Las Buenas Conciencias

En ocasiones, las personas suelen cargar con apellidos que vienen de sucesos, linajes, y habladurías, cuando lo único que buscamos es ser nosotros mismos, y que la gente nos conozca por lo que somos y por lo que hacemos a un nivel personal, y no por lo que hayan hecho nuestros padres o en si nuestra familia entera.

Es difícil aprender a lidiar con lo que nuestra familia quiere que hagamos y con lo que nosotros deseamos ser; debido a que muchas veces la sociedad en que vivimos nos obliga a actuar de una u otra manera, sobre que debemos hacer, que es correcto y que no, con quien debemos interactuar y con quien no.

Entre los distintos criterios morales, es un sinfín de enredos mentales, debido a que ¿realmente sabemos si estamos bien o mal? Nuestros límites de moralidad varían según las personas y las circunstancias.

Muchas veces las personas que más se jactan de actuar conforme a la moral y las buenas costumbres, son quienes más se corrompen, y quienes se sumergen en los más bajos andares; actúan para guardar las apariencias, y no ser mal vistos por la sociedad, pero, ¿es en realidad importante lo que piensen las demás personas? La vida da muchas vueltas a veces nos encontramos arriba y otras veces en el subsuelo, no podemos dejarnos llevar por el que dirán, porque si no nunca haremos nada de nuestras vidas; a veces, con nuestros actos, arrastramos a personas que nada tiene que ver, haciéndoles pagar lo que no les corresponde.

Nos guardamos palabras y actos, siempre pensando que es mejor dejarlo así, en ocasiones somos simples títeres de la vida y de otras personas que se creen con el derecho de decidir por nosotros, a veces por decidía y otras por que no tenemos el valor para hacer lo que queremos y lo que nosotros consideramos correcto.

¿Y por otro lado juzgamos a los que juzgan, pero, quienes somos nosotros para juzgarlos?

...