder negociador, por lo que el precio de los ladrillos queda sujeto a los insumos de producción, especialmente carbón y leña y a los alquileres de ciertos equipos de trabajo.
La principal debilidad en la producción de ladrillos es la heterogeneidad en la calidad de los productos. La solución a este problema sería la tecnificación de la producción, lo cual podría lograrse con la utilización de un horno fijo, sobre una base de cemento y con un diseño que optimice el uso de energía y favorezca la uniformidad en la calidad de los productos.
La producción de ladrillos en Mendoza es estacional, durante el periodo invernal las bajas temperaturas dificultan la producción. Por ello, durante estos meses se produce una reducción de la oferta y un consecuente aumento del precio.
Esta actividad en El Algarrobal, surgió como la alternativa más rentable respecto a las producciones agrícolas. La contaminación originada imposibilitó continuar con el desarrollo agrícola en los terrenos aledaños. Ante el avance indiscriminado e irracional
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