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Fulano, Zutano Y Megano


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  776 Palabras (4 Páginas)  •  359 Visitas

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FULANO, ZUTANO Y MEGANO

Algunas personas creen que Fulano, Zutano y Mengano no existieron nunca. En contraste, yo creo que sí. Precisamente por no querer ser reconocidos se ocultaron detrás de esos tres apelativos comunes sin especificar sus apellidos. Esos tres anónimos, si fueron tres individuos reales, debieron ser españoles según la ortografía de sus nombres y su mención en los diccionarios de la lengua castellana. Si en cambio, sólo fueran tres sobrenombres lingüísticos para no mencionar a terceras personas insignificantes, su número superaría a los varios millares en cada comunidad y en cada época.

No podría decir si estaban emparentados o son los mismos que los Cayo, Tizio y Sempronio del orbe itálico, aunque verosímilmente no estaban relacionados con el famoso John Doe anglosajón, que no parece haber tenido colaboradores porque se lo menciona sin compañía, a menos que pueda argumentarse que en ese mundo hubo menos bobalicones que en el hispánico. Los franceses, tan orgullosos de su racionalismo cultural tampoco han aceptado tener tres anónimos, sino sólo uno, también nombrado sin apellido, Un tal, al que no pueden atribuírsele otros atributos que la nada.

Mis investigaciones eruditas me permiten inferir, refiriéndome únicamente a los españoles, algunos rasgos biográficos de sus nombres. No fueron reyes, nobles ni prelados puesto que ninguna obra histórica los menciona, además de no aparecer en ninguna cronología. Presuntamente se asemejarían en su forma de actuar o de hablar, por aquello de que Dios los cría y ellos se juntan. De los tres, Fulano parece haber sido el más conocido o el más importante. Por de pronto es el que más se cita. Su nombre es el único usado sin acompañantes en las comparaciones populares: Es un Fulano, se dice, y nunca Es un Mengano, ni Es un Zutano. Esta deducción se refuerza porque es de los tres el único que admite un complemento distintivo, como puede verse en la designación Es un Fulano de Tal.

Toda vez que revuelvo en mi mente esos nombres para imaginarme sus cualidades y comportamientos, algo se opone en mi interior a imaginarlos personas serias. Sin ninguna razón justifícatoria, y por simple intuición, no se me ocurriría suponer que fueran personajes esclarecidos, porque para eso estaban en España en los tiempos idos los abates, los políglotas, los astrólogos y tantos otros individuos de rango privilegiado. ¿Quién podría imaginarse a Fulano vestido con traje clerical de vivos morados, a Mengano con un bonete estrellado de cosmógrafo o astrólogo, y a Zutano con la cruz y la espada de maestre de Calatrava? Imposible. Ninguno de los tres era eminente. Otro cantar sería si hubieran nacido

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