Resumen de novela la gota de agua

Resumen de La gota de agua

Se decía que no había matrimonio tan dichoso como el de doña Fermina y don Juan de Dios. Vivían humildemente en una casa donde hasta los muebles más finos los hubiera rechazado un campesino. Un día un criado llama a la puerta para pedir ayuda para una enferma, después de discutirlo con su esposa y de darse cuenta que se trataba de la baronesa, se fue a atenderla.

Al regresar, le platicó a su esposa lo que le había sucedido:  después de que la baronesa dio a luz a su hija en el palacio con cientos de criados a su disposición, cuando iba saliendo de ahí una señora lo detiene pidiendo ayuda para su vecina, que estaba a punto de dar a luz. Las niñas nacieron el mismo día, y aunque crecen juntas eran de completamente diferentes clases sociales. Benigna, hija de la nodriza, era fea, bajita y su cuerpo no tenia la mejor figura mientras que Camila era hermosa, tenía muchas riquezas y era bien educada.

La nodriza muere y Benigna muere de tristeza, a parte de esta tragedia, también se rompe su amistad con Camila por haber roto su muñeca. Una noche, el hijo del barón les roba dinero a sus propios padres. A la mañana siguiente, cuando la baronesa se da cuenta que le falta una cantidad grande de dinero, culpa a Benigna y la encierra hasta descubrir quién había sido el culpable.

En ese tiempo la salud de Benigna se deteriora y llaman al dr. Juan de Dios. Aquí la niña se desahoga contándole todas las injusticias que pasaban en su vida y cómo ella se comparaba con los hijos de la baronesa y el barón.  En eso, ve dos gotas de agua que caen, una que se pierde en la fuente y la otra que cae en la arena sin dejar huella alguna y murmuró “ Así somos nosotras; Camila la gota de agua que enriquece la fuente, yo la que absorbe la tierra, sin que de ella quede rastro ni memoria.”

Benigna ya estaba delirando y empieza a contar, sin conciencia, el suceso del robo. Sus padres se enteraron y suplicaron al doctor que no dijera nada. Luego la madre dijo: “¿Qué importa que acusen del robo a Benigna? ¿Qué tenía esa muchacha que perder? Ni nombre, ni familia, ni hogar…” Ni al final de su vida respetaron su dignidad.

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