Violencia

La prevención efectiva de hechos de violencia en torno al fútbol brilla por su ausencia.El más crudo ejemplo de cómo la violencia y los violentos, quienes desestabilizan los cimientos del fútbol, están ganando lugares cada vez más preponderantes, se ha visto en Luque el domingo último.

Ante la vista de todos, incluidos aquellos que van sanamente a la cancha, un grupo de los más indeseables en el deporte se encargó de hacer concluir un partido, porque su equipo iba perdiendo, propiciando desmanes y arrojando criminales proyectiles, hasta provocar que el árbitro diera por finalizado el partido.

Los valores de la hidalguía y caballerosidad en el fútbol, que es de hombres, no de cobardes, hace tiempo quedaron atrás, para dar paso a la intolerancia, el descontrol y la barbarie. El remanido tema de la prevención es una utopía que solo sirve para que los encargados de disponer seguridad en los estadios y alrededores aparezcan en los medios hablando del asunto como si lo tuvieran totalmente bajo control. ¡Mentira!

Las fuerzas de seguridad ni siquiera se ubican en los sitios adecuados para prevenir desmanes. Si hubiese sido así, los desubicados luqueños no hubiesen descendido de las gradas a las alambradas detrás del arco, donde debían haber estado los antimotines, nos parece, sin ser expertos en seguridad.

Lo de Luque no terminó con la conclusión del partido a los 14 minutos del segundo tiempo. Representantes de esos mismos inadaptados que provocaron la vergonzosa situación fueron a la sala de conferencias a pedir la renuncia del presidente y que asuma el hijo, presente este junto a ellos allí. Pero ¿donde estamos? ¿En la tierra de nadie? ¿Vamos a institucionalizar a los inadaptados sociales para que tomen las decisiones que competen a los dirigentes?

También los dirigentes deben abrir los ojos y ver la amenaza que se cierne sobre el fútbol. En el Defensores del Chaco, alguien tuvo la poco feliz idea de vender entradas a hinchas de Olimpia para el sector Norte, donde se ubicarían los liberteños. Aquello terminó en desgracia y ca

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