ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Romanticismo en Latinoamérica


Enviado por   •  10 de Octubre de 2014  •  1.157 Palabras (5 Páginas)  •  356 Visitas

Página 1 de 5

ROMANTICISMO LATINOAMERICANA

El romanticismo en Latinoamérica fue importado de Europa a finales del siglo XVIII y principios del XIX, comienza en 1780 con el movimiento de emancipación en Latinoamérica y luego con el surgimiento de algunas guerras civiles, todo tras el ideal de independencia, el cual comenzó con Brasil en 1822 y de allí en adelante con la independencia de más países.

El romanticismo fue el que propuso con creciente nitidez desde 1830 unos ideales, un estilo y unas actitudes bien distintos de los de la época colonial que se había dejado atrás y que se quería olvidar; o al menos reinterpretaren las áreas donde el empeño de rechazo no se dio de manera tan radical. Afín de cuentas, el movimiento romántico vino a cohesionar los intereses comunes y las mismas señas de identidad de las burguesías criollas. Dos de los aspectos que se maximizaron en América: uno, fue el nacionalismo y la búsqueda de lo originario; incluyó el nacionalismo lingüístico más certero en la insistencia que en los hallazgos verdaderos. Otro fue la identificación de cambio literario y transformaciones sociales y políticas. Los escritores que se adhirieron al credo romántico hicieron de él un arma política, sacrificando a menudo la creación literaria en aras de la eficacia política de sus escritos. No es de extrañar, por tanto, que fuera la narrativa el género literario más fecundo, mientras la poesía era las más de las veces descuidada cuando no infravalorada. La literatura latinoamericana nace propiamente con el Romanticismo junto con objetivos misioneros, tales como definir las identidades nacionales

Diferenciándolas de España, reconocer las características geográficas e históricas, revalorar el pasado prehispánico y combatir la esclavitud, revelarlos usos, costumbres y tipos populares, plasmar los hechos heroicos de la insurgencia y las luchas posteriores en defensa de las soberanías, para crear conciencia nacional y tradición cultural.

Se define como una actitud de inconformidad e inadaptabilidad que se manifiesta de dos modos: rebeldía y retiro. Este movimiento encontró condiciones propicias en suelo americano inspirado en gran parte por la Revolución Francesa. Aquí en América las guerras de Independencia eran románticas: La lucha por la libertad, Grandes hazañas militares, La participación del plebeyo en algunos países y condiciones anárquicas. En América, el romanticismo encuentra su mejor expresión en la poesía y la novela. En teatro a diferencia de Europa no tuvo desarrollo por falta de grandes centros urbanos.

El Romanticismo se caracterizó por su entrega a la libertad de pensamiento y su idealización de la naturaleza. El contacto con la realidad era mínimo, y el predominio de la fantasía enorme, sólo superado por el del sentimiento. Para entender el origen del enfrentamiento social e interno que se producen los territorios americanos hay que valorar el marco social y económico en el que se producen y que marcará la evolución de la actitud tanto de grupos sociales como de los diferentes territorios.

El origen del criollismo corre paralelo al desarrollo de las sociedades americanas desde el siglo XVII. Los criollos constituyen la oligarquía

El periodo de la guerra de América Latina:

Terminada la Segunda Guerra Mundial se hizo evidente que la luna de miel de la alianza militar entre los Estados Unidos y la Unión Soviética no podría prolongarse mucho más. Los encuentros en Teherán (Noviembre, 1943), Y alta (Febrero, 1945) y Potsdam (Agosto, 1945), sucesivamente configuraron lo que sería el mundo de postguerra. Tras la caída del régimen nacional socialista de Hitler, el mundo quedó dividido entre las democracias liberales capitalistas, Estados Unidos y el Reino Unido, y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sus aliados, cuya figura fue Joseph Stalin. Había nacido la Guerra Fría que determinaría la historia humana todo el siglo XX, desde Corea a Viet Nam, desde Angola a Cuba, desde Chile a Nicaragua.

Esta división del mundo en dos polos políticos, económicos y militares tomó la forma explícita de un muro en Berlín en la década de los sesenta. Para todas las naciones del orbe existieron dos formas de organizar la sociedad: Capitalismo o Socialismo. Si bien algunos países intentaron una suerte de camino intermedio de países No- alineados como la India de Ghandi o la Yugoeslavia de Tito, las grandes potencias se encargaron de administrar en todo el planeta el equilibrio nuclear que en la jerga de la época se llamaba MAD (Mutual Assured Destrucción) y cuyo punto más álgido fue la crisis de los misiles en territorio cubano en octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de su destrucción.

Al examinar retrospectivamente la segunda mitad del siglo XX en lo que concierne a América Latina, se puede advertir que, con la excepción de Cuba, todo el continente fue convertido a sangre y fuego en zona dólar o patio trasero (Backyard) de Estados Unidos. Este hecho puso a la orden del día conceptos estratégicos de defensa hemisférica a la que se subordinaron los gobiernos latinoamericanos con muy poco margen de negociación. De hecho, así como Stalin sometió a sus aliados por la fuerza de las armas (el caso de Praga es el más emblemático); Washington hizo exactamente lo mismo, instalando dictaduras militares en todo el continente, cuando no, invadiendo territorios abiertamente como en República Dominicana o Panamá.

Para desgracia de los latinoamericanos, todos sus problemas históricos y sociales fueron teñidos por la oposición planetaria de la Guerra Fría. De este modo, todo reclamo democratizador frente a sociedades tan injustas como arcaicas, con un profundo sentido oligárquico, se vio envuelto en la oposición capitalismo versus socialismo, propio de ese periodo histórico. Esta tensión determinó la intervención norteamericana en los países latinoamericanos, derrocando gobiernos democráticos desde Jacobo Árbenz hasta Salvador Allende. Esta misma tensión atravesó a cierta izquierda latinoamericana que, por una parte se subordinó a las coordenadas internacionales de la Guerra Fría, mientras, al mismo tiempo se arraigaba en la cultura popular de sus respectivos países.

Tras el ocaso de los socialismos reales y el advenimiento de la llamada “globalización”, se abre en nuestra región una oportunidad histórica para replantear demandas políticas y económicas cuyo horizonte no podría ser sino la profundización de nuestras democracias y la abolición de los excesos e injusticias promovidas por el neoliberalismo. La forzada dicotomía entre el mundo capitalista y el mundo socialista, propio de la Guerra Fría, es hoy opacada por la contradicción histórica entre sociedades oligárquicas excluyentes y sociedades democráticas y participativas.

El imperativo político latinoamericano, en la hora actual, no es otro que avanzar hacia formas democráticas capaces de acabar con la insultante miseria y desigualdad de los más, formas democráticas en que los derechos humanos y las libertades civiles y el pluralismo sean una realidad tangible. Una democracia, en fin, que promueva la paz y no la carrera armamentista, una democracia que promueva la integración regional y no añejos nacionalismos. En un mundo que va dejando atrás las cicatrices de la Guerra Fría, ha llegado el tiempo de repensar América Latina como espacio propicio para un cambio genuino y profundo que nos lleve a participar del mundo global con la dignidad de todos sus pueblos.

...

Descargar como  txt (7.4 Kb)  
Leer 4 páginas más »
txt