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Poema: "El olvido"


Enviado por   •  14 de Febrero de 2019  •  Apuntes  •  432 Palabras (2 Páginas)  •  102 Visitas

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El olvido[pic 1]

Algo que existió, pero jamás volverá…

El olvido.

Es un juego infantil que es inocente y despiadado a la vez.

Mientras nuestras almas se separan, y luego vuelven a encontrarse, una melodía suena arrastrada por el viento. La verdad que se oculta al otro lado de la ficción.

Recuerdos largo tiempo olvidados.

Amor, sueños, vida, plegarias. Nadie puede seguir adelante si olvida todo eso, sin embargo…

Esta es la melodía de la sinceridad y éste no es el cuento de 2 personas.

La ciudad pacífica

La ciudad es tan pacífica como siempre, como una vieja cabaña en algún lugar recóndito donde se desconoce su ubicación; solemne, inmutable y monótono. Todos a diario repitiendo los mismos deberes. En el mundo en el que vivimos es como si fuéramos los actores de una obra, cada quien actuando y sometiéndose bajo un papel distinto, pero que a su vez termina siendo el mismo. En esta ciudad incluso un indigente que puede morir de hambre al día siguiente, incluso él, es un actor permanente de esta ciudad carente de imaginación. Lo mismo sería si hablamos de un millonario, ese es su papel, esa es la clase de títere que es. 
En esta ciudad incolora e insípida sólo podemos encontrar eso, personas sometidas bajo ese tipo de reglas, momentos de tristeza más que de alegría. 

-Todo avanza tan lento, imposible romper con esta rutina ya establecida.
Sentado en la banca veo pasar el tiempo, escucho risas pero no encuentra la gracia, ni siento la felicidad, veo a los niños correr y a las personas hablar , yo estoy aquí solo, mi orgullo no me deja acercarme a ese grupo, tampoco lo deseo, me pregunto cuando pasará algo bueno, espero… pero no pasa nada.
Un ruido molesto me hace voltear, me doy cuenta que es el sonido de un reloj.
Vuelvo mi vista y me doy cuenta que las risas eran por un compromiso, los niños eran del matrimonio ya hecho, las personas hablando eran de una reunión de aquellos que alguna vez fueron niños y el grupo al que quería acercarme…
Comprendí que la ciudad pacifica era yo, siempre fui yo, lo solemne e inmutable eran parte de mí, eran mis ojos los que veían lo monótono e incoloro, pero ya es demasiado tarde porque lo veo desde otro tipo de lugar, mi presencia jamás fue vista y nadie nota mi ausencia.

 

En aquel entonces los espejos eran quemados, ninguna casa, ningún hombre, ningún contrabandista debería tenerlos, los espejos revelaban lo más recóndito de su ser; pero había uno cuya función era imparable, existía desde hace mucho tiempo y era imposible de destruir.

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