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Guevara y Allende


Enviado por   •  25 de Abril de 2012  •  Informes  •  422 Palabras (2 Páginas)  •  397 Visitas

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RTERTETTT“Guevara y Allende”

Por Ryszard Kapuscinski

En un encuentro con los lectores, alguien del público me pide que compare la figura de Allende con la del Che Guevara y diga cuál de los dos tenía razón.

El público espera a que yo escoja entre los caminos elegidos por Ernesto Guevara y por Salvador Allende.

En un determinado momento de su vida, Guevara abandona el despacho del ministro y su mesa de trabajo para marcharse a Bolivia, donde organiza un destacamento de guerrilla. Muere siendo el comandante de ese destacamento.

Allende, muere defendiendo su mesa de trabajo, su despacho de presidente, del cual sólo lo sacarían –como siempre había dicho– en un traje de madera.

Se trata de dos muertes muy diferentes, pero en realidad esa diferencia no estriba más que en el lugar, el tiempo y las circunstancias. Allende sacrifican su vida defendiendo el poder del pueblo y Guevara luchando por conseguirlo.

Están convencidos de haber elegido el más justo y acertado de los caminos. Guevara, eligió la acción armada. Allende, por el camino de la lucha política. Él quiere evitar víctimas cueste lo que cueste.

Los dos eran médicos. Guevara, cirujano; Allende, internista. Los tiros que acaban con la vida de Guevara y de Allende no se disparan desde un escondite. Los dos aceptan su muerte conscientemente, a sabiendas de que llega. Cada uno de ellos puede salvarse, tiene su oportunidad, tiene tiempo. Entre la captura de Guevara herido y su ejecución transcurren veinte horas. El coronel Zenteno le promete que conservará la vida si consiente en comparecer ante un tribunal como acusado. Guevara rechaza la propuesta. Maniatado, permanece sentado en el suelo de tierra de la escuela rural de Higueras y calla, se niega a hablar.

Allende dispone de ocho horas. Por la mañana se entera de que hay un avión esperándolo, que puede ir donde quiera, a condición de que dimita, de que abandone su puesto. Pero no lo hará.

En uno de los salones, en medio del humo, el polvo y el olor a quemado, seguirá disparando hasta el final un hombre bajo, aunque robusto, cumplidos con creces los sesenta, con casco de minero y jersey de cuello alto: el presidente de la república.

Tanto una como otra, sus muertes son un lance de honor. Se tienen que ir: esto lo saben los dos, llevan tiempo preparándose para ello. Guevara se despide de Fidel, de sus padres y de sus hijos en unas cartas escritas meses atrás. Allende se despide de sus hijas y en con un discurso del pueblo.

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