Jacinto el Ermitaño

JACINTO EL ERMITAÑO

En un pequeño pueblo donde la mayoría  de sus habitantes no compartían ideas ni expresaban sus sentimientos y donde solo existía la indiferencia, ya que ninguno de ellos  quería aceptar que necesitaban el uno del otro para una buena convivencia y poder subsistir, simplemente salían a suplir sus necesidades  acudiendo  al tendero, que era algo arrogante y glotón porque se comía la gran parte de los víveres de su tienda, al lechero, que no hacia mas que tocar de casa en casa dejando la leche que el mismo ordeñaba en la mañana, al panadero, este tenia una expresión triste todo el tiempo y no hacia sino llorar y a masar el pan  o al zapatero, que los únicos zapatos que arreglaba eran los suyos. Aunque habían un habitante en especial que se llamaba don jacinto el  mas egoísta de todos, este vivía con su esposa una mujer que era muy chismosa, y solo salía a enterarse del chisme del día, este parecía ser el único ejercicio de relajación del pueblo rajar y rajar de todos, pero como siempre llegaba su esposo don jacinto el egoísta con un alboroto a sacarla del brazo para que le hiciera el almuerzo. Pero cierto día ocurrió un hecho el cual transformo la forma de vida de  don jacinto el egoísta, y doña chismosa  quienes decían que no necesitarían nunca acudir a la ayuda de sus vecinos cierto día se genero un incendio el cual hizo que todas las personas que estaban a su alrededor se percataran y acudieran a brindarle apoyo ante esta emergencia la cual genero la solidaridad de todos los vecinos  logrando apagar   las llamas que consumían esta vivienda y evitando que el fuego se propagara a las demás casas mientras que don jacinto el egoísta y doña chismosa quienes eran los mas afectados cayeron en cuenta y recapacitaron agradecieron la ayuda que todos en ese momento le brindaron  desinteresadamente y con buena voluntad lo que hizo que estas personas cambiaran su forma de ser y que todos los vecinos se dieran cuenta lo importante que era permanecer unidos y estar integrados dentro de un lazo de amistad porque se dieron cuenta que no se sabe cuando el uno va a necesitar del otro, terminando todos con una sonrisa de oreja a oreja que no les cabía en el rostro.

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