EL GATO PERDIDO

Un día por la tarde, una chica llamada Paula, fue a montar a caballo como de costumbre. Estuvo toda la tarde de paseo con el caballo. Después del paseo se fue a hacer unas fotos con el caballo, para ello llamó a su madre para que se las pudiera hacer. Ya llevaban un rato sacando fotos, cuando de repente vieron a un gatito muy pequeño entre unas hierbas altas. El gato era de color blanco y negro, con los ojos azules. Estaba solo, no había nadie alrededor, ni siquiera su madre. Estuvieron buscando un rato por si veían algo o a alguien, pero se estaba haciendo de noche y seguían sin ver nada, así que decidieron llevárselo a su casa, en una palangana donde solía guardar cosas del caballo.

Una vez en casa miraron si era macho o hembra, era hembra. Le dieron de beber y al no saber si se le podía dar comida normal, decidieron mandar un mensaje al veterinario. El veterinario les pidió fotos y vídeos para ver un poco cómo estaba, su respiración… Cuando le vio dijo que tenía menos de dos semanas y que no se le podía dar comida normal, tenían que darle leche especial para gatos. La leche la tenían, pero el biberón no y decidieron dársela con una jeringuilla porque no la podían dejar sin comer toda la noche.

Al día siguiente, fueron a comprarle un biberón para darle mejor de comer. Tenían que darle de comer cada 4 horas. Comía un montón. Cuando no estaba dormida estaba todo el rato pidiendo, pero no le podían dar hasta que le tocara. Cuando pasaba eso, intentaban que se durmiera, pero era imposible, no había manera, siempre se estaba moviendo de un lado a otro. La manera más fácil de hacer que se durmiera era dándole de comer, lo malo era que no le podían dar todo el rato.

Después de unos días con la gata, pensaron en cuidarla, por lo menos hasta que se hiciera un poco más mayor, luego ya pensarían que harían con ella. Por ello decidieron ponerle un nombre. Les costó varios días encontrar uno porque no se ponían de acuerdo. Al final decidieron llamarla Mika ya que a todos los miembros de la familia les parecía bonito nombre.

Había un pequeño problema en cuanto a quedarse con el gato. Tenían una perra, Kora, y no sabían cómo se iba a comportar con Mika. Los primeros días no le dejaron acercarse, aunque estuviera todo el día intentándolo. El problema más grande era que Kora no sabía comportarse y era muy bruta. Poco a poco había que ir acostumbrándola para cuando Mika se hiciera más mayor.

Al final, decidieron quedarse con Mika porque se encariñaron mucho con ella. En cuanto a Kora ya le enseñarían a portarse bien con ella y a que no le hiciera nada.

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