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El amor a los símbolos patrios, un tema para meditar en cuanto al Espíritu Militar


Enviado por   •  30 de Agosto de 2014  •  Ensayos  •  1.632 Palabras (7 Páginas)  •  404 Visitas

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El amor a los símbolos patrios, un tema para meditar en cuanto al Espíritu Militar

Por el My (R) Sergio O. H. Toyos

Todas las exteriorizaciones castrenses que hemos mencionado serían meras formalidades reglamentadas o acostumbradas si no tuvieran un sustento básico al que referirse: La Patria. Esta en su más profundo significado, las genera, las vitaliza y nos moviliza a través de sus símbolos, invitándonos a amarla, a respetarla y a defenderla.

Los distintivos, símbolos, enseñas o identificaciones, han sido siempre la forma de individualizar y señalar un cuerpo, de entre otros, a un agrupamiento humano de cualquier índole, una forma de pensamiento, una organización internacional, una corriente política, un pueblo, un país, un estado, una NACION...

Se hace la diferenciación particularmente entre estos cuatro últimos términos, casi siempre empleados como sinónimos, pero que analizados a la luz de la historia y de la ciencia política, revelan sus diferencias:

Podemos decir que un pueblo es el agrupamiento humano primario, que se da, por lo general, por causas que hacen al hecho de compartir intereses y necesidades comunes, entre otras: la lengua, la raza, la religión, el comercio, las posibilidades de alimentarse y proveer seguridad, etc. Un país está constituido por aquel pueblo que habiendo crecido y tomado una organización más avanzada, comparte ideales comunes, es decir, sus integrantes se necesitan mutuamente y han ido formando una trama social, que es característica y vital en ese agrupamiento.

Se llega al estado, cuando la madurez de este pueblo que venimos observando, vuelve necesario un cuerpo de leyes que mantengan un orden lógico y común a todos sus integrantes, para ajustar las normas, que en su proceso de crecimiento, ha ido adoptando.

La NACION, en cambio, aparece cuando aquel pueblo, crecido, maduro, estable y con objetivos comunes que cada individuo hace suyos, llega a identificarse con una proyección particular en el futuro, construye activamente el presente y se apoya en las experiencias que le brinda su pasado, sean estas buenas o malas. Este concepto ya puede identificarse con el de PATRIA.

En muchos casos, ese pasado encierra momentos de sufrimiento, de conflictos y desencuentros, los que pueden darse por la influencia de otros pueblos de similar, menor o mayor edad y madurez, capacidad económica, social, política o militar, que pueden hacer peligrar el presente o el futuro o que hayan afectado al pasado. También otra causa puede ser la falta de entendimiento entre sus integrantes. Pero justamente, la dureza de cualquiera de esos momentos, provee a la amalgama social, de un mayor temple y experiencia.

Es en este estadio de su evolución histórica, que este pueblo, ya con identidad propia, busca adoptar símbolos para mostrarse con orgullo al mundo. Estos normalmente, permiten interpretar a través de colores, leyendas o figuras y, en sentido figurado o alegórico, el sentimiento de ese pueblo, sus tradiciones, sus objetivos, su historia...

Saliendo de este marco de definiciones, tratemos de enfocarnos como argentinos, como el pueblo que habita en este país y que luego de un proceso evolutivo histórico relativamente breve, ha llegado a constituirse en un estado – nación. Nos hemos identificado con una bandera, un escudo y una canción patria.

En teoría, les rendimos homenaje a sus creadores, creemos honrarlos y manifestarles nuestro respeto, con diversas actitudes que se nos inculcan desde los primeros años de vida en el hogar, y la escuela. Pero, ¿qué pasa, cuando con tristeza vemos el uso de esos símbolos, en forma irreverente, irrespetuosa, inadecuada... ?

Frecuentemente, vemos nuestra bandera nacional, sucia, rota y algunas veces, prácticamente irreconocible en sus colores, al frente de edificios oficiales, sin que siquiera – en ocasiones -, se la arríe en los momentos en que corresponde, sin mencionar la falta de unción que tal acto (el izado o arriado), debiera tener.

La vemos también usada a modo de capas por parte de los espectadores de eventos deportivos o políticos o pintada con leyendas de tal o cual tendencia.

También se la ve en ciertas propagandas, y en diversas manifestaciones que hacen a las costumbres del pueblo, pero el sentimiento de patriotismo, en estos casos, resulta tosco, burdo, barato...

Podrían agregarse espectáculos deportivos o políticos en los que incluso se hacen ondear banderas que tienen mezclados los colores nacionales, con los de uno u otro equipo o partido. También las irreverentes formas en las que se escucha el himno nacional, bajo el pretexto de que “todo es cultura”, en las mismas ocasiones y aún en las escuelas, lugares (teóricamente) en los que debe justamente inculcarse el respeto y amor por los símbolos que nos identifican.

Por último, tristemente vemos cuán pocas banderas se ven en balcones y ventanas para las fechas patrias, sin mencionar que éstas, para obtener “feriados largos”, en los últimos años, han visto alterado el día real de sus “festejos”, desvirtuándose éstos y con ellos, el significado de aquellas.

Ya

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