ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Popol Vuh

rogerafv8015 de Febrero de 2014

686 Palabras (3 Páginas)256 Visitas

Página 1 de 3

El mito poético codificado del Popol Vuh

Por: Roger Alberto Fernández

La conquista y destrucción del pueblo maya

Hernán Cortés, quién había oído de la existencia de ricas tierras habitadas por numerosas tribus en Guatemala, Yucatán y Honduras, mandó a Pedro de Alvarado y a otros capitanes a subyugarlos. En su recorrido por mar y tierra, los conquistadores robaron, quemaron pueblos y asesinaron a cientos de personas. Al llegar a Guatemala, entraron en la ciudad de Utatlán, y allí fueron recibidos con muy fina atención por la gente del pueblo, quienes les dieron de comer cuanto tenían. Con la codicia puesta en sus ojos, exigieron a los señores principales que se les diese mucho oro, pero al responderles que no lo tenían, los quemaron vivos. La realeza se escondió primero y después se movió al lugar que hoy se conoce como Chichicastenango. Los conquistadores exigieron a los indios que les informasen del paradero de sus señores principales, pero al no obtener respuesta siguieron con su obra de destrucción. Los quiché se levantaron para vengarse, pero la fuerza y la brutalidad de los españoles era tal que sin piedad aniquilaron a miles de indios en los peores horrores imaginados: “Y así las mujeres preñadas y paridas, y niños y viejos y cuantos podían tomar echaban en los hoyos hasta que los henchían, traspasados por las estacas, que era una gran lástima de ver, especialmente las mujeres con sus niños. Todos los demás mataban a lanzadas y a cuchilladas…”

Así comenzó la conquista del pueblo quiché de Guatemala. La empresa española de la colonización, como afirman muchos historiadores, al menos fuera de España, fue una empresa de pillaje, alentada por el fanatismo religioso y la vanidad material. En realidad el indio americano era considerado como nada para el hombre blanco inglés, español y portugués. Un domingo antes de Navidad en 1511, un padre dominicano llamado Antonio de Montesinos predicó un revolucionario sermón en una recién construida iglesia de la isla llamada La Hispaniola, culpando a los soldados de las crueldades contra los indios. Él les dijo:

“Ustedes están en mortal pecado… por la crueldad y tiranía que han usado contra estas inocentes personas. Díganme ¿Con qué derecho o justicia mantienen a estos indios en esa crueldad y horrible servidumbre?! ¿No son ellos seres humanos? ¿Acaso no son almas que razonan?”

Pocos de los presentes fueron convencidos por esas y otras palabras. Y es que no sólo los soldados y capitanes creían en la necesidad de usar la crueldad y el sometimiento contra el indio, sino también muchos religiosos, quienes consideraban a éste como un “Semi – humano”. Uno de esos religiosos defensores de la política de sometimiento fue el doctor Juan Ginés de Sepúlveda. Este sacerdote católico se opuso a las teorías de De las Casas de predicar el evangelio por medios pacíficos, respetando la libertad y la propiedad del indio americano. Sepúlveda consideró que el español tenía el perfecto derecho de gobernar sobre los bárbaros del Nuevo Mundo debido a su superior prudencia, genio, virtud y humildad. “Esta gente – escribió—requiere, por su propia naturaleza y en bien de sus intereses, estar bajo la autoridad de príncipes y naciones virtuosas y civilizadas… y puedan aprender una civilizada forma de vivir”.

En tan baja estima, si es que la había, se tenía al aborigen, y tan alta era la codicia de sus riquezas que la violencia fue el medio lógico para someternos o destruirlos en nombre de la Corona Española. Esa violencia la describe De las Casas como:

“El golpe de las armas, los repentinos y furiosos ataques e invasiones; violencia y graves disturbios; escándalos, muertes y heridas; raptos, robos y destrucción; la separación de los padres a sus hijos; cautividad; el robo a los reyes y señores principales de

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com