Sempiterno

Sempiterno.

Suelo leer con frecuencia, amo la lectura desde que soy muy chica. Me llena el alma, me tranquiliza la mente, me lleva a lugares lejanos del ruido, de la gente, del mundo. De todo. Me cautivaba, cuando apenas tenía diez años, ver a mi mamá agarrar libros y leer (mientras yo dibujaba y pintaba); me encantaba ver su rostro concentrado en las palabras plasmadas en aquellas páginas; me gustaba escuchar el sonido cuando pasaba de página. Siempre le preguntaba qué cosas leía, nunca entendí el título. “Nunca Más” se llamaba. Y no los terminé de entender, al libro y al concepto, hasta hace unos años atrás; lo consideraba muy complejo (y lo es).

El 24 de marzo de 1976 los Militares entraron a la Universidad Nacional de Luján. Lo primero que hizo el Coronel Marícola fue interrogar al rector, Emilio Mignone. “¿Dónde están las armas?” , preguntó. Mignone le dijo “en la biblioteca”, pero el militar no captó la ironía. Mandaron a requisar toda la biblioteca, pero encontraron solamente libros. En 1980 la dictadura incineraba libros considerados “subversivos”, pertenecientes al Centro Editor de América Latina. Prohibían la libre expresión y censuraban aquello que refutaba sus ideales.

Este concepto me recuerda tanto a un libro que leí hace no mucho tiempo. Se titulaba “El Enemigo del Pueblo”, y fue la única obra de teatro que captó mi atención y, con gusto, la leería de nuevo. El protagonista es censurado por absolutamente todos los medios, ya que al antagonista no le convenía que el pueblo sepa la verdad. Cuenta la historia de cómo la conveniencia supera a la razón y de cómo los medios de comunicación modifican las ideas de una mayoría, las cuales no se alejan a la realidad. Cuando era chica, de unos diez u once años, vi un video que me mostraba cómo se realizaba, de una manera atroz y antinatural, un aborto. Fui corriendo, con el corazón saliéndome del pecho, a decirle a mi mamá lo que había visto; y ella me terminó por explicar que ese video no era real y un aborto no era aquello. Esto es un claro ejemplo de que dentro de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías hay desinformación y mentiras con las que algunos, lucran.

Este libro fue escrito en la  década del 80, y los roles que cumplía cada personaje eran muy importantes, excepto en el caso de las mujeres (que tenían papeles pequeños o atendiendo a su marido). Esto, en la actualidad choca mucho y cuesta digerirlo con la ola de nuevos pensamientos que están surgiendo con respecto al rol de la mujer como madre, esposa, hija, novia, hermana, nieta, sobrina, amiga o miembro de una sociedad. Actualmente hay mujeres tratando de conseguir la liberación femenina, no solo para ellas, sino para las siguientes generaciones. Conforman una minoría vanguardista, pero pronto se convertirán en una mayoría compacta que arrasará con el pensamiento arraigado y superfluo, logrando romper el Status Quo de Argentina.

Volviendo a los medios de comunicación, considero que lo que más desinforma y confunde a la población son los programas de televisión, los shows y las noticias; ya que de una forma u otra, no informan lo que realmente pasa en el país (a veces y hasta notifican lo que es de conveniencia para aquellos dueños de los canales). En el caso de los shows de la TV, muchos resultan dar mensajes machistas, misóginos, o hasta lgbt(+)fóbicos. Y en la situación de las publicidades están muy atadas a estereotipos (belleza, rol de la mujer y el hombre, etc.) como por ejemplo, la publicidad de una afeitadora femenina: una mujer debe de tener las piernas afeitadas y suaves para la satisfacción de un tercero. Los medios de comunicación también llegan a afectar a la comunidad infantil, ya sea en publicidades como la de Carrefour ( “C” de campeón, “C” de cocinera) o incluso en películas. Disney consideraba dentro de sus películas que una mujer debería ser salvada por un príncipe, y no podría llevarlo acabo por sí solas; en su época, esto era normalizado muchísimo, ya que había un pensamiento mucho más cerrado. Con el tiempo esto fue cambiando y hay princesas que rompen con el molde, como Mulán, Mérida (“Valiente”) y Elsa (“Frozen”). Muchas veces, antes de dormir, durante el desayuno, mientras me baño o espero lo que sea, me pongo a pensar… ¿Cómo sería para una persona de la Generación Z (1997-2012) haber vivido en la década del 80? Más allá de que la moda o la música haya sido algo muy memorable e histórico, la sociedad, en lo que a mí concierne, debió haber sido bastante intolerante.

...