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Respiracion Celular


Enviado por   •  23 de Abril de 2015  •  573 Palabras (3 Páginas)  •  162 Visitas

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El keynesianismo es una teoría económica propuesta por

John Maynard Keynes, plasmada en su obra Teoría general

del empleo, el interés y el dinero

, publicada en 1936

como respuesta a la Gran Depresión de 1929. Está basada

en el estímulo de la economía en épocas de crisis.

John Maynard Keynes creador del Keynesianismo.

La economía keynesiana se centró en el análisis de las

causas y consecuencias de las variaciones de la demanda

agregada

y sus relaciones con el nivel de empleo y de

ingresos.

[1]

El interés final de Keynes fue intentar dotar

a las instituciones nacionales o internacionales de poder

para controlar la economía en las épocas de recesión o

crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario

del Estado, política que se llamó política fiscal. La

justificación económica para actuar de esta manera, parte

sobre todo, del falso

efecto multiplicador que según Keynes,

produce ante un incremento en la demanda agregada.

Si bien el keynesianismo ha sido intentado refutar por las

escuelas

monetarista y austríaca, el keynesianismo sigue

aplicandose en la mayor parte del mundo, y cierta parte de

los economistas más influyentes del mundo son reconocidos

keynesianos, como Paul Krugman y Joseph Stiglitz.

1 Ruptura con el dogma clásico

Keynes refutaba la

teoría clásica de acuerdo a la cual la

economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente

al pleno uso de los factores productivos o medios de producción

(incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló

que el

equilibrio al que teóricamente tiende el libre mercado,

depende de otros factores

[2]

y no conlleva necesariamente

al pleno empleo de los medios de producción,

es decir, que los postulados básicos de Smith, Ricardo,

etc., dependen de una premisa que no es necesariamente

correcta o “general”. Así Keynes postuló que la posición

de

Smith, Say o Ricardo, sobre el equilibrio de la oferta y

la

demanda, sería correspondiente a un caso “especial” o

excepcional,

[3]

en tanto que la teoría debería referirse al

proceso “general” y a los factores que determinan la tasa

de empleo en la realidad.

[4]

En consecuencia llamó a su

proposición “Teoría general”.

En términos no técnicos, el liberalismo económico clásico

supone que cuando se produce un bien se han producido

también los medios para la compra de otros bienes

(en la medida en que una vez producido podrá ser directa

o indirectamente -mediante el uso de dinero- intercambiado

por otros bienes. ver

Ley de Say). Sugiere que para

fomentar crecimiento económico no hay que penalizar la

producción:

[5]

a más producción, más bienes que intercambiar,

más intercambios, etc. Así, en el largo plazo,

no solo todo lo que se produce es lo mismo que todo lo

que se compra, sino que todos están interesados en que

el sistema funcione a máxima capacidad

[6]

(se logra un

equilibrio entre la producción y la

demanda agregada que

tiende al máximo uso de los “recursos económicos”, incluyendo

el pleno empleo.- ver también Ley de Walras).

En esa situación lo racional es utilizar inmediatamente

cualquier

ingreso, dado que mantener dinero sin uso no

produce beneficios. Nótese que lo anterior implica equivalencia

estricta entre ahorros e inversiones: “posponer

consumo” sin invertir el dinero es equivalente a mantener

sumas ociosas, es decir, es económicamente irracional,

como lo es el no utilizar para invertir sumas disponibles

en los bancos (los ahorros de otros, etc.).

Conviene notar que lo anterior se puede interpretar de dos

maneras: la primera: que “todo lo que se vende es igual

que todo lo que se compra”, y que “los costos de todo lo

que se produce están cubiertos por todo lo que se compra”.

Keynes sugiere que lo último solo es correcto cuando

todo lo que no se gasta es inmediatamente ahorrado (se

deposita en un banco) y todo lo ahorrado es directamente

invertido. Sucede que, en realidad, hay, por lo menos,

una cantidad de dinero que ni se usa para comprar ni se

ahorra en ese sentido: se mantiene “en el bolsillo” o como

reserva

líquida. Esta preferencia por la liquidez tiene

efectos económicos.

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