MADELINE

MADELINE

No es que toda mi vida sea perfecta, pero tengo lo necesario para ser Feliz: Una casa amplia y bonita, unos padres amorosos y enamorados, un perro llamado Milo, pero lo que le da el plus es mi mejor amigo Abraham.

Como describir mi relación con Abraham, creo que debería comenzar contando como lo conocí , Sé que sonará a cliché pero yo era la niña nueva en la ciudad, me inscribieron en la escuela secundaria del pueblo y el primer día me llamo la atención ese niño al que le hacían bullying; mi necesidad de protegerlo fue inmediata, y sí, lo sé, una niña cuidando a un niño era extraño, pero él me hacía recordar tanto mi otra escuela, las veces en que metían mi cara al inodoro y el sabor amargo que eso dejaba en mi boca, pero ni ese sabor era tan amargo, como permitir que a alguien más le hicieran lo que a mí.

En fin, así fue que decidí que ese chico sería mi protegido, pasábamos todo el día juntos, por suerte estábamos en la misma clase y cuidarlo era más fácil, cuando salíamos de la escuela nos íbamos juntos a mi casa y su mamá pasaba por él al anochecer.

Al irse, tomaba una botella con agua y me despedía para ir a dormir, o eso les decía a mis padres, lentamente abría la ventana de mi cuarto y de un salto caía al jardín, de manera muy sigilosa para que nadie lo notara, de puntitas atravesaba el patio y salía en dirección a su casa, me escondía entre un par de matorrales a un costado de su puerta  en donde esperaba aproximadamente 20 minutos a que se apagaran las luces de su casa, con esfuerzo me metía por la ventana de su cuarto en donde él me esperaba despierto aun, me colaba en su cama y fingía dormir hasta que él lo hacía , me gustaba verlo dormir y el ruido que hacia su respiración, no notaba el momento en el que el sueño me vencía, hasta el día siguiente justo a las 6 de la mañana en que sonaba mi despertador para emprender el camino de vuelta a casa, mis padres nunca se dieron cuenta, siempre procure ser muy cuidadosa.

¿Cómo no volverte mejor amiga del chico con el que estas todo el día?, ¿Cómo no conocer sus defectos y manías?, Sus hábitos y costumbres, que odia el café, pero ama el chocolate caliente, sería imposible no notar que frunce el ceño cuando está muy concentrado en algo, que muerde el lápiz al hacer un examen, y esa costumbre tan extraña que tiene de tronar sus dedos a un lado de su oído cuando siente que se está quedando dormido en clase.

Como dije, mi vida no es perfecta, pero para mí lo es con él a mi lado.

Hace un par de meses entramos a Bachillerato, desafortunadamente no en la misma institución y por más intentos que hice para que me cambiaran al mismo colegio, no fue posible, así que ya no nos vemos tanto como antes, ya no puedo estar esas 8 horas a su lado y eso me tiene muy deprimida, claro que lo veo al salir, él sigue esperando en mi casa a que vengan por él y yo sigo colándome por su ventana en las noches, pero ya no es lo mismo.

Hace un par de semanas conoció a una chica y su cara se llenó de alegría al describirla con detalle, delgada, cabello rojizo y pequeñas pecas que enmarcan sus hermosos ojos azules, de estatura promedio 1.60 aproximadamente. Es completamente diferente a mí, suena a que es muy hermosa, pero ¿realmente lo será?, o será que él la describe así porque se está enamorando.  

¿Quién se supone que es esa chica?, ¿Cómo estar segura de que no lo busca con intenciones de lastimarlo ?, ¿Por qué cree que tiene el derecho de hablarle a mi Abraham?; tengo que saber exactamente quién es ella y por qué quiere alejarlo de mi lado, ¡Porque estoy segura de que así es, lo quiere alejar de mí!, ¡No estoy dispuesta a permitirlo!

¡Hoy no iré a la escuela, tengo que seguirlo saber quién es el enemigo ¡

Llevo siguiendo a Abraham todo el día sin que se dé cuenta, pero hasta ahora no hay rastros de la famosa Clarisa, supongo que no va en la misma institución que él, sólo queda su partido de soccer, aquí no tengo que esconderme, acordé venir a apoyarlo.

Así que aquí estoy tomando mi lugar en la tribuna, justo en medio para que él me vea, que vea que lo apoyo en todo, pero, qué casualidad, una chica pelirroja se está sentando a mi lado, ella debe ser, me tomo unos minutos para observarla, creo que Abraham se quedó corto al describirla, es la chica más hermosa que he visto en mi vida,  de piel suave, ojos azules perfectos, cabello rizado y rojizo, delgada, para ser completamente franca está muy bien proporcionada, de busto y glúteos perfectos, aunque Abraham es tan tímido que seguro apenas y lo nota, seguro lo conquistó con su forma de ser, se ve que es alegre, entusiasta, ahora veo que no es mala, aquí está apoyándolo, dándole ánimos y echándole porras; mis pensamientos son interrumpidos por la pronta llegada de Abraham, quien se acerca para besar los labios de Clarisa, ni siquiera me notan, pero entonces él cae en sí;

• ¡Madeline!, no creí que vendrías, Te presento a Clarisa, ella es la chica de quien te hable, la que me ha conquistado, ¿verdad que es linda?

(me tiembla la mano, pero la extiendo hacia ella igual)

• Mucho gusto, encantada de conocerte, es verdad, Abraham me ha hablado mucho de ti, soy Madeline, su mejor amiga.
• ¡Qué bueno conocerte al fin!, también me ha hablado mucho de ti, de lo buena que eres y como lo cuidaste desde secundaria.
• Tonterías, sólo hice lo correcto, además, Abraham me necesitaba, no hay cosa que no haría por él.
• Bueno bueno chicas, dejen de hablar tanto de mí que me van a sonrojar.

Suena el silbato y Abraham vuelve a la cancha; de repente no me siento tan bien, debo marcharme a casa así que me despido de Clarisa y le pido me disculpe con mi amigo.

Apenas al llegar a casa escucho la voz de mi madre preguntándome sobre el partido y la escuela, respondo rápido pues no quiero que haga muchas preguntas y note que no asistí al colegio, me despido y voy escaleras arriba a mi habitación.

Sigo sin sentirme del todo bien, ¿Qué es lo que me está pasando?, me recuesto en la cama y cierro los ojos intentando conciliar el sueño, pero no puedo, con los ojos cerrados solo me vienen a la mente las imágenes de Clarisa y su hermosa sonrisa en esos labios rosas, no entiendo por qué no puedo sacármela de la cabeza.

Suena mi alarma, no sé en qué momento me quedé dormida, no pude ir a casa de Abraham, miro mi teléfono y son las 6 de la mañana; tengo un mensaje sin leer, lo abro, es de él;

• Madeline, necesitamos hablar, ¿podemos vernos en la cafetería de siempre al terminar las clases? 
• Claro, te veo ahí a las 3 pm en punto ¿Todo Bien?
• Perfecto ahí nos vemos.

Son las 2:30 pm, justo terminando la escuela, voy camino a la cafetería, no puedo dejar de pensar qué es lo que estará pasando, ¿por qué no respondió si todo estaba bien?, ¿será que algo le pasa y no me lo quiere decir?

Cuando llego él ya está en la mesa de siempre, me acerco hasta él y lo saludo, no tiene muy buen aspecto, está algo pálido y ojeroso.

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