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Siglos de Oro


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  463 Palabras (2 Páginas)  •  234 Visitas

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Siglos de Oro

Gloria Santos Guzmán 123673 A 4 de febrero del 2014

Égloga I, Garcilaso de la Vega.

Las églogas se caracterizan por tener un monólogo pastoril cantado y tratan temas de la naturaleza, así como del sufrimiento amoroso. La estructura métrica es un soneto compuesto de endecasílabos con una rima en su mayoría de forma ABCBACCCCCCDCD, ABCBACCCCDDEDE. En ésta Égloga de Garcilaso las marcas del tema son muy perceptibles. Inicia contando la historia de dos desdichados pastores que sufren por el amor de su amada. El primero es Salicio quien se queja por el abandono de Galatea. Los elementos de la naturaleza como son los paisajes verdes, los ríos, las montañas y animales que en conjunto crean una empatía del protagonista con su entorno se presentan de ésta manera utilizada para expresar el cambio de los días dichosos al presente desolado: ‘’…por ti la esquividad y apartamiento del solitario monte me agradaba […] y dulce primavera deseaba. ¡Ay, cuanto me engañaba!’’, ‘’ Con mi llorar las piedras enternecen su natural dureza y la quebrantan: los árboles parece que se inclinan […]’’. Continúa reclamando a quien él regaló su amor y la vergüenza de verse abandonado: ‘’…dando a quien diste el corazón malvado, quitándolo de mi con tal mudanza que siempre sonara de gente en gente’’. Finalmente, el narrador describe a un Salicio resignado que ha rompido en llanto, mientras comienza el canto de Nemoroso.

De igual manera, los distintivos se presentan en sustantivos y adjetivos como: aguas, puras, cristalinas, árboles, verde prado, aves, donde se refleja el estilo renacentista expresado con la purificación del amor a través de las figuras terrenales. Nemoroso lamenta la muerte de todo lo que rodeaba la imagen de su amada Elisa: ‘’Aquesto todo agora ya se encierra, por desventura mia, en la fría, desierta y dura tierra.’’. Más tarde, el autor crea nuevamente una empatía entre el paisaje y el segundo protagonista, cuando habla del quejoso ruiseñor que ha perdido su amado ramo y canta con un tono entristecido al igual que él mientras cuenta su pena al son de su llanto. Al final hay una divinización de la mujer de Nemoroso donde él le pide ser libre para estar con ella, que le consiga la muerte. Solo así, será capaz de escapar del miedo a perderla. El narrador concluye la historia dibujando a dos pastores llorando eternamente.

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