Gargantua Y Pantagruel

Capítulo XIII:

Carlos estaba bajando del camión militar, porque tuvo que ir a Irak para servir a su país. Llego a la puerta de su casa y la abrió un niño que le parecía conocido. Entonces reacciono y le dijo, “Luisito ¿eres tú?” Luisito afirmó gritándole, “¡Papi!” y lo abrazo muy fuerte. Entonces empezaron a platicar:

-Hijo, sé que ha pasado mucho tiempo, lo siento.

*Papi, ¿qué ha pasado? Tenía mucho tiempo que no te veía. Cuando te fuiste tenía 3 años y ahora ya tengo cinco.

-Lo sé, lo sé hijo. Las cosas no salieron como se esperaban contra Irak.

*Está bien no te preocupes de eso en estos momentos.

En eso llega Carla y lo invita a sentarse para tomar una taza de café. Carlos accede a tomarse una taza de café y empiezan a platicar los tres. Al terminarse el café aparece la muchacha de servicio a recoger las tazas, y Carlos con curiosidad le pregunta, “Mujer ¿Han mantenido aseado a mi hijo como se merece?”. Luisito se paró sobre su silla para interrumpir y dice gritando “¡Eso no es necesario! Te puedo decir padre, que yo puse mucho cuidado en mi higiene. ¡Es más! Te apuesto un juego de iPad, a que no hay niño más limpio que yo en mi escuela.” Carlos se muestra un tanto sorprendido, ya que antes de que él se fuera, no sabía ni limpiarse los mocos. Por lo tanto accedió a la apuesta.

Y entonces Luisito empieza a hablar de una manera tan propia que nadie lo creía:

“He desarrollado la mejor estrategia para limpiarme después de hacer de baño. Una vez tuve que utilizar kleenex y lo encontré increíble. Otra vez con toallitas y paso lo mismo. Otra vez me vi obligado a limpiarme con periódico, provocando que me rosara. Gracias a dios me curé cuando mi mama me froto vaselina; fue increíble, es mejor remedio que el jabón.”

Carlos estaba intrigado por lo que le dijo, “al parecer te has limpiado con una infinidad de cosas, pero ¿Cuál es el más efectivo?” Luisito al ser ya un experto en el tema, empezó a recitar un poema que había escuchado en su escuela, “quien se limpia con papeles, de la basura se dejará caireles.”

Las sorpresas seguían para Carlos, su hijo ya sabía rimar. Y Luisito al ver la cara de su padre empezó a decir, “¡Que el fuego de San Antonio te abrase si todos….”. Y Carlos lo interrumpe porque se estaban desviando demasiado del tema, el solo quería saber con qué te limpiabas mejor. A lo que Luisito aprovechó a decir, “Mira si lo adivinas no me compres el juego para el iPad; sino tú me compras dos juegos para el iPad. ¿Trato?” Ese niño era bastante inteligente.

Carlos accedió, pero después de pensar por varios minutos, se rindió y le dijo que pagaría la apuesta, pero que ya le dijera todo. A lo que

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