Soñar Con La Ciudad

Soñar con la Ciudad

Con un ritmo ágil y diferente en su arquitectura narrativa a La Danza de las Mariposas y La Ventana Abierta, Ramón Fonseca Mora afirma, una vez más, su calidad literaria con la reciente novela galardonada con el premio Ricardo Miró 1998: Soñar con la ciudad.

En las laderas del cerro Tuteme, que puede ser cualquier punto geográfico de la América Criolla, allí en esos áridos despeñaderos una familia rústica agota sus esperanzas ante una sequía natural y social al cual trágicamente los asedia. Es el angustioso drama de una vida de miseria, trabajo rudo y tristezas de los numerosos náufragos de una tempestad apocalíptica llamada ignorancia y pobreza.

Ramón Fonseca Mora confronta con autenticidad descriptiva la muerte lenta de los que con sudor, sangre y lágrimas siembran paciencia en los latifundios de "un capitalismo salvaje" al decir del Papa Juan Pablo II. El caminar fraternal con el cura Héctor Gallego se hacen vida literaria en una prosa tierna, realista y preñada de metáforas.

Soñar con la Ciudad involucra rápidamente al lector con los constantes y acertados diálogos, el lenguaje coloquial es utilizado con habilidad para crear suspenso e interés en la significativa trama. Asimismo las referencias eróticas, sociales y las paradójicas conductas éticas complementan las sensibles imágenes de la típica ingenuidad campesina. Todos los recursos narrativos hacen fácil la lectura pues la expectativa es creciente con cada página que se devora.

Y es que las aventuras de Olga y Manuel al salir de Tuteme en busca de su hermana María, perdida en la gran ciudad, son parte de un sentimiento muy humano: la decisión de solidaridad de una humilde familia de aldeanos ante los suyos.

La novela de Fonseca Mora confronta con sutileza todas las pasiones y actitudes de los hombres, es una obra para los lectores de todas latitudes y en nuestro caso patentiza que a los marginados panameños del campo sólo les queda soñar con la ciudad: la fabulosa Panamá.

Soñar con la ciudad es una historia que te pone en contacto con el machismo campesino, la ingenuidad de las jóvenes que a veces se vienen a la ciudad en busca de una mejor oportunidad, y de cómo el alcoholismo está destrozando a miles de familias panameñas. La novela es como dijo el mismo autor “una buena sopa literaria”, que se disfruta porque son escenas de la vida que nos tocan acá en medio de las luces y el bullicio de la ciudad, pero que también penetran tierra adentro, hacia donde siempre hay que voltear nuestras miradas.

...