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Pedagogía De La Autonomía

Maricita197228 de Agosto de 2012

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PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA

MAESTROS Y ALUMNOS AUTÓNOMOS

Por: M. en E. María Manuela Méndez A.

Con este ensayo pretendo reforzar escribiendo todo lo emocionante que para mí resulto leer la obra “Pedagogía de la autonomía”, del maestro Paulo Freire. De igual manera debido a que la mayoría de mis seres queridos y familia se dedican al magisterio, quisiera con este trabajo ayudarles en esa tarea tan delicada e igualmente emocionante que es la formación del educando, además siendo un poquito ambiciosa, me gustaría que si es de su agrado, lo compartan con sus amigos, conocidos, esposos, alumnos e inclusive sus hijos.

Quisiera despertar en ellos lo que despertó en mí, quitarles esa polilla que nos está carcomiendo, volvernos juntos agentes de cambios y de transformación. Dejar de ser un maestro más, uno más del montón que hay, de esos que no investigan, que no se preparan, que no sienten amor por lo que hacen, de esos no, de verdad no los necesitamos.

Se plantea una lectura reflexiva y progresista relacionada con la práctica docente, que deseo pueda realmente generar cambios de actitud, movilizar emociones dormidas y liberar la acción que tenemos entumida.

El mensaje que el maestro Paulo Freire nos hereda en la “pedagogía de la autonomía” en tres pilares básicos de la educación, en cada pilar se analizan nueve saberes fundamentales que nos ayudan a reflexionar sobre la práctica educativa en miras de lograr la autonomía del estudiante en todos los niveles.

¿Qué se necesita para ejercer como maestro?, ¿Los maestros educan o transforman?, ¿Cuáles son los saberes fundamentales que exige la educación?

1. NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA.

Entendiendo el término discencia como el conjunto de funciones y actividades de los educandos, podemos confirmar que para ejercer la labor docente se necesita la participación de dos, “Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender” (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 25), el maestro tiene que vivir auténticamente la práctica de enseñar-aprender para que el educando pueda superar lo que Freire llama “la enseñanza bancaria”

“En vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la concepción “bancaria” de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos”. (FREIRE, Pedagogia del oprimido, 1970, pág. 52)

Cuando el maestro vive y disfruta realmente la experiencia do-discente , siembra en el educando el gusto por aprender, incrusta en él el don de curiosear, investigar, intuir y criticar un tema, al hacerlo el maestro mismo se convierte en educando ya que el mismo proceso exige investigar y prepararse más para su siguiente tema o clase.

• Entonces, enseñar exige rigor metódico, investigación, respeto a los saberes del educando, crítica, estética y ética, corporificación de las palabras en el ejemplo, riesgo, asunción de lo nuevo, rechazo a la discriminación, reflexión crítica sobre la práctica, reconocimiento y asunción de la identidad cultural.

Cuando leemos y nos agrada el texto, nos volvemos críticos y creemos estar dentro de la historia, lo mismo tiene que lograr el educador, tiene que reforzar la capacidad crítica de los educandos. Se necesita rigor metódico para que los maestros y alumnos se conviertan en seres creadores, investigadores, persistentes e inquietos.

No es difícil identificar cuando un maestro no prepara su clase, cuando no investiga y sigue utilizando los mismo métodos de enseñanza de hace quince o veinte años. La intuición, la búsqueda y la investigación forman parte de la naturaleza de la práctica docente, sin embargo de alguna manera todavía hay maestros estancados, que viven pasivos en el arte de enseñar, el maestro debe ser por naturaleza, un investigador.

“Investigar para comprobar, si compruebo intervengo, si intervengo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.” (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 30)

Siendo cada vez más curiosos, cuando logramos que esa curiosidad se convierta en el hábito de investigar llegamos a lo que Freire nombra “curiosidad epistemológica”. (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 31)

Pero el investigar y estar actualizado no debe nunca obligarnos a desaprovechar los saberes con que llegan los educandos, ya que son aprendizajes construidos en la vida diaria, el profesor deberá extraer y discutir la importancia de dichos conocimientos. Todos tenemos algo que aportar a nuestra sociedad y es característico de la humildad aprender de los demás.

Como lo comentamos anteriormente una de las tareas principales de la práctica educativa en progreso es exactamente despertar y mantener el gusto por la curiosidad primeramente ingenua. Cuando el profesor desconoce un tema o solo tiene una idea basada en su experiencia personal debe superar esos conocimientos, debe fundamentarlos con curiosidad epistemológica, es decir; investigar, prepararse seriamente en el tema. No es ético enseñar lo que no se no conoce, no es ético transformar la experiencia educativa en adiestramiento técnico. Comparar, valorar, intervenir, escoger, decidir, romper nos vuelve seres éticos, seres comprometidos con la naturaleza del ser humano y es justo en este momento cuando la belleza de la educación resalta, luce, impresiona y motiva. (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 34)

Un educador autoritario, determinante, ofensivo, intimidante, pésimo en carácter, no puede decirse ético, le falta cuerpo a sus palabras por todo lo que supuestamente sabe. Quien realmente ejerce su práctica docente busca seguridad con sus argumentos, no con agresiones, limitantes y coraje hacia el oponente. Además los prejuicios de raza, clase, género no tienen lugar en la práctica educativa, no sería humano realizar actos de discriminación dentro y fuera del salón de clases.

Al final del día, cuando estamos solo con nuestro pensamiento, es el momento idóneo para pensar, analizar y reflexionar sobre nuestras actividades, debemos identificar lo que hicimos bien o mal, para mejorar o definitivamente eliminar lo innecesario.

El crecimiento profesional de un maestro se logra con la reflexión crítica sobre su práctica. De eso se trata, es un movimiento dinámico entre el hacer y el pensar sobre el hacer. (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 39)

La falta de tiempo, la carga excesiva de trabajo, la presión de cumplir con los planes de estudios y hasta problemas personales, encamina a la repetición de métodos de enseñanza, se visualiza a los educandos con el mismo número de lote de producción. Sin embargo aceptar que somos seres históricos, pensantes y creadores nos ayuda a no olvidar nuestro lado afectivo, sensible e intuitivo.

“A veces ni se imagina lo que puede llegar a representar en la vida de un alumno un simple gesto del profesor, aparentemente insignificante pero como fuerza formadora o como contribución a la formación del educando este gesto resulta altamente influyente” (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 43)

La actitud del maestro es clave en la formación del estudiante y debe tener siempre presente el valor de los sentimientos, de las emociones, del deseo, de la inseguridad que siente el alumno por no saber, pero que con el tiempo y una buena asesoría se supera y se convierte en fuerza y valor.

Espero que el análisis de los primeros nueve saberes de la práctica educativa sean de utilidad, el maestro o maestra tiene que arriesgarse a experimentar cosas nuevas, debe salir de esa zona de confort en la que está desde hace años, tiene que aceptar su calidad de investigador, debe asumir y posicionarse del papel que juega y debe lograr que el resto del equipo también juegue.

2. ENSEÑAR NO ES TRANSFERIR CONOCIMIENTO.

El educador debe aceptar que “Saber enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción y construcción” (FREIRE, Pedagogía de la autonomía, 1997, pág. 47).

Al explicar un tema, se está criticando, se construye conocimiento, hay dialogo e intercambio de ideas, en ese momento tanto maestro como educando están envueltos en el tema.

• Pues bien, la práctica educativa exige conciencia del inacabamiento, reconocimiento de ser condicionado, respeto a la autonomía del ser del educando, buen juicio, humildad, tolerancia y lucha, aprehensión de la realidad, alegría y esperanza, saber que el cambio es posible y curiosidad, mucha curiosidad.

En el ambiente futbolero dicen mucho “Esto no se acaba hasta que se acaba”, significa que “No des por perdido lo que aparentemente ya está terminado”. Eso mismo pasa en la educación´, el terminar un proyecto de investigación origina estudiar otro y después otro y así, el acto de estudiar nunca termina. El propio interés, la motivación, la emoción originada por la curiosidad, el gusto por aprender deja muy claro que la educación es infinita, y que mientras haya vida, habrá educación y existe el inacabamiento.

Sin embargo existen barreras, obstáculos que impiden el logro de nuestros planes, siempre habrá algo o alguien que tratará de impedir nuestra actuación, ya sea porque no le conviene o porque no comparte nuestra misma forma de pensar, a pesar de todos esos inconvenientes lo importante es no desistir, luchar, buscar otras maneras de influir de manera positiva

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