Pablo Ehrlich

Pablo Ehrlich

(La bala mágica)

Ehrlich nació en Alemania en el pueblo de Silesia en el mes de Marzo de 1854. Hombre jovial que se fumaba veinticinco cigarros al día, le gradaba beber en público un bocks con sus colegas alemanes, ingleses y norteamericanos. Aunque era un hombre moderno, tenía un algo de sabio de la edad media cuando decía: Tenemos que aprender a matar microbios con las balas mágicas. La gente se reía de esta frase suya, y sus enemigos le pusieron “el doctor fantasía”.

A el tipo de estudiante como el, les llamaban ambulantes, pues recorrió más de tres facultades de medicina, como la de Breslau, Estrasburgo, Friburgo y Leipzig, y todas estas coincidieron en que era mal estudiante y que se rehusaba a aprender. Dominaba el latín y creía en corpora non agunt nisi fixata que traducido a nuestro idioma quiere decir Los cuerpo no actúan más que cuando has sido fijados, y esta frase fue la que le dio fuerza e impulso durante treinta años.

Durante el transcurso del tiempo, fracaso en sus intentos por crear una dichosa bala mágica hasta que después de ocho años buscando e infectado de tuberculosis, encontró en un ratón el tripanosoma que al aplicarle cierta sustancia se retiraba. Y años después encontró el compuesto 606 que eliminaba al tripanosoma por completo y no solo le hacía que se alejara hacia algún rincón del ratón. Tiempo después lo probaron en personas obteniendo resultados donde la gente o se curaba o moría. Pablo Ehrlich expió su culpa, que puede serle perdonada teniendo en cuenta los beneficios que derramo sobre los hombres, culpa de no haber previsto que una bala mágica puede atravesar un cuerpo, aunque fuese uno solo de cada tantos millares, en dirección opuesta.

Recordémosle ahora como un explorador que descubrió un nuevo mundo para los cazadores de microbios y les enseño a fabricar balas mágicas.

CONCLUSIÓN

Desde los tiempos remotos el hombre se ha interesado por el estudio del medio que lo rodea descubriendo siempre algo nuevo, movido por la curiosidad, su intenso deseo por conocer el origen de las cosas, el espíritu altruista y hasta su propia necesidad de dejar una huella en la historia es lo que llevó a todos los antes mencionados a ser grandes científicos, a estudiar y experimentar varios días, meses y hasta años un mismo experimento o concepto. Enfrentaron varios problemas pero aun así no se dieron por vencidos, los errores en sus experimentos y las críticas de las personas no los hicieron desistir de su objetivo.

Las investigaciones y los descubrimientos de estos grandes científicos son muy importantes hasta nuestros días y representan la base de la medicina actual.

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