Boom latinoamericano y Vida y obra de Mario Vargas Llosa

La revolución latinoamericana en el ámbito literario

El boom latinoamericano fue un fenómeno literario y editorial que se originó en los años 60 y 70 en América latina. Se trato de un grupo de jóvenes autores que se dieron a conocer a nivel mundial, que rompieron el esquema tradicional con el realismo mágico como base de sus textos y a través de sus escrituras expresaban las distintas realidades de sus países de origen.

América latina en ese entonces estaba atravesando por el clima político que estaba fuertemente influenciado por la guerra fría. La apertura de este ciclo fue en la revolución cubana de 1959 y los fallidos intentos de EE. UU por invadir la bahía de cochinillos.

En 1960, algunos nombran como la primera novela a “Rayuela”, de Julio Cortázar, aunque, por otra parte, otros nombran a “La cuidad y los perros” de Vargas Llosa.

La escritora y periodista argentina Luisa Valenzuela, señalo que el crítico literario Emir Rodríguez Monegal fue quien armo toda la estructura y acuño por primera vez la palabra del boom para reunir a todos los escritores latinoamericanos.   

Las características del Boom tratan al tiempo de una manera no lineal, suelen utilizar más de una perspectiva o la voz narrativa y cuentan con una gran cantidad de vocablos (la impresión de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias.

Otra característica muy importante son los tratamientos de los ajustes, tanto rural y urbana, el internacionalismo, el énfasis tanto en la histórica y la política, así como la identidad nacional, el conocimiento de hemisferio en todo el mundo, así como la cuestión económicas e ideológicas.

Los temas más usados en el boom más recurrentes eran una plasmación de conflictos sociales, violencia, represión o racismo con la fantasía y el romanticismo. Una mezcla de lo real, lo ideal y lo fantástico

Tomaron los conflictos sociales, políticos, económicos y raciales para mezclarlos con los mitos y leyendas de cada región, dándole a la escritura un toque de fantasía y ensueño, de ahí el realismo mágico.

La política y la forma de gobierno de la época marcaron muchos de los argumentos literarios, reflejando mandatos autoritarios, totalitarios o dictatoriales; masacre de indígenas y el poder desmedido de los militares y la oligarquía.

Las novelas tienen características en común; hablan de amor, violencia y política a si enlazan las historias, relatando la realidad social.

La fantasía era natural de esta tendencia literaria. Pará recrearla, los autores tomaban palabras populares, creando juegos de palabras o monólogos de una manera onírica, con fantasía y ficción. Eliminaban la forma parcial o total de los signos de puntuación, de modo que el lector haga su propia interpretación de la historia. Los escritores del boom lograron ampliar el sentido de la realizada por medio de la ficción, permitiendo que los lectores se identifiquen con los protagonistas y reconozcan los lugares que hace referencia la obra.

Según lo expresó Fernando Iwasaki, los escritores del «boom» latinoamericano están más vivos que nunca. Cuenta que se acercó a los autores de este movimiento cuando tenía unos 14 años y que desde entonces no se ha despegado de ellos, porque le han enseñado muchísimo y continúan haciéndolo. Además, dijo que el fenómeno continúa vivo y se ve reflejado en las miles de voces contemporáneas que se sienten copiosamente atraídos por las tendencias literarias del “boom”. Iwasaki rindió un especial homenaje a Gabriel García Márquez, de quien dijo que, aunque ahora está enfermo y no cree que vuelva a escribir, cuando se hable de él se lo hará por todo lo alto, considerándolo una de las figuras que más ha contribuido al enriquecimiento del idioma español. Y agregó que Mario Vargas Llosa, el menor de esa generación, es el encargado de transmitir el sentimiento del “boom” y de enseñar las características de esta literatura a las nuevas generaciones.

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