Maestría en planificación urbana y regional – CIDER

Camila Cortes Daza

Cod. 200324458

Maestría en planificación urbana y regional – CIDER

Planificación Urbana y Regional: Historia, Teorías y Retos

Utopía y capricho: la convivencia de la planificación y el hombre en las ciudades industriales.

Nada más utópico en la planificación urbana que los planes de ordenamiento territorial, un manual eterno que da cuenta de cómo un grupo de técnicos piensan o sueñan la ciudad, migrando de los fortines militares y amurallados a las grandes metrópolis modernas e inteligentes. La utopía, como bien lo entraña su significado, se traduce en la ciudad soñada que responde a un ideal del lugar que nos gustaría habitar, ese lugar donde todos caben y donde todo funciona como se plantea en un plan. En este texto mostraré la evolución de esas utopías y como estas han sido de utilidad para materializar los lugares que hoy habitamos.

La ciudad preindustrial, es una negación intensa de si misma, es un lugar sujeto de vertiginosos cambios que trata de adaptarse y pensarse rápidamente ante la avanzada de la revolución industrial, teniendo dos modelos como centro de la discusión: el modelo progresista, donde la ciudad está habitada por microsistemas que interactúan entre si a favor del progreso y el desarrollo de la ciudad, en una relación cerrada y extremadamente normativa donde todo puede ser controlado y medido y el modelo culturalista, que es una respuesta a esa ciudad como máquina, reflejando una evocación a la villa que se deja atrás con la industrialización. En ella el individuo y su grupo social son la huella latente de la articulación y formación de la ciudad, son quienes construyen y transforman el entorno urbano para si y para otros.

En ese contexto de cambios urbanos, vemos a París como una ciudad en conflicto, que transitó del romanticismo clásico de sus expresiones arquitectónicas, a la normatividad impuesta que trajo Haussmann, con grandes pabellones de vidrio y una ruptura con el pasado trayendo una nueva metrópoli adaptada a las nuevas expresiones políticas y económicas posteriores a 1848. Sin embargo, curiosamente hoy es una de las ciudades más hermosas del mundo, admirada y visitada, en parte, por ese pasado que aún la habita, más allá de la norma impuesta, mostrando una vez más que esa utopía soñada en el canon no es más que una quimera que se quisiera alcanzar lejos del ruidoso y apabullante paso de los parisinos que la han habitado desde siempre. Ella, la esplendorosa ciudad luz, es el estandarte de la generación espontanea de la identidad de la ciudad en convivencia con la norma y con las reglas de la planificación.

Finalmente, ratificamos la supervivencia de una ciudad caprichosa, que se piensa y se construye de manera mancomunada con la utopía, una ciudad que se articula de formas muy diferentes a las planeadas, pero que conserva la norma que le han impuesto, que se adapta y a su vez adapta esas reglas pensadas para ella: Medellín. Esta ciudad como muchas, ha estado dialogando entre su adaptación geográfica y el damero colonial, entre el cañón del rio y los suburbios importados, mostrándonos como la norma y la ciudad soñada han engendrado las ciudades modernas usando a su antojo la planificación y la identidad en su beneficio.

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