La leyenda del algarrobo

La leyenda del algarrobo.

Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando los españoles comenzaron la conquista de las tierras de nuestra América, sucedió esta historia que llega hasta nosotros.

En la región que actualmente es la provincia de Córdoba, los indios comechingones vivían en paz. Las sierras les ofrecían refugios naturales para construir sus casas semienterradas usando madera y paja. Cultivaban la tierra y cazaban guanacos, liebres y ciervos para alimentarse. Muchos hombres y mujeres realizaban bellas vasijas de cerámicas y pintaban las cuevas con hermosos colores.

Pero, un día, vieron aterrados como se acercaban a su aldea los hombres de piel blanca, montados en sus caballos y escupiendo fuego por sus poderosas armas de metal. El cacique Ipachi Naguan guío a su gente en la lucha. Valientes, los comechingones vencieron el miedo y obedecieron al jefe para salvar sus vidas y su pueblo.

¡Tan larga fue la pelea, y tan desigual!.El hambre y el cansancio ya hacían sentir a los indios débiles y sin esperanzas… Ipachi Naguan, viendo que no podían vencer al invasor, llevó a su gente al bosque de algarrobo cercano. Allí, sintiendo que todo era inútil, pidió a los dioses que protegieran, al menos, a las mujeres y a los niños.

Cuando daban todo por perdido, el bosque, generoso, les brindó a los comechingones el regalo que le enviaban los dioses. Los algarrobos comenzaron a moverse. Sus ramas se sacudían y, cargadas de frutos, se inclinaban más y más. Tanto, que los frutos cayeron al suelo, donde se abrían y mostraban sus semillas y formaban una espesa alfombra de frutos.

Fue así que los indios comieron las deliciosas algarrobas hasta hartarse, y recobraron sus fuerzas y su ánimo. Volvieron a la batalla y vencieron a los españoles.

El fruto de los algarrobos había salvado a los habitantes de esas tierras.

Leyenda Argentina.

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