Texto narrativo Antes que yo

Antes que yo

¡El año 2035 al fin había llegado!, la población mundial se encontraba vacunada y el odiado virus por fin había desaparecido, o al menos eso fue lo que creímos.         Me encontraba acostado en el sofá viendo las noticias junto a mí persona favorita, al parecer en varias ciudades del país se estaban dando contagios de un virus desconocido, entre las mencionadas se encontraba la nuestra. En resumen: debíamos continuar tomando las medidas de seguridad. Decidí no tomarle importancia y apartar la mirada del televisor, pues vivíamos en un lugar alejado a la zona en emergencia; además, ya teníamos todas las dosis de la vacuna puestas. Somos inmunes, pensé. Sin embargo, al fijar la mirada en mi amado, pude notar preocupación en su hermoso rostro y de inmediato supe que yo era el causante de esta.

Los días pasaron y las visitas al supermercado se hicieron continuas para adquirir los víveres necesarios, por lo que mi querido novio decidió hacerse cargo de ello. Al día siguiente comenzamos a vivir una terrible pesadilla. Mi amado se encontraba más pálido de lo normal, pude notar cómo daba todo de sí mismo para sonreír y hacerme creer que todo estaba bien. Por la noche logré escucharlo vomitar reiteradas veces; fue en ese momento en dónde la preocupación me invadió; minutos después recibí un mensaje de su parte diciéndome que lo mejor sería mantenernos alejados por unos días, por lo que decidió aislarse en el cuarto de invitados, este se encontraba alejado del nuestro, en dónde yo me encontraba. No me imagino lo difícil que debe ser hacerse cargo de alguien que sufre de cáncer en plena pandemia, mucho menos cargando con el virus y luchando día a día para permanecer con vida.

Una semana había pasado, conversábamos constantemente por mensajes; sin embargo, no era lo mismo. Me hacía mucha falta su compañía y muestras de afecto, pero entendía su posición, él solo quería protegerme. La tarde llegó y tuve una sensación extraña en mi interior, lo que algunos podrían llamar un mal presentimiento. La casa estaba muy silenciosa, no sé escuchaba ningún gemido de dolor por parte de mi novio, algo que ya se me estaba haciendo costumbre de escuchar día a día. Decidí acercarme a la habitación de invitados y lo vi, tendido en el piso, con su mirada fija el techo; un grito desgarrador salió de mí, él yacía muerto en el suelo.  Jamás volvería a escucharlo reír, jamás volvería a ver su tierna sonrisa y su mirada llena de amor, esa mirada que me dejaba completamente embobado, esa mirada en la que podía ver toda una galaxia. El amor de mi vida se había ido, se había ido antes que yo.

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