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26 Leyendas Panameñas


Enviado por   •  1 de Junio de 2014  •  275 Palabras (2 Páginas)  •  629 Visitas

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—Ésta escojo, ésta escojo

Por esposa y por mujer

Que parece una rosita

Acabadita de nacer.

—Lo que te encargo, escudero,

es que me la trates muy bien,

Sentadita en silla de oro

Tirándole cartas al Rey.

Era la misma gente, sólo que más atrasada en muchas cosas

que la de hoy día y con costumbres más sencillas y más severas

tal vez, pero con las mismas virtudes y defectos, los mismos

sentimientos y las mismas pasiones.

Las niñas y los niños jugaban aparte; y los niños, en general,

eran tratados como niños y obedecían y respetaban a sus padres

en vez de hacer su soberana voluntad como es ahora la regla. A

las ocho de la noche todos estaban recogidos en casa, decían “el

bendito” a sus padres y, con un beso de éstos, se iban a la cama.

Jugaban también las niñas “a las muñecas” y a “las amas de

casa”. Hacían a veces, en verano, en los patios, a la sombra de los

árboles de mango, o de los cerezos u otros árboles frutales,

“covachas” con petates o con hojas de cañas o pencas secas de

palmas o hacían enramadas; y allí jugaban “a las comadres” y,

en compañía, hacían “cocinados”, reales o ficticios, según la

edad de las niñas; todo con la ayuda de alguna persona grande,

generalmente la mamá de alguna de ellas, que era la que en

realidad cargaba con el peso del trabajo si el “cocinado” resultaba

de verdad. En estos juegos solían participar también niños

varones que eran los encargados de recoger leña, de acarrear el

mobiliario, de enterrar las horquetas para la enramada, de cargar

el agua, de las tareas más pesadas, en fin.

En esos juegos inocentes primero, en los juegos de prendas

después y en la misa los domingos, en las procesiones y en las

...

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