ÉTICA ESTOICA

ÉTICA ESTOICA

El estoicismo es una escuela fundada por el greco Zenón de Citio, nace como una antítesis del epicureísmo. La etimología de la palabra “estoico” proviene de la stoa o pórtico, donde Zenón reunía a sus discípulos. Al comienzo de su fundación no se mantenía como una filosofía de vida popular, hasta que los primeros pensadores cristianos la analizan y poco a poco la toman como filosofía propia del cristianismo.

La ética estoica analiza el universo como un sistema que mantiene mecanismos inquebrantables los cuales aseguran su equilibrio. El objetivo principal del estoico es lograr un estado total de paz e imperturbabilidad, busca eliminar lo “malo” y aceptarlo como parte del orden del universo, entendiendo todo lo que sucede como algo que nos conviene de alguna manera.

Los acontecimientos generan en el estoico un estado de apatía e indiferencia que le permite alcanzar la armonía con su ser y su entorno, pues se adapta a las circunstancias y las acepta como parte irremediable de la vida. Teniendo esto en cuenta, podría llamarse al estoico libre, pues su capacidad de adaptación y su estado de ataraxia eliminan el interminable deseo del ser humano de estar completamente satisfecho.

No es de extrañar el que los cristianos hayan adoptado esta doctrina. Aunque el estoico clásico habla del universo, es sencillo adaptar el concepto a la espiritualidad propia de una religión.

Con el tiempo el estoicismo relacionado a la religión se ha tergiversado un poco. Más que un estado de imperturbabilidad, el cristianismo ha estado buscando hacer a sus seguidores subordinados de su dios y mostrarlo como un ser todo poderoso. Basados en el libro más leído del mundo, el cristianismo pretende buscar la mayor cantidad posible de seguidores, muchos quienes llegan en busca de sosiego espiritual.

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