Talidomida
katita9413 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN
La talidomina es un teratógeno que se fabricó en los laboratorios Chemie – Grünenthal con el fin en un principio para tratar alergias pero al ver que este tenía un efecto hipnótico y sedante se creyó que esta podía ayudar en los malestares del embarazo y en un principio fue así pero a medida que pasaron los años se fueron realizando estudios y se descubrió que este tenía efectos negativos en el feto, por lo cual se prohibió su uso y venta en diversos países pero hoy en la actualidad este es usado para tratar diversos tipos de enfermedades.
Pero la talidomina al igual que otros fármacos sige teniendo diversos efectos secundarios como; somnolencia, mareos, confusión, ansiedad, depresión o cambios en el estado de ánimo, dificultad para dormir o para permanecer dormido, dolor de huesos, de músculos, de articulaciones o de espalda, debilidad, dolor de cabeza, cambio en el apetito, cambios en el peso, náuseas, estreñimiento, sequedad en la boca, piel seca, palidez, comezón, temblor, incontrolable de alguna parte del cuerpo, inflamación de las manos, los pies, los tobillos o las pantorrillas, dificultad para lograr o mantener una erección, entre otros, y estas son las razones que nos llevan a realizar este trabajo.
1. HISTORIA DE LA TALIDOMIDA
Todo comenzó en 1953, cuando el doctor Wilhem Kunz sintetizó en los laboratorios Chemie-Grünenthal, en la entonces República Federal de Alemania, una sustancia química a la que denominó thalidomide, palabra compuesta derivada de N-phthaloylglutamide o amida de ácido italiglutámico, durante un programa de desarrollo de drogas antihistamínicas para el tratamiento de las alergias, pero al encontrarse que no era muy efectiva en este campo, se determinó que tenía un efecto hipnótico y sedante.
A pesar de las pocas perspectivas que se le avizoraba a este compuesto químico, en octubre de 1957 los laboratorios Chemie-Grünenthal, sin mayor trámite, y con apenas dos años de ensayos clínicos realizados con animales, decidieron aprobar y poner en las farmacias el Contergan en medio de una agresiva campaña publicitaria. Ésta fue la primera denominación comercial de la talidomida. La nueva droga era a la vez tranquilizante y somnífera, y fue presentada como la solución contra los malestares del embarazo, puesto que se dijeron maravillas de este nuevo fármaco.
El Contergan se convirtió entonces en "la píldora milagrosa" y, en efecto, eso era lo que parecía: procuraba un sueño reparador, no era adictiva y, aún en dosis excesivas, no mataba como sí lo hacían los barbitúricos. Presentaba tan pocos riesgos que en algunas partes se vendía sin receta. En 1961, "la píldora durmiente del siglo" había vendido ya 1,5 millones de marcos de la época; los alemanes consumían un promedio de 15 millones de píldoras por año. En un artículo titulado en inglés "March 3, 1999: Pharmacological Hade" (3 de marzo de 1999: Infierno Farmacológico), uno de los científicos de Chemie-Grünenthal que protagonizaron el lanzamiento de esta droga al mercado, no oculta su desazón cuando escribe: "Contergan tenía más ventajas que otras píldoras para dormir de entonces (...). La no-toxicidad fue probada en un hombre de 21 años que ingirió 144 píldoras de Contergan Forte, 15 gramos completos de talidomida y sobrevivió sin presentar efectos secundarios visibles".
Era tal la confianza de los fabricantes en la inocuidad de la píldora, que el medicamento se vendía con el rótulo: "Especialmente conveniente para el embarazo". Para colmo, el 3 de junio de 1961, un pediatra alemán envió a Chemie-Grünenthal una nota con dos preguntas sencillas, que recibieron una respuesta obvia...
"Pregunta 1. ¿La talidomida pasa por la placenta?
Respuesta: Desconocido.
Pregunta 2. ¿Puede la droga dañar el feto si pasa por la placenta?
Respuesta: Probablemente no".
Pero 1) pasó por la placenta y 2) dañó al feto seriamente. De eso se darían cuenta demasiado tarde.
Sin embargo, pronto comenzaron las dudas. El 15 de noviembre de aquel año, el doctor Widukind Lenz, del Hospital de la Universidad de Hamburgo, llamó a un colega suyo, Heinrich Mückter, el inventor de la talidomida, para informarle que tenía 14 casos documentados de defectos del nacimiento y una posible conexión entre el Contergan y la polineuritis. Éste se encogió de hombros. Ya estaba "demostrado" que los centenares de nacimientos raros en Alemania Federal desde 1957 "no tenían ningún defecto extraño en los miembros u órganos internos". Aun así, el síntoma descrito por Lenz fue llamado Phocomelia, palabra derivada de las voces griegas phokos (sello) y melia (miembro), aunque otros lo bautizaron como "miembros de foca", debido a la forma que adquirían las extremidades malformadas de los bebés de la talidomida. Fue un campanazo de alerta que se escuchó a distancia, pero que pocos hicieron caso. Con esta afirmación Lenz se ganó la enemistad de los científicos de Chemie-Grünenthal.
El éxito comercial del Contergan fue objeto del interés de laboratorios farmacéuticos de otros países. Así, en diciembre de 1961, los derechos para la comercialización de la droga fueron vendidos a la firma sueca Astra. Poco después, la misma compañía advertía que su nuevo fármaco, el Neurosedyn, "podía ser peligroso para el feto", pues ya se sospechaba de una relación entre su principio activo y el nacimiento de 90 niños con malformaciones congénitas en Suecia. Pero los alemanes seguían bailando con el Contergan.
A pesar de las advertencias de algunos especialistas extranjeros, la producción de talidomida aumentó y pronto comenzó a ser ofertada bajo otras denominaciones tales como Ectiluran, Glutanon, Imidan, Kevadon, Lulamin, Quietoplex, Softenon, Talargan, Tensival, Valgraine, Neosedyn, Nevrodyn, etc, en el resto de Europa, Asia y África, además de Norteamérica y América Latina. Es decir, mientras algunos expertos decían todo lo contrario, la industria farmacéutica insistía en su empeño de llenar el mundo con estas pastillas "milagrosas". En octubre de 1961, luego de extensas pruebas con animales, la firma británica Distillers Co. puso a la venta otra variante del Contergan bajo el nombre de Distaval, con el siguiente rotulo en su etiqueta de presentación: "Distaval se puede dar con completa seguridad a las mujeres y a las madres embarazadas, sin efecto nocivo alguno sobre el feto".
En 23 de febrero de 1962, se publicaron recién las primeras señales del peligro que acechaban a las mujeres embarazadas y a los fetos si ingerían la talidomida, diciendo que esta droga había sido puesta en el mercado luego de tres años de ensayos clínicos con animales.
Paralelamente a esto, comenzó la desmitificación de una droga que había sentado sus reales a pesar del horror que despertaba y el grito puesto en el cielo por muchos médicos. El Neurosedyn terminó siendo prohibido en Suecia, aunque más tarde que temprano. En este país habían nacido 153 niños con embriopatía, otra denominación de la focomelia. De éstos, unos 100 sobrevivieron, aunque se ignora cuántos llegaron a la edad adulta. Por algo se dice que la droga dañó una generación entera... y tal vez otras. Los niños del Neurosedyn crecieron con ese estigma.
Los médicos, y sobre todo las autoridades de los países implicados en este drama, tomaron conciencia de la situación cuando hubo varios casos en distintas partes del mundo, al parecer sin relación alguna entre ellos: comenzaron a nacer niños deformados, víctimas de la talidomida. El común denominador de estas anomalías era, a primera vista, la ausencia de la mayor parte del brazo y la presencia de manitas en forma de aleta que se extendían directamente desde el hombro, dando lugar a la denominada focomelia o miembros de foca. Otra deformidad frecuente era la aplasia radial, la ausencia del pulgar y del hueso adyacente en el antebrazo. En las extremidades inferiores se produjeron deformidades similares. La deformidad de los bebés afectados casi siempre ocurría a ambos lados y a menudo tenían deformidades tanto en los brazos como en las piernas. Además de las extremidades, la droga causaba deformidades en los ojos y las orejas, los genitales, los riñones, el conducto digestivo (inclusive los labios y la boca) y el sistema nervioso. Se reconoció a la talidomida como un teratógeno (una droga o agente de otra índole que causa el desarrollo anormal del embrión o el feto).
"Unas veces tenían las piernas retorcidas –escribe un periodista de la desaparecida revista LIFE en español, cuando recordaba el espanto de los padres al ver a sus hijos nacer con malformaciones congénitas por culpa de la talidomida, otras presentaban también deformidades internas. En la mayoría de los casos, sin embargo, no había al parecer deficiencias mentales." Para algunas mujeres, la talidomida resultó ser tan tóxica in útero que tuvieron abortos espontáneos.
Aquello se estaba transformando en una verdadera epidemia. Y, siguiendo el ejemplo de algunos de sus colegas alemanes, los médicos de países tan distantes como Australia o Bélgica, comenzaron a asociar tales deformidades con la talidomida. Las sospechas quedaron confirmadas cuando los padres de algunos niños deformados empezaron a facilitar datos a los especialistas, lo que permitió descubrir una serie de coincidencias que los llenaron de horror: la mayoría de las madres de niños afectados habían ingerido la píldora en el segundo mes del embarazo, precisamente el mes en que se forman los brazos y las piernas del feto.
En otras ocasiones, estos efectos congénitos de
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