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Cien años Con Neruda


Enviado por   •  2 de Julio de 2011  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  742 Visitas

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Cien años con Neruda

Hoy se festeja en todo el mundo el centenario del natalicio del célebre poeta chileno

NOTIMEX

MÉXICO, DF.- Neruda, simplemente Neruda... Este lunes, el mundo entero recuerda el centenario del natalicio del ?Vate?, el célebre chileno inmortalizado a través de su poesía.

Con ese pretexto, en diversas latitudes se realizarán homenajes, que en muchas partes iniciaron con el 2004, porque éste fue designado el año de Neruda.

México lo recuerda muy especialmente. El escritor chileno Volodia Teitelboim, en su libro Neruda -donde hace una radiografía sobre la vida y obra de su compatriota- señala que México es un país que cautivaba al Nóbel porque era ?el más poblado de lengua española, el más colorido, de tanta fuerza y presencia indígena?.

Recuerda que Neruda fue nombrado cónsul general de Chile en México (1940-1943) y que a su llegada a esta metrópoli se hospedó en un hotel del legendario Paseo de la Reforma, donde convocó a varios amigos suyos, todos republicanos españoles que vivían exiliados aquí.

Entre esos vates figuraban José Herrera Petere, Juan Rejano, Pedro Garfías y Lorenzo Varela; el cinematografista Eduardo Ugarte y el pintor Miguel Prieto.

El autor de Canto General nació en Parral, Chile, en 1904 y murió en Santiago, la capital de su país, el 23 de septiembre de 1973, días después de que el presidente Salvador Allende -su amigo- fue derrocado por un cruento golpe de Estado que encabezó el general Augusto Pinochet.

Neruda recibió el Nóbel de Literatura porque, a decir de la Academia Sueca, que lo otorga cada año, ?ha buscado sin cesar la redención de los oprimidos y se ha tornado en el poeta de la dignidad humana violada?.

Según Teitelboim, Neruda ha dejado múltiple constancia de la seducción mexicana, pues a menudo decía que ?es un país que no tiene fin si uno lo recorre hacia abajo y es color vivo de la noche a la mañana?.

En México, Neruda anduvo por todas partes, metió la nariz en lo precolombino, visitó las pirámides, compraba amates, se detenía en las casas coloniales, observaba con una mirada golosa la naturaleza de volcanes, montañas, desiertos, pájaros y mariposas tan voluminosas como no las vio en ninguna parte.

Le fascinaban los estados de Yucatán, Nayarit y Baja California; en todas partes buscó los mercados, pero sobre todo allí, porque decía que ?México está en los mercados?, donde compró 15 mil ejemplares distintos de caracoles.

Neruda se fue a vivir a una casa más grande donde había vivido el bardo mexicano Ramón López Velarde, autor de varios poemas, como Suave Patria.

A ese lugar iban otros republicanos españoles como el poeta León Felipe, Wenceslao Roces, traductor de Carlos Marx al español, los escritores mexicanos Carlos Pellicer y Octavio Paz, Nóbel de Literatura en 1990 y el polígrafo guatemalteco Luis Cardoza y Aragón.

Neruda visitaba a menudo a los escritores mexicanos Alfonso Reyes, Enrique González Martínez y José Mancisidor y al general Heriberto Jara, quien siempre se caracterizó por su nacionalismo y liberalismo.

El Nóbel chileno publicó en México la revista Araucania -de la que sólo se editó un número-, la cual era incitante y mostraba en la portada el rostro de una mujer indígena.

En esa época México era gobernado por el general Lázaro Cárdenas (1934-40); la Alemania Nazi invadió a la URSS y Neruda se adhirió al Comité de Ayuda a Rusia en Guerra, encabezado por el intelectual mexicano Antonio Castro Leal.

Neruda escribió aquí los poemas Canto a Stalingrado y Nuevo Canto de Amor a Stalingrado.

En 1941 dio un evidente espaldarazo a dos estudiantes que volvían a México tras haber asistido a los cursos de verano de la Universidad de Chile. Esos jóvenes eran Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo (ya fallecido) y que con el correr de los años ambos fueron presidentes de su país. El primero de 1970 a 1976 y el segundo de 1976 a 1982.

En la capital mexicana, Neruda frecuentó mucho a Vittorio Vidali, el legendario ?Comandante Carlos? en la Guerra Civil Española (1936-39) y a la fotógrafa Tina Modotti, ambos italianos.

Asimismo conversaba con el entonces joven escritor mexicano Fernando Benítez, María Asúnsulo, quien fue modelo del pintor Diego Rivera y la actriz Rosario Revueltas, hermana de Silvestre (músico), José (escritor) y Fermín (pintor).

Neruda visitaba el famoso mercado de La Lagunilla, donde compraba cosas usadas, antiguas tarjetas postales, cajitas de música, copas de trazado irregular, botellas de colores violentos, caracoles, mariposas y cuadros de pintores ingenuos y románticos.

Escribía al escritor mexicano Juan de la Cabada para que le hablara a los pescadores de Yucatán y Campeche, a fin de que le buscaran caracoles y conchas marinas de profundidad.

De la Cabada, quien residía en Campeche, nunca le contestó, pero tiempo después, cuando se vino a residir a esta ciudad, Neruda se lo llevó a vivir a su casa unos cuatro o cinco meses. Neruda y De la Cabada solían ir a un bar de esta capital para beber y comer gusanos de maguey y luego se iban caminando por la ciudad.

En México tuvo su primer desencuentro con Octavio Paz y con el escritor español José Bergamín, quienes publicaron Laurel en 1940, una antología de poesía hispanoamericana con cuya selección discrepó. Paz y Bergamín excluían en esa antología a los poetas León Felipe y al cubano Nicolás Guillén, entre otros.

En México, como en España, Neruda desencadenó las tormentas literarias. En uno de los banquetes en que se le festejaba, se produjo la ruptura con Octavio Paz.

La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en la ciudad de Morelia, lo designó Maestro y Doctor Honoris Causa.

Tanto en México como en Chile, a Neruda le gustaba casar a sus amigos y bautizar a los hijos de éstos. En su casa en esta capital, se bautizó a Cibeles, hija del escritor mexicano Andrés Henestrosa.

Ese día, el propietario del inmueble desahució a su inquilino Neruda porque muchos de los 500 invitados, fuera de sí por haber ingerido alcohol, se treparon a los árboles porque querían contemplar desde la altura representaciones de teatro primitivo y griego, en que actuaban el escritor mexicano José Revueltas y el propio poeta chileno.

Cuenta Henestrosa que Neruda aprovechaba cualquier reunión para vestirse de general y bombero, se ponía una gorra y una chaqueta y recorría la fiesta cobrando los boletos.

Según su interpretación, Neruda se disfrazaba porque tenía horror a su fealdad y hacía regalos

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